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Haciendo arreglos

— Charlie, no te pongas así, discúlpame tú a mí— dijo él con rostro afectado— debe ser el estrés de estar con los banqueros. 

Ella sonrió, se dio cuenta que Emma era un tema que le afectaba notablemente a Nathan, así que mejor quedarse quieta, decidió preguntar lo que realmente era importante en ese momento. 

— Cuéntame ¿ En qué trabaja mi padre específicamente?— preguntó con timidez. 

—Al inicio estará a prueba para saber que tan proactivo es a nivel de cuentas y negocios, ya veras que le irá bien— dijo él— ¿Cuando te parece mejor la boda, en una o dos semanas? 

— Quedamos que en dos sería mejor — dijo ella— dejémoslo así. 

— ¿Tienes tu documentación a la mano para ir adelantando los trámites?— dijo él. 

Ella buscó y le enseñó los que él le pedía, entonces él preguntó:

— ¿Tienes una cuenta bancaria? 

— Sí,¿ para que la necesitas?— preguntó extrañada. 

— Para hacerte una transferencia y puedas tener para tus gastos y compres tu vestido o ajuar de novias sin que yo lo vea— respondió él. 

Ella lo miró extrañada y dijo:

— No me digas que crees en eso de la mala suerte al ver el vestido antes del día de la boda. 

El rió de buena gana y respondió:

— No para nada, la verdad es que no tengo mucho tiempo para ir de compras— dijo él sonriendo. 

— Sí entiendo— dijo ella.

— Charlotte, debo irme, mañana nos reuniremos con la persona que realizará la boda y ver que requiere para que estemos pronto  casados, te estaré avisando, me llevo todo par transferir el dinero, quiero que también compres un teléfono más actualizado— dijo Nathan, se levantó y ella lo acompañó hasta la salida. 

Ella se quedó pensando en el giro que estaba dando su vida ahora, un giro que siempre creyó que vendría por estar con Austin, lo había conocido un mediodía que le había llevado almuerzo a su padre por quedarse dormida, casi la atropella con su auto. 

Se había disculpado con una espléndida sonrisa y diciéndole su nombre, ella también se había presentado y vino la pregunta de rigor. 

—" ¿Trabajas acá? "Sonrió con amargura al recordar ese día. 

— No, mi padre trabaja como oficial de seguridad— había dicho ella— vine a traer su almuerzo. 

— ¡Qué buena hija eres! — respondió él. 

Después de ese incidente, parecía que estaba a verlo cada día, una tarde había ido a buscar dinero para comprar alimentos en el trabajo de su padre y también había decidido decirle que buscaría  un trabajo y dejaría la universidad, era demasiado peso para él sólo, había pasado por un café y vió que solicitaban camareras, decidió preguntar y quedó contratada al día siguiente empezaría. 

Su padre no estuvo de acuerdo, pero realmente necesitaban reunir dinero para hacer reparaciones en la casa, en ese café al parecer era el punto de pernoctar de Austin Wilson, cada mañana lo veía, y además él después de varias semanas viéndola decidió hablarle. 

—¿Por qué trabajas en este lugar?— preguntó Austin. 

— Porque a diferencia tuya,  necesito trabajar para comer— le había respondido. 

— Lo siento, no me gusta ver que sirvas mesas, eres muy bella, deberías ser una modelo, una mujer sofisticada— le había dicho él. 

Así habían iniciado una bonita amistad y poco después le pidió que fueran novios, ella aún escéptica le había respondido:

— ¿Tú me vas a hacer creer que un hombre de dinero, que viste bien va a querer una novia como yo? Soy pobre, tú eres rico, millonario. 

— Eso no tiene nada que ver, me gustas tú, no me importa tu estatus,— había insistido— eres lo que siempre soñe para mi Charlotte. 

— No Austin, es demasiado el abismo entre nosotros— respondió ella. 

Cada día insistía en lo mismo, hasta que al fin ella decidió creer en él, 'que idiota había sido', pensó. Empezaron a salir, regalos bonitos, ropa, zapatos, insistiendo en que dejara el trabajo, que iba a darle lo suficiente para que no tuviera que trabajar, ascendería al padre de ella a un mejor puesto en la empresa, fueron muchas las promesas que le había hecho. 

Un día sucedió y estuvo con él, entregando su virginidad, estaba enamorada y creía fervientemente en él, había logrado convencerla de que realmente la amaba, hasta ese día, qué conveniente para él, ahora ella no era adecuada para esposa, no tenía dinero y había otra chica. 

Apretó los labios en un gesto de rabia y tristeza, nuevamente las lágrimas corrieron inevitablemente por sus mejillas,  dio rienda suelta a su dolor, jamás imaginó que estar enamorada doliera tanto, tendría un hijo de Austin, pero otro le daría el apellido, y hasta ahora su estatus económico sería diferente, ya no sería más una pobretona a la que todos humillaban. 

Un día le cobraría al cretino de Austin Wilson todas las burlas de las que imaginaba que le había estado haciendo, solo para conseguir que se acostara con él; ' maldito bastardo' 'te juro que un día voy a odiarte más de lo que ahora te amo, mal nacido'

Nathaniel estaba hablando con Gabriel Browning, éste era su mejor amigo. 

— ¿Estás seguro de que eso es lo que quieres? — preguntó Gabriel— mira que si te descubre te va a odiar para toda la vida. 

— Amigo, el matrimonio no se hizo para mí, además ni siquiera estamos enamorados— dijo él— todo ésto es para que Meredith no se disponga a vender la empresa fraccionada y salirse con la suya. 

— ¿Y no es mejor eso Nathaniel? Sacarás una excelente tajada millonaria de ese negocio— aconsejó su amigo— y volviendo a lo de tu chica, me da cierto temor engañar a esa muchacha, ya viene de un engaño, quedando embarazada, piénsalo bién. 

— ¡Ya está pensado mi amigo, hazte un certificado matrimonial falso, y busca todo el asesoramiento posible, para que ella no sospeche nada— dijo Nathan decidido e inamovible. 

— ¿Y el niño?  ¿Será falso también el que le des el apellido? — preguntó Gabriel. 

— Eso si no me gustaría, al final es un bebé y no tiene la culpa, pero lo convertiría en mi heredero— dijo Nathaniel meditando. 

— ¿Cuánto tiempo piensas estar casado con Charlotte? — preguntó Gabriel interesado. 

— No lo se, quizás un año después que nazca su hijo, la verdad eso no me preocupa ahora, solo quiero casarme para asegurar mi patrimonio, de verdad que mientras más rápido lo hagas, menos tiempo tengo de no perder lo que mis padre y abuelos lograron con tanto esfuerzo.

— Yo ya te lo advertí, no me vengas después— dijo Gabriel— vale la pena casarte con esa chica, es muy hermosa. 

Salió a su casa, por cierto que necesitaba hablar con Meredith, necesitaba una parte de la casa para vivir con Charlotte, ella no seguiría en esa horrorosa casucha, esa misma semana los llevaría hasta la casa de su padre después de todo había suficiente espacio para todos. 

— Hola Meredith, podemos hablar un momento— dijo al verla en el gran salón.

— ¡Hola cariño! — saludó— será un gusto escucharte. 

— Como te dije ayer, voy a casarme y mi novia y su padre vendrán a vivir conmigo— dijo Nathaniel—necesito que pidas que preparen dos habitaciones para ellos y obviamente que una vez que nos casemos dormirá conmigo. 

— ¡Nathan por Dios!— dijo la madrastra— si ya espera un hijo tuyo, es obvio que ya han estado juntos, mejor mudate a la habitación dónde tu padre dormía con tu madre, que es más amplia y allí duermen como la pareja que son. 

— Tienes razón, es una excelente idea— dijo él, reconociendo la buena sugerencia— ¡Gracias Meredith! 

— ¡Para que veas que no soy tan mala!— dijo asomando una sonrisa— estoy ansiosa por conocer a tu prometida.

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