CAPÍTULO 163. Los Leal—¿Por qué vinieron a este sitio? —preguntó Javier con nerviosismo porque al parecer él había sentido exactamente lo mismo que su hermano.—Ya sabes que la hermana de Naiara se está muriendo aquí en el hospital —respondió Samuel—. Seguramente el juez le concedió a Rafael que pasara para despedirse de su hija.—Ya veo... —murmuró Javier, mientras los dos se hacían a un lado para no estorbar ni en la entrada de la sala de Urgencias, ni a los policías judiciales que estaban a punto de sacar a Rafael de aquella camioneta.Sin embargo, el maldito mal presentimiento que traían los dos no sería gratuito. En el mismo momento en que las puertas de la camioneta se abrieron, lo único que se vio fue un cuerpo que embestía furiosamente contra el policía que cargaba las llaves, y un segundo después, Rafael pateaba al hombre en la cara mientras Francisco hacía todo lo que podía por quitarle las llaves.Los gritos no se hicieron esperar, y por supuesto, antes de que otros dos po
CAPÍTULO 164. Dos noticias.La única razón, absolutamente la única que tenía Francisco Leal para estar en aquel lugar era que el juez le había concedido a Rafael cinco minutos para que pudiera despedirse de su hija moribunda.Todo se había descontrolado en un solo instante, y ahora tenían otro desastre entre manos.Naiara tuvo que hacer un esfuerzo desesperado para lograr que Samuel se levantara del suelo de aquel estacionamiento, y luego los dos corrieron como pudieron hacia el interior del centro de salud.Y por supuesto que mientras él caminaba de un lado al otro, aguardando desesperadamente por noticias, ella se encargó de avisarle a todas las personas que necesitaban venir a apoyarlo. Porque si algo era tristemente cierto, era que si Javier no sobrevivía a aquella operación, entonces Samuel perdería la última familia de sangre que le quedaba.—Todo va a estar bien —le dijo, intentando que se sentara y rezando con todo su corazón para que Sergio llegara lo más rápido posible—. Por
CAPÍTULO 165. Una sola familiaNo había dudas de que a veces la familia del corazón era más importante que la familia de sangre. Samuel siempre lo había sabido, y se hizo más patente que nunca cuando fue el señor Baker en persona el que se ocupó del funeral y el entierro de Nadia, para que Naiara y el abuelo Félix no tuvieran que pasar por el dolor de encargarse de eso.Dos días después, y para tranquilidad de todos, Javier por fin abrió los ojos y la primera persona a la que encontró a su lado fue a su hermano, medio ojeroso, bastante cansado, pero indudablemente feliz de tenerlo con los dos pies en el mundo de los vivos.Un instante más tarde, Samuel gritaba para que un médico viniera, y en los siguientes minutos revisaban a Javier hasta convencerse de que ya estaba fuera de peligro.—Tengo que decirlo... la edad no te hace bien... —murmuró Javier mirando a su hermano, que frunció el ceño sin comprenderlo—. Tus días de gloria ya pasaron, ahora te vas a poner gordo y panzón mientras
CAPÍTULO 166. Una nueva vida para todosDespedirse del pequeño Alejandro no fue fácil para sus tíos, pero Naiara había tenido razón y después de la muerte de Nadia las autoridades solo podían concederle la custodia a los Baker. Hicieron por supuesto de hacer una nueva prueba de paternidad y un mes después la familia hacía una linda cena de despedida, porque muy pronto lograrían trasladar a Justin a una cárcel en los Estados Unidos y los Baker también se irían de regreso con su nieto.—Me encantaría decirles que se quedaran, sería maravilloso poder tener a Alejandro cerca —murmuró Naiara acariciando a su sobrino—, pero entiendo que allá podrán luchar un poco más para que Justin esté en una cárcel de mínima seguridad y puedan sacarlo pronto.El señor Baker pasó saliva pero finalmente hizo un gesto de asentimiento.—Lamento si es algo que te incomoda, pero sí, trataremos de hacer lo posible porque esté con nosotros y con su hijo antes de que Alejandro cumpla los doce años.Naiara le diri
CAPÍTULO 167. Una familia feliz—¡E' una ragazza! —exclamó el médico y Samuel abrió mucho los ojos hasta que él le dio la vuelta al bebé para mostrarle que era una niña.—¡Es una niña! —gritó Samuel emocionado.Un segundo después, sacaba la cabeza por la puerta del pequeño cuarto de hospital donde Naiara acababa de dar a luz, y le daba aquella noticia a su hermano, a Sergio y al abuelo Félix.—¡Alabado sea el Señor, es una niña! —exclamó el abuelo emocionado y, por supuesto, aquello fue el mayor motivo de celebración, porque tanto la bebé como la madre estaban completamente sanas y felices.Todavía pasaron un par de horas antes de que los dejaran entrar a todos a conocer a la nueva integrante de aquella familia, y para ese momento ya Rosy y Joaquín llegaban corriendo también, porque desde que Naiara había entrado en trabajo de parto les habían avisado, y ellos habían tratado de llegar lo más pronto posible.—¡Estás muy lento, Joaquín, muy lento! ¡Me voy a quejar con tu padre! —replicó
DONDE HUBO FUEGO... PREFACIOSINOPSISEra un cliché triste: chica buena se enamora de chico malo. Chico malo la lastima. Y habría podido ser todo un drama si ella hubiera sido menos valiente y él hubiera estado menos roto; pero Ximena era de esas chicas que sabían cuándo alejarse, y Javier era de esos chicos que no tenían solución. No había otro final para esa historia que no fuera la distancia y el olvido… hasta que el destino decidió ponerlos de nuevo frente a frente. La pregunta es: donde una vez hubo tanto fuego… ¿quedará algo todavía?PREFACIO—¿Estás drogado?... ¡Javier mírame! ¡¿Estás drogado!? —Y aquella pregunta de Ximena salía sobrando porque era evidente que él estaba hasta el pelo de coca.Quizás Javier pudiera creer que no lo aparentaba, pero para la muchacha, después de conocerlo de la forma en que lo había conocido por aquellos dos meses, era demasiado evidente que algo se había metido.—¡No pasa nada nada, estoy bien! —protestó él mientras apagaba la moto y se bajaba,
DONDE HUBO FUEGO... CAPÍTULO 1. Un karma instantáneoNueve años. Ximena vio aquel cartel enorme con el nombre de Villahermosa y detuvo el auto junto a él, sabiendo que, aunque por diferentes motivos, se había hacía nueve años entre lágrimas y regresaba de la misma manera.Su abuelo acababa de morir, y no era que hubiera dejado de verlo durante todo ese tiempo, porque el señor Montalbán en sus últimos años pasaba casi todo su tiempo en Madrid con sus hijos y Ximena lo visitaba casi todos los días. Pero había tocado la triste casualidad de que había fallecido en uno de sus viajes de vuelta a casa.Así que Ximena podía escapar absolutamente de todo menos del funeral de su abuelo. Hizo un esfuerzo por controlarse y siguió conduciendo hasta la pequeña villa familiar que tenían en el pueblo. Toda la familia se estaba reuniendo allí, y la verdad era que Ximena había preferido hacer todo el trayecto en coche desde Madrid solo para no tener que compartir tres horas en tren o una en avión con s
DONDE HUBO FUEGO... CAPÍTULO 2. Un "extraño conocido"Ximena Montalbán llevaba grabada en el alma a fuego vivo la última ve que había visto a Javier Leal; lo que lo había querido y cuánto la había lastimado, y sobre todo había logrado sobrevivir con la decisión de dejarlo atrás.Sin embargo era totalmente difícil reconciliar la imagen del chico desequilibrado por la droga, flacucho y siempre molesto y vestido de negro, con la imagen del hombre que tenía frente a ella en aquel momento. Quizás por eso no podía dejar de mirarlo como si estuviera presenciando un milagro o algo así.Se había estirando al menos otros diez centímetros, su cuerpo era al menos el triple de ancho, con músculos trabajados y precisos enmarcados por una camisa de hilo blanca y un pantalón beige de hilo, y la expresión de su rostro era serena aunque preocupada.—Lo lamento, lo último que quiero es molestarte... —murmuró él de pronto, rompiendo aquella burbuja en que los dos se habían quedado mirándose como si el mu