Dos hombres llevaron a Yudith y la dejaron en un parque donde Max ya la estaba esperando.Desde que Harris mencionó el nombre de Javier, Max supo enseguida de quién se trataba. Javier y Max, en el pasado, fueron socios, pero debido a los negocios ilegales y sucios que Javier hacía a espaldas de Max, él rompió.La sociedad con él, aunque Javier intentó quedarse con todo, ya que siempre ha sido un hombre avaricioso. Incluso intentó atacarlo en varias ocasiones, pero Max demostró que con él no se juega. Aunque. Max no es un hombre de atentar contra los más débiles sin motivo, alguno tampoco es alguien que se deja manipular ni tampoco le teme a nada ni a nadie. Max le dio a Javier una lección que jamás olvidaría y tomó su parte del negocio, decidiendo hacerse cargo de la empresa familiar que en ese tiempo estaba pasando por una crisis financiera debido a la ausencia de su padre.Cuando Yudith vio a Max salir del auto y acercarse a ella, su pecho le empezó a palpitar como loco. Fueron sol
No lo sé, solo quería tomar un poco de aire, eso es todo. respondio' —Yudith Está bien Ya pasó, pero espero que hayas aprendido la lección y no vuelvas a escapar de mí. ¿Entiendes? le dijo Max en un tono serio Yudith solo asintió. Max le dio un beso en la frente, y uno en la punta de la nariz y, por último, bajó a su boca y la exploró cada rincón con un beso apasionado y ardiente que se prolongó por un largo tiempo. Al día siguiente, después de asegurarse de que Max no estaba en la casa, Yudith sacó el sobre nuevamente y extrajo el contenido del papel que tenía un nombre escrito y un número de teléfono. Yudith no tenía teléfono, ya que eso también era una de las restricciones que Max le había impuesto cuando la aisló del mundo. Yudith Bajó a la cocina y tomó prestado ' 'él teléfono de la señora Nani• Hola. • ¿Sí, con quién hablo? - dijo una voz masculina al otro lado de la línea. • ¿Usted es Richard Casado? • Sí, soy yo. ¿En qué puedo ayudarte? Yudith le explicó la situación y e
Yudith levantó una ceja con sorpresa y preguntó:— ¿Cuál es el motivo para darme esto?Max, que estaba de pie a su lado, la jaló por una muñeca. Yudith, impulsada por su agarre, se levantó de la silla, pero Max hizo el intento de abrazarla por la cintura para sentirla más cerca. Yudith esta vez fue más rápida y lo esquivó, caminó y se alejó de él unos cuantos pasos. Yudith quería mantener su distancia, de él pues siempre que su nariz absorbía el olor penetrante y seductor que emanaba del cuerpo de Max, ni su mente ni su cuerpo pensaban con claridad.— ¿Qué sucede? — Max inmediatamente frunció el ceño y arqueó una de sus perfectas cejas con evidente molestia. Se sentía tan atraído que no quería estar ni un centímetro lejos de ella. — ¿No te gusta? — le preguntó a Yudith con un tono de impaciencia.— Es hermoso, — expresó pero ¿por qué me lo das a mí? — Ella repitió la pregunta mientras lo miraba a los ojos, ansiosa por escuchar alguna respuesta clara. — Debe haber algún motivo para dar
—Sólo aflojó su agarre cuando su boca probó el sabor metálico de la sangre que brotaba de la herida que llevaba la forma de sus dientes justo en medio de la espalda de Max.Max entró en la habitación y aseguró la puerta con llave. Luego depositó a Yudith sobre la cama. Yudith forcejeó con él nuevamente, pero Max subió encima de ella y la dominó con facilidad.—¡Suéltame, bastardo, mentiroso! —le gritó mientras lo fulminaba con la mirada.Los dos respiraban con ahogo mientras se miraban con intensidad.—Dime qué te sucede, ¿por qué estás tan enojada? Ya te dije, si no te gusta el collar, puedes pedir cualquier otra cosa. Entonces, ¿por qué estás haciendo tanto drama?—Dame el divorcio, eso es lo único que quiero de ti. Quiero ser libre —expresó Yudith con la voz ronca. y muy seria,Sus rostros estaban tan cerca que cada uno podía ver su reflejo en los ojos del otro. Max arrugó las cejas con incomodidad y molestia cuando ella mencionó el tema del divorcio por segunda vez, pero trató de
Después de un rato, Max salió del baño. Tras tomar una ducha, buscó en la habitación con la mirada a Yudith. No la veía en la cama; la encontró sentada en un rincón, abrazándose a sí misma, completamente dormida.Después de ponerse unos bóxers, la cargó con cuidado de no despertarla y la llevó suavemente a la cama. Se sentó a su lado y la observó por un momento. Ante la luz tenue de la habitación, el rostro de Yudith parecía angelical; su piel, blanca como la leche, brillaba como una perla bajo la luz de la luna, y sus largos rizos, negros como la tinta, estaban esparcidos por toda la almohada. Max se inclinó lentamente y depositó un pequeño beso en su frente. Al mismo tiempo, inhaló profundamente, llenando sus fosas nasales con el adictivo aroma de su cuerpo, ese aroma que lo volvía completamente loco mientras la miraba de forma posesiva.Yudith se movió, pero solo se volteó hacia el otro lado y no despertó. Estaba muy agotada después de haber luchado con tanta ferocidad.Al día sigu
CAPÍTULO 036Después trazó un camino de besos hasta llegar a su vientre, provocando pequeños escalofríos en ella. Cuando finalmente alcanzó su destino, el pantalón de pijama desapareció en un instante, al igual que sus bragas. Yudith se tapó la cara por la vergüenza que sintió cuando Max separó sus piernas, obteniendo una grandiosa vista de su intimidad. Pero ya era demasiado tarde para volver atrás. Su cuerpo ardía de deseo, ansioso por sentir placer.Los labios de Max rozaron su piel, explorando ambos pliegues. Trazó círculos lentos y luego rápidos sobre su botón de placer, siguiendo un ritmo que Yudith fue dictando poco a poco con sus movimientos de caderas y algunos gemidos que salían ahogados.Max introdujo un dedo en su centro, que ya estaba muy mojado, y luego otro. Yudith, con una mezcla de anticipación, dejó escapar un gran gemido que ya no pudo sostener más tiempo en la garganta. Se mordió los labios. Cada sonido que escapaba de su boca era una melodía sinfónica para los oíd
Por lo tanto, él se inclinó y plantó un beso en la cabeza de ella, que parecía estar muy cómoda recostada en su pecho. Cuando Yudith volvió en sí, Max ya había salido del baño. Ella misma pensó que quizás tuvo alguna clase de espejismo.Después de tomar una ducha, volvió a la habitación. Max ya no estaba y la puerta estaba entreabierta. Así que ella respiró con alivio. Fue a su habitación. Después de vestirse y comer algo, salió y tomó un taxi. Le entregó al taxista la dirección escrita del punto de encuentro.Un rato más tarde, el taxi se estacionó frente a un café ubicado en una zona urbana de la ciudad. Yudith buscó con la mirada dentro del café la figura que encajara con la descripción del hombre de mediana edad, alto y de ojos azules. Encontró a alguien con esa descripción sentado en la mesa del fondo. El hombre en cuestión estaba en medio de una llamada telefónica. Cuando ella se acercó a él con paso lento, el hombre se percató de su presencia y, con una mirada pasiva, le hizo u
Ya era casi mediodía cuando Yudith regresó a la casa. Encontró a la señora Nani muy angustiada, con el rostro pálido y las manos temblorosas.—¿Qué sucede, señora Nani? —preguntó Yudith, preocupada al ver el estado de la mujer.—Es... es que... —balbuceó la señora Nani, incapaz de continuar mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.Yudith se acercó y la tomó de las manos, tratando de calmarla. La señora Nani respiró hondo y, con voz quebrada, finalmente logró articular:—Es María, señora... me llamaron del hospital.Yudith entendió de inmediato. María ya estaba en su última etapa de vida cuando Yudith la vio. La enfermedad del cáncer le había arrebatado la resistencia. Yudith no pudo evitar sentirse triste.Las dos llegaron al hospital. Cuando entraron a la habitación, una enfermera las acompañaba. María aún no había muerto, pero ya estaba agonizando. Nani se acercó a la cama.—Gracias por avisarme —le dijo Nani a la enfermera. La enfermera tampoco podía ocultar la tristeza, al igual