―Señorita, ya está lista ―dijo la maquilladora.
Thalía pasó sus manos por el frente del vestido que quizás en otro momento le hubiera parecido hermoso. Hecho de encaje y delicados botones.
Era blanco, perfecto, virginal.
―Es hora de colocar el velo. ―continuo la mujer.
Sus ojos se encontraron con los suyos en el espejo.
―No puedo. ―susurró.
―Físicamente, es capaz ―dijo la mujer mientras tomaba su mano ―Son nervios de novia.
―No… ―repitió ella ―No lo amo.
―Señorita, no puede flaquear ―susurro mientras miraba al hombre de aspecto severo que vigilaba la puerta. ―No sé qué la obliga a hacer esto, pero sea lo que sea, estas personas no son simples.
Los labios color rosa de Thalía se apretaron sabiendo que tenía razón. Desde el momento en que aquel hombre le dijo que tenía que casarme con su sobrino, si quería que su tío siguiera viviendo, supo que era así.
—¿Puedes ayudar a colocarlo? ―ella le tendió el collar que estaba en su mano.
La forma del collar era un pequeño corazón, la mitad eran diamantes rosas y la otra mitad eran diamantes azules. Ella pareció dudar por un momento, luego extendió la mano y tomó el collar de mi palma y lo puso en su cuello.
A través del espejo, ella miró el corazón y recordó su promesa.
“Estaremos juntos toda la vida. Tú, eres el rosa, y yo soy el azul. Sin ti, no estoy completo”
Estas palabras se repitieron en su mente, él había desaparecido sin ninguna explicación. Durante dos meses completos, Thalía intentó descubrir su paradero, esperó recibir al menos una llamada, pero él nunca se comunicó.
«Hiciste una promesa tan importante con mucha facilidad, sabiendo que lo grabaría en mi corazón. ¡Pero me abandonaste cruelmente! Paolo, ya que no puedes cumplirla, ¿por qué molestarte en hacerla?»
Sus labios se alzaron con ironía, pensó que este día llegaría y que sería él quien la esperaría en el altar. En cambio, hoy iba a casarse con un hombre que ni siquiera conoce.
Sonó un golpe en la puerta, y un hombre irrumpió.
―Es hora de irse.
La maquilladora la miró con ojos complicados, y Thalía le devolvió la mirada rogándole en silencio que la ayudara. Pero no podía.
―Colócame el velo. ―dijo.
―Sí.
La mujer y el hombre apostado en la puerta la ayudaron a bajar del pedestal y recogieron la larga cola del vestido. Marcharon por el pasillo hasta la parte trasera de la iglesia. Y la mujer se movió para cubrir su rostro con el velo.
Thalia tomó unas cuantas respiraciones, cuando la marcha nupcial, comenzó.
CAPITULO 1: UNA BODA FRIAUna hora antes…―¡¿Porque tengo que casarme con esa mujer?!―Por qué obtendrás todo. Si quieres remplazarme y tener el poder será mejor que te presentes en esa iglesia.Enzo D’Luca no dijo nada más y salió de la oficina y casi al instante un vaso impacto con fuerza en la pared.―¡Maldit@ sea!―Jefe, ¿está bien?―Consígueme toda la información de esa mujer ―ordenó Máximo.Aun si la ira lo dominaba por completo y no deseaba ser controlado. Su tío supo cómo doblegarlo. Desde que perdió a su padre, se ha estado preparando para ese día, pero ahora lo obliga a casarse con una extraña como condición.Y el no acepta órdenes de nadie.―Jefe, estuve investigando por mi cuenta y no hay nada. Su tío ni siquiera dio un nombre. Es como buscar un fantasma.Máximo apretó los labios con fuerza y se dejó caer en su silla.—Señor… es hora de irse —informó Piero otro de sus subordinados.—¿Qué pasa si no voy a la iglesia? — preguntó a sabiendas, su tono guardaba ira e impotencia
CAPITULO 2: EL NOVIO SE HA IDOLa mujer tenía una sonrisa forzada en su rostro.—Lamento haberme perdido la ceremonia — mientras hablaba, sus ojos estaban fijos en las dos personas en el altar.Ella lo acaba de ver besar a otra mujer. Sus ojos se oscurecieron y les dijo fingiendo no importarle.—Iré a ver cómo está la organización del banquete. ―después de decir eso, se dio la vuelta y se fue.Alonso, la persiguió.—Iré contigo.Cuando llegó, Rebeca estaba en el auto, pero no arrancó.— De verdad estoy bien, no necesitas venir a consolarme. De hecho, ya sabía que nunca estaría con él. Solo tenemos una relación jefe y subordinados. Estaré bien, lo prometo.—Rebeca… — Alonso no sabía qué decir para consolarla.Ella era una mujer inteligente y fuerte, de hecho, no necesitaba el consuelo de nadie. Pero, aun así, la abrazó suavemente y dejó que ella apoyara su cabeza en su hombro, ella simplemente se mantuvo allí en silencio.Después de un rato, se retiró.—Alonso, cada uno de nosotros tie
CAPÍTULO 3: TE ODIOMáximo detuvo sus movimientos con rapidez.—Rebeca, no hagas esto ―sus ojos eran complicados ―Esto también me duele, ¿crees que no sé cómo te sientes?Ante sus palabras ella se quedó inmóvil, él rara vez la llamaba Rebeca. De acuerdo con las reglas de la empresa, debía mantener la distancia, cuando trabajaban en la empresa, la llamaba: asistente Miller.Máximo tomó sus manos y dijo en voz baja.—Déjame quedarme una noche. En este momento, mi tío debe estar buscándome, aquí es el único lugar donde no podrá encontrarme.Rebeca lo miró en silencio, era difícil para ella echarlo y en ese momento su corazón estaba lleno de angustia por él.—¡Solo por una noche! —dejo caer la frase, luego se dio la vuelta y entró a su habitación.Después de cerrar la puerta, se apoyó contra la puerta sin encender la luz. Solo la oscuridad podía protegerla y ocultarla bien, así nadie podía ver su debilidad, sus lágrimas. Ella ya había entrenado a su corazón para ser fuerte, pero él era su
CAPITULO 4: QUIERO DIVORCIARMEPiero estaba repentinamente nervioso, no esperaba que Máximo regresara, sus ojos subconscientemente miraron hacia arriba y vio la figura alta y fría mirando desde el balcón.—Señora… tengo que ver al jefe. ―se disculpó.No sabía lo que había pasado, pero sospechaba que las lágrimas de Thalía tenían mucho que ver con su marido. Thalía mantuvo la mirada en los pedazos rotos del cristal, algunos cortaron sus dedos, pero no le importó.Él dudó un momento y antes de irse le dijo a Elena.—Elena, cuida de sus heridas.—No te preocupes, tú ve con el señor, me ocuparé de sus heridas de inmediato —dijo el ama de llaves.Cuando Piero llego al estudio, llamo a la puerta, pero nadie respondió, empujo y después de escanear todo el estudio, no vio rastro de Máximo. Cuando estaba a punto de salir, lo vio aproximarse hacia él, se paró junto a la puerta y lo esperó.Máximo entró al estudio y pregunto sin rodeos—¿Hay alguna noticia de Paolo?—No… — tan pronto como mencio
CAPITULO 5: NO VAS A TENER AMANTESDespués de que Piero y Bruce se fueron, Máximo se sentó en soledad en su estudio durante largo rato. En los últimos días, había investigado a su nueva esposa y cómo su tío la obligó a que se casara con él. Solo había una pregunta sin respuesta.¿Por qué su tío recurriría a medios tan bajos para obligarla?Era consciente de que no podría obtener información de él, por lo que fue directamente a hablar con el hombre en cuestión. Busco al tío de Thalía, pero el hombre tampoco le dio ninguna respuesta satisfactoria. Él tampoco sabía lo que pasaba. Después de muchos días sin tener éxito, regreso a casa.Una hora después se levantó y salió del estudio. Elena estaba esperándolo en la sala principal, él preguntó sin rodeos.—¿Dónde está?—En el jardín señor, pero…— la mujer dudó en hablar.—Di lo que tengas que decir Elena, no lo pienses tanto — Máximo pensó en la expresión arrogante de su esposa cuando lo había enfrentado y la ira volvió a surgir en su coraz
CAPITULO 6: ¿CUÁNDO ME HARAS ABUELA? —¿Iguales? ¿Crees que nuestro estado puede ser igual? — Máximo dejo escapar una risa corta y sarcástica, luego se acercó a ella y dijo amenazante — ¿Ya olvidaste como te casaste conmigo? Sabes muy bien de lo que somos capaces. La voz era escalofriante. Se comportaba como si fuera un rey. Thalía bajo los párpados y sus ojos se nublaron, pero ella no dejo caer una sola lágrima. Nunca nadie había sido cruel con ella, tan poco amable. La persona que amaba en su corazón, nunca le hablaría con dureza, nunca le diría tales palabras. Pero ahora todo ha cambiado, él se ha ido y ella ya no es su princesa de cuento de hadas. Cuando escuchaba decir a otros que el destino era impredecible, nunca lo creyó. Para ella, su destino estaba ligado a Paolo desde el momento en que lo conoció. Ahora realmente lo sabe, el destino, además de ser impredecible, también puede ser cruel. La indiferencia de Thalía hizo que la rabia de Máximo estallara como un volcán. Él dio
CAPITULO 7: INTERRUPCION EN EL BAÑO. Thalía miró rápidamente a Máximo, solo para ver sus ojos burlones y una leve sonrisa en su boca, ella creyó que él lo rebatiría, pero, en cambio, dijo.—No te preocupes, madre, me esforzaré para complacerte…— Señora, el almuerzo está listo. — Un sirviente se acercó e interrumpió su charla.El viejo D’Luca asintió y se puso de pie.—¡Comamos primero! Más tarde podemos tomar el refrigerio en el jardín.Enzo se sentó en la parte superior de la larga mesa de comedor, Brenda y Máximo se sentaron a ambos lados de la mesa y Thalía se sentó al lado de Máximo.—Thalía, querida. No seas demasiado cautelosa, todos aquí somos tu familia — Brenda miro a su nuera y dijo señalando los platos en la mesa — Mi marido y Enzo crecieron en Verona, Italia. Todos estos platos son comida típica de su país. Por lo tanto, siempre ha habido un chef que se especializa en comida italiana. Espero que estos platos sean de tu agrado.Una familia tan rica y prestigiosa como los D
CAPITULO 8: MI CASA, MI HABITACION. El grito fue escuchado por el ama de llaves, quien se apresuró a subir al segundo piso. —Señora, ¿está bien? Máximo la miro con una sonrisa divertida y Thalía respondió para tranquilizar a la mujer afuera. —¡Todo está bien, Elena! ¡Puedes irte! —Señora, si necesita algo llámeme. —Está bien — dijo y miro al hombre con ojos hostiles —¿No sabes tocar la puerta? —Esta es mi casa, mi dormitorio, ¿por qué debería llamar a la puerta? — dijo con suficiencia, pero sus ojos no podían apartarse de su cuerpo desnudo. Fue entonces cuando Thalía recordó que estaba desnuda, por lo que se apresuró a tomar la toalla a su lado. —¡Lárgate! —¿Por qué debería? Aquí la que debería irse eres tú. ¡Esta es mi casa! — Máximo parecía divertirse molestándola. Thalía no pudo soportar su burla. Se levantó de la bañera y respondió negándose a dejarlo intimidarla. — Soy tu esposa y, por lo tanto, esta también es mi casa. Debido a que Máximo estaba en cuclillas, cuando