CAPITULO 17: ¡JAMAS SERAS MI MARIDO! (PARTE 2)Sus manos se deslizaron por mi cuerpo. Soltó mi pezón y sus labios bajaron, dejando a su paso una línea de beso. Era como si me estuviera adorando. Con sus anchos hombros abrió mis piernas. Y por mucho que supiera que esto estaba mal, me abrí para él y no sentí ni un poco de vergüenza.En el momento en que su lengua conectó mi clítoris, mis caderas se agitaron y enterré mis dedos en su cabello mientras un fuerte gemido se agitaba en mi garganta. Sus manos me sujetaron las caderas mientras él seguía dándose un festín, lamiendo, chupando y mordiendo.Sus dientes rozaron mi clítoris y levante el trasero para balancearme contra su boca.—Hmm — mis gemidos resonaron en la habitación. Mis manos apretaron su cabello y su lengua encendió mi cuerpo de maneras que jamás imaginé.Máximo me estaba comiendo el coño sin piedad. Y cuando apretó más su pulgar contra mi clítoris, mis piernas se apretaron en torno a él y mi clímax llegó sin intención de de
CAPITULO 18: HE CAMBIADO DE OPINION.Máximo observó a Thalía levantarse de repente y correr al baño. No la detuvo, pero después de un rato mirando la puerta cerrada, la preocupación comenzó a invadirlo. Decidió abrir la puerta para ver cómo estaba.El baño estaba lleno de vapor y niebla, y allí la encontró, inconsciente en el suelo.―¡Thalía, Thalía…!Su cuerpo no respondía. Máximo cogió la bata de baño que estaba a un lado, la envolvió alrededor de ella y bajó corriendo las escaleras con ella en sus brazos. Al llegar al hospital, Thalía fue tratada con una solución salina. El médico le informó que había tenido una baja de azúcar y también un pequeño resfriado.Máximo permaneció en silencio, mirando a la mujer pálida debajo de la colcha. Después de mucho tiempo, extendió la mano y le acarició la frente, que estaba caliente. Al sentir su toque, ella se movió ligeramente, frunció el ceño y susurró vagamente.—Paolo…Máximo retiró la mano y se inclinó más cerca para escucharla delirar.—
CAPITULO 19: MIA.Grupo Royal, dos días después…Máximo observaba el collar en su mano. Algunos diamantes se habían caído, pero los restantes seguían brillando intensamente. Recordó lo que Rebeca le había dicho ese día.«El collar fue diseñado por el mejor joyero de Tiffany. Solo existe uno en el mundo. Está compuesto por más de 45 diamantes azules y rosas. Su significado es amor eterno. Originalmente, la compañía quería exhibirlo, pero fue rechazado por su alto valor. Así que nadie sabe de su existencia»―¡Amor para toda la vida! ―Máximo dijo con evidente desdén ― tocó el colgante en forma de corazón y una sonrisa apareció en sus labios. —No es de extrañar que lo use todo el tiempo.¿Su tío arregló esto deliberadamente para él solo para provocar a Paolo? Además, a su madre parece gustarle mucho Thalía. ¿Es para evitar conflictos con su tío, o hay otras razones?Demasiadas preguntas sin respuesta le dieron dolor de cabeza. Cerró los ojos con cansancio y apretó el colgante en su mano.
―Señorita, ya está lista ―dijo la maquilladora. Thalía pasó sus manos por el frente del vestido que quizás en otro momento le hubiera parecido hermoso. Hecho de encaje y delicados botones. Era blanco, perfecto, virginal. ―Es hora de colocar el velo. ―continuo la mujer. Sus ojos se encontraron con los suyos en el espejo. ―No puedo. ―susurró. ―Físicamente, es capaz ―dijo la mujer mientras tomaba su mano ―Son nervios de novia. ―No… ―repitió ella ―No lo amo. ―Señorita, no puede flaquear ―susurro mientras miraba al hombre de aspecto severo que vigilaba la puerta. ―No sé qué la obliga a hacer esto, pero sea lo que sea, estas personas no son simples. Los labios color rosa de Thalía se apretaron sabiendo que tenía razón. Desde el momento en que aquel hombre le dijo que tenía que casarme con su sobrino, si quería que su tío siguiera viviendo, supo que era así. —¿Puedes ayudar a colocarlo? ―ella le tendió el collar que estaba en su mano. La forma del collar era un pequeño corazón, la
CAPITULO 1: UNA BODA FRIAUna hora antes…―¡¿Porque tengo que casarme con esa mujer?!―Por qué obtendrás todo. Si quieres remplazarme y tener el poder será mejor que te presentes en esa iglesia.Enzo D’Luca no dijo nada más y salió de la oficina y casi al instante un vaso impacto con fuerza en la pared.―¡Maldit@ sea!―Jefe, ¿está bien?―Consígueme toda la información de esa mujer ―ordenó Máximo.Aun si la ira lo dominaba por completo y no deseaba ser controlado. Su tío supo cómo doblegarlo. Desde que perdió a su padre, se ha estado preparando para ese día, pero ahora lo obliga a casarse con una extraña como condición.Y el no acepta órdenes de nadie.―Jefe, estuve investigando por mi cuenta y no hay nada. Su tío ni siquiera dio un nombre. Es como buscar un fantasma.Máximo apretó los labios con fuerza y se dejó caer en su silla.—Señor… es hora de irse —informó Piero otro de sus subordinados.—¿Qué pasa si no voy a la iglesia? — preguntó a sabiendas, su tono guardaba ira e impotencia
CAPITULO 2: EL NOVIO SE HA IDOLa mujer tenía una sonrisa forzada en su rostro.—Lamento haberme perdido la ceremonia — mientras hablaba, sus ojos estaban fijos en las dos personas en el altar.Ella lo acaba de ver besar a otra mujer. Sus ojos se oscurecieron y les dijo fingiendo no importarle.—Iré a ver cómo está la organización del banquete. ―después de decir eso, se dio la vuelta y se fue.Alonso, la persiguió.—Iré contigo.Cuando llegó, Rebeca estaba en el auto, pero no arrancó.— De verdad estoy bien, no necesitas venir a consolarme. De hecho, ya sabía que nunca estaría con él. Solo tenemos una relación jefe y subordinados. Estaré bien, lo prometo.—Rebeca… — Alonso no sabía qué decir para consolarla.Ella era una mujer inteligente y fuerte, de hecho, no necesitaba el consuelo de nadie. Pero, aun así, la abrazó suavemente y dejó que ella apoyara su cabeza en su hombro, ella simplemente se mantuvo allí en silencio.Después de un rato, se retiró.—Alonso, cada uno de nosotros tie
CAPÍTULO 3: TE ODIOMáximo detuvo sus movimientos con rapidez.—Rebeca, no hagas esto ―sus ojos eran complicados ―Esto también me duele, ¿crees que no sé cómo te sientes?Ante sus palabras ella se quedó inmóvil, él rara vez la llamaba Rebeca. De acuerdo con las reglas de la empresa, debía mantener la distancia, cuando trabajaban en la empresa, la llamaba: asistente Miller.Máximo tomó sus manos y dijo en voz baja.—Déjame quedarme una noche. En este momento, mi tío debe estar buscándome, aquí es el único lugar donde no podrá encontrarme.Rebeca lo miró en silencio, era difícil para ella echarlo y en ese momento su corazón estaba lleno de angustia por él.—¡Solo por una noche! —dejo caer la frase, luego se dio la vuelta y entró a su habitación.Después de cerrar la puerta, se apoyó contra la puerta sin encender la luz. Solo la oscuridad podía protegerla y ocultarla bien, así nadie podía ver su debilidad, sus lágrimas. Ella ya había entrenado a su corazón para ser fuerte, pero él era su
CAPITULO 4: QUIERO DIVORCIARMEPiero estaba repentinamente nervioso, no esperaba que Máximo regresara, sus ojos subconscientemente miraron hacia arriba y vio la figura alta y fría mirando desde el balcón.—Señora… tengo que ver al jefe. ―se disculpó.No sabía lo que había pasado, pero sospechaba que las lágrimas de Thalía tenían mucho que ver con su marido. Thalía mantuvo la mirada en los pedazos rotos del cristal, algunos cortaron sus dedos, pero no le importó.Él dudó un momento y antes de irse le dijo a Elena.—Elena, cuida de sus heridas.—No te preocupes, tú ve con el señor, me ocuparé de sus heridas de inmediato —dijo el ama de llaves.Cuando Piero llego al estudio, llamo a la puerta, pero nadie respondió, empujo y después de escanear todo el estudio, no vio rastro de Máximo. Cuando estaba a punto de salir, lo vio aproximarse hacia él, se paró junto a la puerta y lo esperó.Máximo entró al estudio y pregunto sin rodeos—¿Hay alguna noticia de Paolo?—No… — tan pronto como mencio