Karim respiró profundo mientras veía a Rose despedir a los invitados en nombre de Faith y de Charlie al final del evento. Se moría por acercarse a ella, pero siguiendo las instrucciones de su futuro suegro de no atosigarla, decidió no molestarla más esa noche, y por mucho que le doliera reconocerlo, la verdad fue que ella no lo miró ni siquiera con el rabillo del ojo ni una sola vez.Sobra decir que no durmió esa noche. Todo lo que hacía era pensar en ella y en el hecho de que era lo suficientemente mujercita como para mandarlo al demonio y no perseguirlo después. Así que Christopher Moe tenía razón, Rose no era de corazón blando y a pesar de su edad era muy capaz de ser consecuente de sus decisiones, así que era el momento de Karim Rossi de decidir si la quería o no como su pareja, porque ya estaba visto que solo una noche no era suficiente para unirlos.A la mañana siguiente esperó a que ella bajara a desayunar para despedirse de toda la familia, y no la vio hacer ni un solo gesto c
Era extraño, porque sin dudas habían comenzado aquella historia por el extremo opuesto, pero estar sentados uno frente al otro en aquel pequeño restaurante significaba todo.A Rose le gustaba la comida italiana y a él le gustaba Rose, así que no podían estar más de acuerdo en lo que querían.—Realmente soy árabe —declaró Karim antes de empujar hacia ella la segunda copa de vino de la sobremesa y Rose se quedó mirándolo con curiosidad—. Nací en Italia por cuestiones muy desafortunadas para mi madre que no voy a contarte porque... bueno porque ese sí es su secreto; pero mi sangre es totalmente árabe.Rose contuvo el aliento porque le estaba compartiendo mucho más de lo que había esperado en su primera cita. Esa era para la película favorita y esas tonterías, pero parecía que entre ellos dos todo era siempre serio.—¿Entonces tu apellido...? ¿Lo de Rossi...?—De mi padre adoptivo, se casó con mi madre cuando yo tenía unos cuatro o cinco años, no recuerdo, pero de él viene mi apellido y é
Rose lo miró con curiosidad, como si de repente no le creyera mucho, y él por supuesto que no iba a decirle que sabía de lo que hablaba.—No me digas —le preguntó con coquetería—. ¿Sabe usted algo de Construcción de sets, señor Rossi?—Pues sobre eso no pero vamos, soy italiano, sé mi poquito de arte y otro poquito de pintura...Obvio no iba a decirle que también sabía de tinta, grabado, relieves, impresión y todo lo que hacía falta para detectar que a Massimo no le encajaran billetes falsos. Podía resumirse en "arte".—Bueno, ¿crees que puedas con una maqueta de dos por dos a escala treinta a uno de una montaña, para una animación de kung fu? —preguntó ella y Karim sonrió con sorna.—Nena, si puedo contigo y tu palo de criquet, créeme que puedo con cualquier cosa —sentenció—. Vamos, parece que hay mucho que hacer, tengo una idea.Karim le hizo un gesto y Rose lo siguió en su auto hasta el estacionamiento privado de un edificio. De ahí él la pasó a su camioneta y juntos fueron a una e
Rose se lanzó de la cama como un resorte y de inmediato y corrió hacia el baño mientras Karim se incorporaba asustado.—¿Qué pasó?—¡Voy tarde! ¡Voy tardísimo, muñeco precioso! —le gritó ella y no pudo verlo sonreír todo orondo, pero un instante después él se colaba en el baño, Terminaba de asearse antes que ella y para cuando Rose salió de la habitación ya Karim tenía una taza de café para llevar preparada.—Yo conduzco, tú solo arregla tus cosas —le dijo y la suerte era que realmente estaban a pocas calles de la universidad.Karim llegó en pocos minutos y Rose se despidió lanzándole un beso mientras corría fuera del auto.—¡Espera, te dejas la...! —miró la pequeña cartera que se le había quedado porque llevaba la bolsa atestada de libros y aparcó bien para bajarse.Cuando llegó a su salón ya estaban todos sentados y esperaban por el profesor. Karim le hizo un gesto a Rose y ella se apresuró a acercarse a la puerta para alcanzar su cartera.—Te veo en un rato, nena —le sonrió y se in
Era más que evidente que el profesor Duncan estaba aturdido y confuso, porque no esperaba que el Rector en persona se presentara en su clase.—¿Se... señor Rector? ¿Qué hace aquí?—Pues respondiendo a su invitación, obviamente —replicó el hombre—. Hacía mucho que no venía a una clase de estas pero siempre me ha llamad mucho la atención la construcción de escenarios. ¡Yo mismo aporté a algunos cuando estuve haciendo pasantías en Nueva York!El salón estaba mudo, Duncan parecía golpeado por un rayo y el Rector tenía una sonrisa emocionada.—B... bueno... es que yo no... yo precisamente no fui...—Hola, buenos días, con permiso —se escuchó tras ellos y los dos echaron a un lado para dejar entrar a un Karim muy cargado.—Buen día joven —saludó el Rector.—Señor Rector, buen día... perdón... proyecto pasando...—¿Lo ayudo? —se ofreció el hombre amablemente y Karim le puso en los brazos dos piezas de la maqueta.—Se lo agradezco mucho, va en aquel rincón, por favor, junto a la señorita Moe
Rose tenía una mirada como para derribar un avión en pleno vuelo. Frente a ella la mujer parecía satisfecha y determinada, y si su padre no la había enseñado a leer mal a las personas, sabía que estaba frente a una persona con muy poco sentido común.—¿Dónde está Karim? —repitió con gelidez.—Donde debe estar, en una reunión importante.—¿Una reunión...? —Rose no pudo evitar aquel gesto de contrariedad.¿Por qué ella no lo sabía? ¿Por qué Karim no le había hablado de esa reunión? Podía entender que quizás no quisiera preocuparla o involucrarla, pero él no era así.Sin embargo aquella expresión que denotaba su ignorancia sobre aquel hecho, solo hizo que la mujer frente a ella se envalentonara más.—Una reunión que decidirá el resto de su vida y si pasa lo que quede de ella como un hombre multimillonario o como un patán olvidado —sentenció y Rose sintió que la sangre le ardía en las venas.—Karim no necesita ser multimillonario para no ser un hombre olvidado, querida. Su ego no necesita
Solo bastó con que empujara la puerta de aquel departamento para saber que todo estaba absurdamente mal. Una sensación de inquietud se apoderó de ella y trató de dar media vuelta y huir por donde había venido, pero ya no fue capaz. Un par de hombres que entraban tras ella le cerraban el paso y Rose ni siquiera fue capaz de ver a los otros dos que ya había dentro del departamento. Echó a correr en dirección a la habitación, intentando encerrarse, el pánico se apoderó de ella de un segundo a otro y todo lo que podía intentar era salir de ahí. Pero antes de que pudiera alcanzar la entrada, otro cuerpo chocó contra ella, enviándola al suelo. Antes de ser capaz de levantarse ya cuatro manos intentaban someterla, pero aunque no era rival en fuerza, su determinación era otra cosa. Pateo todo alrededor, derribando muebles y adornos, porque ella no era de las que caían sin luchar. Mordió, rasguñó, gritó y peleó tanto como pudo, hasta que una sonora bofetada la hizo quedarse quieta. —No creas
Nunca, ni en sus mejores sueños ni en sus peores pesadillas, Karim había esperado que su corazón se detuviera de aquella manera al ver su departamento medio destrozado. Eso solo podía significar que Rose había peleado, que había peleado duro pero que no había sido suficiente y se la habían llevado. El dispositivo GPS sobre su chimenea, con aquel punto parpadeante que se movía a toda velocidad solo era una demostración de poder, de que se la estaban llevando a Arabia y que si la quería de regreso tendría que ir a buscarla allá. Apretó los puños pero no corrió. A aquella hora correr ya no servía de nada. en lugar de eso caminó con paso firme hacia la habitación y abrió la caja fuerte que tenía en uno de los muebles. Sacó solo dos cosas: su pasaporte y un teléfono que casi nunca usaba, pero sabía que apenas lo marcara le responderían."¿Karim? ¿Qué pasó?", escuchó la voz de su mejor amigo exactamente dos segundos después.—¿Estás en Calabria? —preguntó él mientras se dirigía a la puerta