Mitch sintió que la boca se le secaba cuando vio a Grace allí. Parecía más delgada y visiblemente agotada. Se notaba que había perdido peso y sus ojos parecían más grandes y oscuros en contraste.—Lo siento... —murmuró ella con una sonrisa medio triste y medio resignada—. Ya no me sale decirte así, creo que mejor nos quedamos con "Michael", es un nombre bonito después de todo.Mitch frunció el ceño y trató de fingir que aquello no le dolía como de verdad le dolía, pero apenas ella hizo un gesto para tratar de caminar, su primer instinto fue correr hacia ella. Quiso ayudarla a sentarse, pero Grace hizo un gesto preciso que indicaba que ya podía valerse por sí misma, aunque fuera difícil.La vio por un momento, abrumado, antes de apartar la mirada, y cuando habló, su voz era tensa.—¿Puedo ayudarte en algo? ¿Necesitas...?—No vine a verte a ti —respondió Grace y aunque su tono no era cortante, se notaba que estaba abriendo la distancia y la profundidad de un abismo entre los dos—. Vengo
Grace se sentaba todos los días en la sala de espera del consultorio del terapeuta físico: Aunque estaba determinada a mejorar, era imposible que no se le notara lo deprimida que se sentía. Al principio Seth iba a la mansión Black a ayudarla con la rehabilitación, pero a medida que pasaban las semanas se daba cuenta de que tenían que sacarla de allí o no haría ningún avance.—Tiene que ver gente, conversar, arreglarse. Si sale del pijama para la ropa de rehabilitación y viceversa, se va a deprimir aún más —les dijo a sus padres—. A partir de ahora la rehabilitación va a ser en mi consultorio. Póngale la ropa de deporte en una bolsa —le indicó a Elisa—. La deja en la puerta y se va, que tenga que cambiarse sola, hacer el esfuerzo por sí misma y pasar vergüenza si mis otros pacientes la ven despeinada.Kainn y Elisa no tuvieron más remedio que acceder porque el médico tenía razón, Grace solo quería estar en la cama todo el día. Así que a partir de ese momento ella no tuvo más remedio qu
Mitch se despertó sobresaltado con el estruendo de aquel cubo de agua fría cayéndole encima, mientras su tío Kainn gritaba.—¿¡TÚ QUÉ CARAJOS HACES DESNUDO EN LA CAMA DE MI HIJA!?—¿¡Eh!? ¿Yo...?—¿¡No es suficiente con que el gallino de tu primo se haya salido del tiesto con Faith!? —rugió Kainn—. ¡Tienes diez segundos para contestarme qué diablos haces aquí!—¡Espera tío...!—¡Nueve...!Kainn estaba enfurecido, sus ojos llenos de ira como si estuviera dispuesto a echarle a Mitch encima toda su colección de escorpiones para que confesara lo que estaba haciendo desnudo en la cama de Grace. Mitch levantó el edredón y se miró, no recordaba nada de la noche anterior ni tampoco llevaba nada puesto.—¡Joooooder! —exclamó y Kainn casi empezó a echar fuego por las orejas cuando interpretó aquello.—¡Yo te mato, Michael! ¡¿Con qué te doy...?!—Con esto.Alguien puso en su mano una lámpara de pie y Kainn intentó perseguir A Mitch que se lanzaba de la cama envuelto en el edredón.—No, espérate
Mitch llegó a la fiesta de recibimiento de Faith con una mezcla de emociones. Estaba ansioso por Charlie, sabía que se iba a poner mal si veía a Faith con otro, y estaba desquiciado por él mismo, porque sabía que le daría algo si era verdad que Grace ya era novia de Seth.—¡Diablos! ¿Qué estoy haciendo aquí? —murmuró mientras entraba y sus ojos peleaban por no buscar a Grace de inmediato.Los patios de la mansión Black estaban llenos de gente, los invitados bailaban, reían y hablaban entre sí mientras esperaban a Faith.A su lado Charlie parecía a punto el colapso y muy pronto se dio cuenta de que él estaría peor; porque en aquel momento la vio, a su muñequita, bebiendo tranquilamente con el brazo de aquel doctor alrededor de su cintura.Estaban hablando y riendo juntos de algo. Mitch ni siquiera necesitaba saber de qué, era evidente la conexión y la intimidad parecía flotar entre ellos.No pudo evitar una punzada de celos, pero si creía que verla sonreírle a otro le causaba dolor, aq
Mitch se detuvo, congelado en medio del pasillo, el ruido de la música aún resonando en su mente y una imagen peor, la de Grace respondiéndole el beso a su... a su...—¡Es que no puede ser nada suyo! —exclamó dándose la vuelta y Charlie tuvo que sacudirlo un par de veces y empujarlo lejos de allí para que Mitch no saliera a romperle la cara al médico, que obviamente no tenía la culpa de nada.—¡Tienes dos opciones, Mitch! —le espetó Charlie empujándolo hacia un pequeño salón adyacente—. ¡O sales por esa puerta y besuqueas tú a Grace, o sales por esa puerta y la dejas seguir con su vida!Mitch sintió el escozor de las lágrimas en los ojos y sus dientes rechinaron de impotencia. ¡Ese tipo la había besado y ella... ella de verdad le había respondido aquel beso!Un fuego de ira le consumió por dentro aun cuando sabía que todo era culpa suya.—¡Maldición! —gruñó desesperado y Charlie lo empujó hacia una silla.—¡Siéntate! ¡Bébete esto! —le ordenó poniendo una botella frente a él—. Voy a bu
Mitch se movió deprisa, más rápido de lo que Grace podía pensar. Su mano se estampó contra el botón de detener el ascensor y este se paró de inmediato con un ruido seco.Grace sintió como si el tiempo se hubiera detenido, como si la realidad se hubiera detenido y lo único que viera fuera ese intento desesperado de Mitch por impedir que se marchara. Sus ojos ardían con un deseo que ella nunca había visto antes, y el agarre de sus manos sobre sus caderas era tan intenso que no sabía cómo no se derretía allí mismo.—Bájame... Michael —gruñó y solo lo vio sonreír, porque eso exactamente era lo que había estado esperando.Grace no podía hacer otra cosa que mirar, con la respiración entrecortada mientras él acercaba su boca ferozmente a ella, el deseo y la incertidumbre que parecían estar contenidas en un solo espacio.El beso fue esperado y ardiente, y antes de darse cuenta de lo que estaba ocurriendo, Grace se estaba fundiendo en su abrazo. Sus labios eran demandantes y tentadores cuando
Mitch se dio cuenta de la realidad cuando lo golpeó como una tonelada de ladrillos. ¡Le había dicho a Grace que se había acabado y ella... pues ella le había hecho caso! —¡No, no, no, señorita, esto no se termina así! —murmuró para sí mismo corriendo tras ella, pero para cuando llegó al salón, sus tíos ya estaban rodeándola y hablando con ella y con el doctorcito. Y tal como estaban las cosas en aquel momento, quizás besuquearla delante de su padre no era la idea más inteligente del mundo. —¡Tú y yo vamos a hablar mañana! —rezongó, pero no dejó la fiesta hasta que no se aseguró de que ella se fuera derechito a casa con sus padres. Durmió inquieto esa noche, y al día siguiente amaneció tocando a la puerta de su tío con la determinación retratada en la cara. —Hijo, ¿cómo estás? —lo saludó su tía Elisa con cariño. —Bien tía, vengo a buscar a la muñequita, me hace falta hablar con ella. —¿A Grace...? —se sorprendió Elisa—. Pues ya se fue, cariño, deben estar volando ahora mismo. —¿
Mitch estaba tirado en aquel sofá, pensando en si no era mejor meterse directamente en el terrario de Ginger para salir de su sufrimiento, cuando recibió aquella llamada de Charlie.—Hola gallino. ¿Cómo te va la vida de recién casado? —preguntó con cansancio.—¡Excelente! Me estoy divirtiendo como si tuviera diecisiete otra vez. ¡Todos nos estamos divirtiendo como si tuviéramos diecisiete otra vez! —recalcó y en un segundo Mitch se envaró en el asiento porque sabía que aquel tono significaba algo.—¿Cómo que "todos"?—Estamos en una fiesta de fraternidad, Faith se volvió a hacer mechas de colores en el pelo y Grace se desató por ella.—¿El quéeee?—Te aconsejo que te apures, porque el concurso de camisetas mojadas en la casa de la fraternidad de Sigma empieza en diez minutos y..."Bip. Bip. Bip"Charlie miró la pantalla de su teléfono y se rio porque sabía que eso bastaba.Los escasos minutos que le tomó a Mitch quemar llantas sobre el pavimento y atravesar el campus hasta la casa de