Mitch se movió deprisa, más rápido de lo que Grace podía pensar. Su mano se estampó contra el botón de detener el ascensor y este se paró de inmediato con un ruido seco.Grace sintió como si el tiempo se hubiera detenido, como si la realidad se hubiera detenido y lo único que viera fuera ese intento desesperado de Mitch por impedir que se marchara. Sus ojos ardían con un deseo que ella nunca había visto antes, y el agarre de sus manos sobre sus caderas era tan intenso que no sabía cómo no se derretía allí mismo.—Bájame... Michael —gruñó y solo lo vio sonreír, porque eso exactamente era lo que había estado esperando.Grace no podía hacer otra cosa que mirar, con la respiración entrecortada mientras él acercaba su boca ferozmente a ella, el deseo y la incertidumbre que parecían estar contenidas en un solo espacio.El beso fue esperado y ardiente, y antes de darse cuenta de lo que estaba ocurriendo, Grace se estaba fundiendo en su abrazo. Sus labios eran demandantes y tentadores cuando
Mitch se dio cuenta de la realidad cuando lo golpeó como una tonelada de ladrillos. ¡Le había dicho a Grace que se había acabado y ella... pues ella le había hecho caso! —¡No, no, no, señorita, esto no se termina así! —murmuró para sí mismo corriendo tras ella, pero para cuando llegó al salón, sus tíos ya estaban rodeándola y hablando con ella y con el doctorcito. Y tal como estaban las cosas en aquel momento, quizás besuquearla delante de su padre no era la idea más inteligente del mundo. —¡Tú y yo vamos a hablar mañana! —rezongó, pero no dejó la fiesta hasta que no se aseguró de que ella se fuera derechito a casa con sus padres. Durmió inquieto esa noche, y al día siguiente amaneció tocando a la puerta de su tío con la determinación retratada en la cara. —Hijo, ¿cómo estás? —lo saludó su tía Elisa con cariño. —Bien tía, vengo a buscar a la muñequita, me hace falta hablar con ella. —¿A Grace...? —se sorprendió Elisa—. Pues ya se fue, cariño, deben estar volando ahora mismo. —¿
Mitch estaba tirado en aquel sofá, pensando en si no era mejor meterse directamente en el terrario de Ginger para salir de su sufrimiento, cuando recibió aquella llamada de Charlie.—Hola gallino. ¿Cómo te va la vida de recién casado? —preguntó con cansancio.—¡Excelente! Me estoy divirtiendo como si tuviera diecisiete otra vez. ¡Todos nos estamos divirtiendo como si tuviéramos diecisiete otra vez! —recalcó y en un segundo Mitch se envaró en el asiento porque sabía que aquel tono significaba algo.—¿Cómo que "todos"?—Estamos en una fiesta de fraternidad, Faith se volvió a hacer mechas de colores en el pelo y Grace se desató por ella.—¿El quéeee?—Te aconsejo que te apures, porque el concurso de camisetas mojadas en la casa de la fraternidad de Sigma empieza en diez minutos y..."Bip. Bip. Bip"Charlie miró la pantalla de su teléfono y se rio porque sabía que eso bastaba.Los escasos minutos que le tomó a Mitch quemar llantas sobre el pavimento y atravesar el campus hasta la casa de
Mitch tomó su cara entre las manos y la miró fijamente a los ojos, sintiendo el hambre que se desataba entre los dos.Ya no había forma de ocultar la necesidad que tenían uno del otro. La deseaba, quería tomarla, hacerla suya, y dejar que hiciera con él lo que quisiera. Sin mediar palabra, sus labios volvieron a devorarla, haciendo que se le cortara la respiración. Sus manos estaban por todas partes, recorriendo su cuerpo posesivamente como si la estuviera reclamando.—Eres mía... —susurró con desesperación—. Nadie más puede tocarte, muñequita. ¡Nadie más!Grace sintió que el corazón le latía con fuerza a medida que el beso se hacía más profundo. El calor de Mitch encendía un fuego dentro de ella y Grace gimió cuando sintió las puntas de sus dedos rozar sus pechos. Se estremeció cuando su boca abandonó la suya y se dirigió a su cuello, besando y lamiendo cada milímetro de piel por donde pasaba.Mitch la bajó sin dejar de besarla y sus manos se cerraron sobre el pequeño top blanco, rom
Grace despertó con el aliento de Mitch sobre ella, cálido y suave como la seda. El sol brillaba con suavidad a través de la ventana de la habitación, destacando cada músculo que se tensaba sobre ella.—¡Uff, este sí que es un hermoso despertar! —exclamó risueña y se colgó de su boca para dar paso a ese inevitable y perfecto "continuará..."Terminaron sudorosos y sin poder respirar, y Mitch la levantó de la cama para llevarla con él al baño. Mojarla fue otro golpe de adrenalina y finalmente tuvieron que salir corriendo de la casa o de lo contrario no conseguirían salir nunca.—Vamos, voy a llevarte a casa —dijo Mitch con una voz suave y tranquila—. Tengo que hablar con tu padre y mejor salir de eso lo antes posible.Grace asintió y le devolvió la sonrisa. Sabía que con todo lo que había pasado entre su hermana y Charlie sería un poco difícil para los dos, pero no podían acobardarse después de que les había costado tanto llegar a aquel momento.—No te preocupes, todo saldrá bien, mi pad
—Sólo es un sí, muñequita. Un sí es todo lo que necesito hoy y te juro que voy a hacer el hombre más feliz del mundo. Múdate conmigo, Gracie, por favor.Grace sonrió colgándose de su cuello y se paró de puntillas para darle el beso más suave y tierno que Mitch había recibido jamás.—¡Claro que sí! ¡Claro que sí me voy a vivir contigo! —exclamó—. Te amo dragoncito.—¡Excelente! Ya me pegó tu padre, ahora solo falta que me pegue tu madre cuando le diga que voy a sacarte de la casa la familiarLos dos rieron emocionados y de inmediato fueron a contarle a Elisa sus nuevos planes. Para Kainn y Elisa no era nada extraordinario tener a una hija fuera de la casa porque ya Faith hacía varios años que se había mudado sola, sin embargo perder a Grace también los dejaba con un extraño sabor de boca. Uno que pasaría muy pronto porque sus mejores amigos, Mala y Moe, los invitarían nada menos que a un viaje por el mundo —¡chicos no incluidos!—.Seis horas después Grace dejaba su maleta, la primera
Brima Dragonov debía tener en ese entonces alrededor de ochenta años, quizás un poco menos. Mitch lo había visto por última vez cuando tenía solo poco más de tres años y desde ese entonces no había tenido ni un solo contacto con el que era su abuelo biológico.La gente no podía entenderlo, pero él recordaba absolutamente todo de esos días en los que había estado secuestrado por su padre, todo lo que le habían hecho, cada discusión que había escuchado, el odio que su padre sentía por su abuelo y el desprecio que Brima Dragonov sentía por su propio hijo.Miró de nuevo aquella carta y el mensaje hizo que el estómago se le revolviera“Querido nieto:Sé que jamás me he puesto en contacto contigo pero tienes que saber que solo lo he hecho para protegerte. Sé que tu madre jamás aprobó que pertenecieras al Clan Drakon, y eso se lo debemos únicamente al desalmado de mi hijo, que jamás supo ser un buen esposo y menos un buen padre. Sin embargo eres parte de esta familia y eso jamás cambiará. Sé
—Creo que tengo que pensar en esto —sentenció Mitch.Ahora más que nunca tenía que valorar cada paso que daba porque no podía darse el lujo de equivocarse. El clan Drakon no era simplemente uno de los tantos clanes de la mafia búlgara, había sido el más importante durante décadas y su legítimo heredero no era él, sino su medio hermano Kristoff. ¿De verdad valía la pena meterse en una pelea que no era suya por gente que no conocía y sobre todo a favor de gente que lo habían lastimado a él y a su familia? Porque si de algo estaba seguro era de que Brima Dragonov no era una santa paloma.—Por supuesto —le respondió el hombre mayor con respeto—. Esperaremos pacientemente hasta que usted tome una decisión.Le hicieron un saludo respetuoso y se alejaron de allí sin decir otra palabra, mientras Mitch se quedaba incómodo y preocupado por todo lo que estaba pasando. Era una locura volver a la boca del lobo, enredarse en los asuntos del clan, pero ¿qué clase de hombre era si permitía que le hi