Era preciosa cuando estaba concentrada, pero era más linda todavía porque estaba sana, o al menos así le parecía a Charlie. La vio hacer operación tras operación sin detenerse hasta que finalmente se echó atrás en la silla y suspiró con nerviosismo. —Listo, oficialmente somos pobres hasta el mes que viene que logremos cobrar el salario de la empresa —murmuró ella—. Supongo que podemos usar la tarjeta corporativa mientras tanto. Charlie asintió, pero no se molestó en decirle que acababa de llegar y no le habían dado la suya. —Entonces ¿ahora qué? —le preguntó. —Ahora tenemos que poner estas acciones a nombre de un familiar que nos apoye —sentenció Faith y los dos dijeron al unísono—: Mitch. —Sí, Michael es la mejor opción. Sabe que al tío Kainn no le va a gustar pero todo sea por la familia. Los dos se quedaron en silencio por un largo momento hasta que ella se restregó la cara con las manos. —Está bien, entonces haremos eso. Mañana pondremos todo a nombre de Mitch y luego... lue
Un segundo después Michael hacía su aparición ante la mirada asombrada de todos y se sentaba junto a Faith. No venía nervioso, pero sabía que durante un buen tiempo sería la manzana de la discordia entre su padre y su tío. —¿Qué hace Mitch aquí? Él no es accionista —la interrogó Kainn y su hija asintió. —Ahora sí lo es, papá. Las acciones del San Christobal Memorial estaban activas todavía así que Charlie y yo las compramos y se las pasamos a Mitch. —¿Qué...? —Kainn no sabía si estaba asombrado, impactado o incrédulo—. ¿Las compraron...? ¡¿Juntos?! Faith asintió con más calma de la que esperaba. —Así es, las compramos juntos porque no queremos que esta familia se separe, y aunque tengamos que empezar por la empresa... algo es algo —declaró—. Ahora tenemos el voto de Michael y somos mayoría, así que la empresa no puede disolverse. Kainn se levantó de inmediato con el rostro demudado por la consternación. —¡No puedo creer que hagas esto, Faith! —¡¿Y por qué no?! —replicó ella—. ¡
Charlie tenía las pupilas dilatadas y quería creer que lo que estaba mojando sus pantalones en ese momento era la lluvia, mientras veía a un tigre adulto de más de un cuarto de tonelada avanzando hacia él con las fauces abiertas.—¡Rajá! ¡Déjalo! ¡Ahora! —se escuchó la voz demandante de Faith y el animal rezongó tres veces antes de darse la vuelta y caminar hacia ella—. Ya lo sé, bonito, no soportas que invadan tu espacio. Lo siento —le dijo ella hablándole como si fuera un niño chiquito—. Ya, ya... Ve adentro, no te mojes más que luego me lo pones todo perdido. Ve.Le palmeó los cuartos traseros y el tigre se metió a la casa en dos saltos.Charlie se quedó allí, tirado en la hierba, con los ojos como platos, en completo shock mientras Faith le tendía la mano para que se levantara. Era una criatura hermosa, eso nadie lo ponía en duda, ¡pero tenía un maldito tigre en su casa!—¿Estás bien? —preguntó ella con preocupación—. ¿No te lastimó?Charlie se puso de pie tambaleándose y señaló a
Charlie ni siquiera sabía qué decir, tenía una piedra atorada en la garganta y otra en el corazón, mientras la escuchaba admitir que no tenía valor para intentar ser madre sabiendo que tantas cosas podían salir mal.Se limpió la cara que tenía húmeda por las lágrimas y le hizo un gesto con la mano para que le pasara la botella.—Dame esa, búscate una para ti —murmuró.—¿Para qué quieres la botella? —lo increpó ella—. ¿Te vas a emborrachar en mi casa?—¿Y dónde más se supone que me emborrache, Faith? ¿En casa de mis padres? ¿Qué sentido tiene ir hasta allá a emborracharme si luego voy a venir de nuevo hasta aquí a estar gritando en tu puerta? —replicó Charlie y ella pestañeó un par de veces pero terminó asintiendo.—Tienes un buen punto ahí —suspiró pasándole la botella y luego sacó una para ella, porque era evidente que lo no iba a dejar beber solo.Se sentaron en la alfombra frente a la enorme chimenea y bebieron en silencio durante un largo rato, porque esa era la única forma de que
—Vamos todos, nadie se queda —sentenció Michael mirando a sus primas con un tono que era una orden directa mientras sus ojos se fijaban específicamente en Grace—. Esta es una noche importante para sus hermanos así que ahí van a estar las dos, calladitas y bonitas, aunque tenga que arrastrarlas de las orejas.Rose asintió con un suspiro pero Grace se encogió de hombros.—A estas alturas pensé que solo arrastrabas a tu camarilla de babeadoras —murmuró.—¿Perdón, a quién? —masculló Michael.—A la larga lista de chicas derretidas que hacen fila por meterse y/o se meten indiscriminadamente en tu cama —explicó Grace—. ¿No van a venir contigo?Michael dio dos pasos hacia ella y se inclinó frunciendo el ceño.—Esa es una completa falsedad —declaró.—¿No te follas a media facultad?—No, es una falsedad que traería a las mujeres que me follo a conocer a mi familia —replicó él con gelidez— ...no alcanzarían las sillas para sentarlas.Grace lo miró como si quisiera asesinarlo y él se dio la vuelt
Ese nombre bastaba para que Faith dejara cualquier cosa y saliera corriendo. Esa era la primera impresión que se había llevado Charlie, y era correcta. La segunda ya le gustó menos, y fue la imagen de la muchacha saltando a la cintura de aquel hombre como si fuera alguien a quien hubiera extrañado muchísimo.—¡No lo puedo creer, no lo puedo creer! —exclamó Faith mientras él la abrazaba con fuerza justo antes de que ella se bajara.A tres metros Grace y Charlie miraban la escena con sentimientos encontrados, pero era obvio que ninguno de los dos se atrevía a interrumpirla.—¿Y Di-di? ¿Y Massimo? ¿También vinieron? —preguntó Faith mirando alrededor, pero por el momento solo había una persona junto a ella y ese era Karim.—No pudieron venir, princesa, por ahora tendrás que conformarte conmigo y yo tampoco me quedaré mucho tiempo.Grace miró de reojo a Charlie porque la intimidad entre su hermana y el desconocido era evidente. Era un hombre alto y moreno con marcadas facciones árabes, no
El agua estaba helada en comparación con el calor que salía de sus cuerpos. El primer instinto de Faith fue retirarse, pero una mano de Charlie se ancló furiosamente sobre la tele de la espalda de su vestido y la otra fue a su nuca, manteniendo sus labios pegados a los suyos hasta que escuchó aquel pequeño jadeo involuntario.—Quédate conmigo...—Charlie...—Aunque sea para castigarme, aunque sea solo hoy, aunque sea para enseñarme todo lo que perdí... por favor... quédate conmigo.Su boca trazó un camino de besos sobre la piel mojada de su cuello, devorándola, seduciéndola hasta volver a subir y enredarse con su lengua en una batalla desesperada. Sabía a mujer entera, a coñac caro y a lluvia. Charlie sentía que el simple olor de su piel lo intoxicaba, y que habría dado cualquier cosa por tenerla así para siempre.Su pecho se ensanchaba una y otra vez mientras acariciaba su espalda y trataba de resistirse a aquel latigazo de deseo que lo recorría.—¡Dios, Faith esto me está matando! —
Escuchar el ruido en la cocina fue como si las alas de su corazón renacieran otra vez. Charlie se puso lo primero que encontró y salió corriendo fuera de la habitación, porque por primera vez entendía lo que era sufrir en carne propia despertar solo, despertar sin ella, saber que se había ido sin despedirse, sin decirle una sola palabra...—¿Faith? ¡Faith, nena...! ¡Faih!Pero cuando llegó a la cocina, la persona que estaba abriendo la puerta de la nevera, aunque se parecía mucho a ella... no era ella.—¡No me jodas! —gruñó Grace dándose cuenta perfectamente de lo que había pasado—. ¿Qué tan borrachos se pusieron anoche?—Nada, Gracie, nada de borrachos, pero... ella... Tu hermana ¿dónde está? —preguntó Charlie con el corazón latiéndole a mil por hora.—¿Y me lo preguntas a mí? ¡Yo no fui la que pasó la noche con ell...! —Grace se detuvo de repente haciendo un gesto de sorpresa y luego apretó los labios porque de verdad no quería reírse—. El karma es una perra, Charlie. ¿Te despertast