Escuchar el ruido en la cocina fue como si las alas de su corazón renacieran otra vez. Charlie se puso lo primero que encontró y salió corriendo fuera de la habitación, porque por primera vez entendía lo que era sufrir en carne propia despertar solo, despertar sin ella, saber que se había ido sin despedirse, sin decirle una sola palabra...—¿Faith? ¡Faith, nena...! ¡Faih!Pero cuando llegó a la cocina, la persona que estaba abriendo la puerta de la nevera, aunque se parecía mucho a ella... no era ella.—¡No me jodas! —gruñó Grace dándose cuenta perfectamente de lo que había pasado—. ¿Qué tan borrachos se pusieron anoche?—Nada, Gracie, nada de borrachos, pero... ella... Tu hermana ¿dónde está? —preguntó Charlie con el corazón latiéndole a mil por hora.—¿Y me lo preguntas a mí? ¡Yo no fui la que pasó la noche con ell...! —Grace se detuvo de repente haciendo un gesto de sorpresa y luego apretó los labios porque de verdad no quería reírse—. El karma es una perra, Charlie. ¿Te despertast
Charlie juraba que podía escuchar su propio corazón rompiéndose.¿Por eso era que el tío Kainn cada vez se veía menos enojado, y Grace hasta se daba sus vueltas por la empresa? ¿Porque todos ellos ya sabían que Faith había pasado página, que estaba con alguien mejor, alguien que sí la hacía feliz y con sí estaba dispuesta a intentar que ese quince por ciento de probabilidades funcionara?Soltó el teléfono como si se estuviera quemando y se volvió, pero no llegó a la puerta, porque Grace corrió para bloquearle el camino y un segundo después Michael lo arrastraba por el cuello de la camisa hasta sentarlo en la barra y ponía una botella y un vaso delante de él.—Mejor bebe aquí, no estamos como para accidentes —sentenció y esta vez Grace se sentó con ellos y no se fue hasta que no los dejó a los dos, ebrios como cubas, y mal acomodados en el suelo de la sala sobre la alfombra.Los días que siguieron fueron oscuros para Charlie. Salía de la casa a la universidad, trabajaba, reprobó alguno
Su camino estaba en otra dirección. En dirección a la salida, sin molestarla, sin hablarle, sin que se notara lo mucho que quería abrazarla y besarla porque era demasiado evidente que ya no podía.Para empezar sus padres la acaparaban por completo, y para terminar el árabe se había ido a su casa, a esperarla, porque si algo podía reconocer Charlie era aquella llave que ella le había dado. Quería que la tierra se lo tragara y lo escupiera en le paraíso, porque el infierno que le tocaba ya lo estaba pagando.Pero ella era feliz. Quizás eso era lo más doloroso de todo. Cómo podía estar tan feliz de verla reír y sentirse tan lastimado a la vez.—¿Estás borracho? —preguntó su padre acercándose y viendo cómo hacía un esfuerzo apurado por limpiarse las lágrimas.—No, claro que no... —susurró Charlie mientras carraspeaba, pero si a alguien no podía ocultarle lo que estaba sintiendo era a su padre—. Creo que me estoy muriendo, o algo así.El rostro de Christopher Moe se ensombreció y pasó un b
Durante un largo segundo el silencio se hizo entre aquellos dos hombres. El rostro de Karim pasó de la incomprensión a la curiosidad y luego todo su semblante se relajó.—No estoy jugando a nada, Charlie. Esto es algo entre Faith y yo, nada que tenga que ver contigo... al menos ya no —murmuró Karim con sorna, soltando su chaqueta de las manos del muchacho.—¡Todo lo que tenga que ver con Faith tiene que ver conmigo! —gruñó Charlie, pero por toda respuesta el árabe se volvió hacia el mostrador, pagó lo que había ido a pedir y le dio la espalda, caminando pesadamente hacia el edificio de oficinas.Charlie apretó los puños con rabia, pero no iba a hacer un escándalo en plena calle, así que se aguantó como un hombrecito hasta que llegaron a la oficina para empujarlo contra una pared.—¡Te hice una maldit@ pregunta! ¿¡A qué estás jugando con Faith!?—¡No te pases, niño, que no tienes ni idea de con quién carajo estás hablando! —escupió Karim con rabia porque todavía no había nacido el homb
Charlie sentía que la tierra se estaba abriendo bajo sus pies, como si sus rodillas no pudieran mantener el equilibrio de ninguna forma. Faith estaba delante de él, inclinada hacia aquel espejo y él seguía frotando donde la había inyectado como si estuviera tratando de lustrarla.Tuvo que cerrar los ojos para apartar aquella imagen, pero no pudo evitar que aquel gemido suyo le provocara la peor erección de todas. La sintió levantarse contra él, pegando la espalda a su pecho mientras aquel trasero chocaba contra su pelvis y Charlie luchaba por mantener un control que estaba lejos de ser suyo.—Faith...—Tienes buena mano —susurró ella antes de que él se diera cuenta de que la tenía abierta y firme sobre su trasero.—Lo siento, no quise... —¡¿Pero a quién diablos iba a engañar si eso era precisamente lo que quería!? Acariciarla, tocarla, besarla—. Faith...Su nariz bajó hasta la curva suave de su cuello, olía a azahares y a sueño, y lo único que quería hacer era besarla allí, bajar hast
—Sí.La respuesta era simple, sencilla, de dos letras... y aun así Charlie no la entendía. Tenía su boca a dos centímetros, su cuerpo pegado al suyo como un imán, podía sentir el calor que emanaba de ella, su erección disparándose contra su vientre, su respiración agitada... y era como si su cerebro hubiera dejado de funcionar.—Sí ¿qué? ¡Maldit@ sea! ¡Me estás volviendo loco!—¡Sí sé que te estoy haciendo sufrir y no pienso dejar de hacerlo hasta que tú no dejes de correr! —gruñó ella en respuesta—. ¿Por qué demonios te vas otra vez? ¿No te alcanzó con la primera?—¿Y para qué demonios quieres que me quede, Faith? —replicó él con desesperación—. ¿Te crees que soy masoquista?—No masoquista no, un poco idiota tal vez. ¡¿Para qué querría yo que te quedaras, Charlie?!Él abrió mucho los ojos mientras en su rostro se dibujaba la impotencia, y un segundo después devoraba su boca con un movimiento posesivo. Su cabeza de verdad no funcionaba bien, lo único que quería era seguir aquel instin
—¿Disculpa? —aquella palabra salió de su boca más venenosa que el aguijón de Ginger, y los nudillos de Faith se pusieron blancos sobre los brazos de su asiento cuando Philippa McCarthy ocupó otra silla junto a ella y cruzó las piernas mientras se bebía una copa de champaña.—Que siempre fuiste así, desde niña —suspiró la mujer con aburrimiento—. Faith la loquita, la más valiente, la más hot de la preparatoria, la que siempre tenía la moto más rápida y sabía usarla mejor que un chico... ¡Por Dios te robabas la atención de todos, opacabas incluso a tu hermana! ¿No te aburrías de hacer tantas locuras?Faith apretó los labios en una mueca forzada que parecía una sonrisa. Comentarios estúpidos como ese eran los que habían hecho que Charlie pensara así, y no le sorprendía escucharlos de alguien que había estado pegada a su oído durante tanto tiempo.—Pues al menos yo llamaba la atención con las motos —replicó sin cortarse—. Jamás tuve que abrirle las piernas a ningún chico para obtener su a
Charlie sentía como si aquellas palabras fueran una bofetada."¿¡Y a ti quién carajo te dijo que tienes permiso para enamorarte de alguien más!?"Su corazón dio un vuelco, porque solo de imaginar que sí, que tendría que hacer su vida con otra persona sentía que el mundo era un lugar más frío.—¿¡Qué demonios quieres decir, Faith!? —gruñó encarándola—. ¡Tú me diste permiso! ¡Tú lo hiciste en el mismo momento en que tienes una relación seria con otro hombre! ¡Llevo seis meses muriéndome por verte y tú estabas con otro y yo...! ¡Lo entiendo, maldit@ sea, lo entiendo, yo me lo busqué! ¡Pero eso no cambia el hecho de que no puedo soportarlo, no puedo soportar que estés con otro porque deberías estar conmigo!—¿Y por eso tienes que escaparte? ¿Qué te pasa, Charlie? ¿Cuándo te vas a poner los pantalones de una vez? ¡Es que no te entiendo! Te vas porque no quieres una relación con la loca, te vas porque sí quieres una relación con la loca. ¿Sabes hacer algo más en tu puñetera vida además de l