No era solo Charlie. Faith también quería que la tierra se abriera y se la tragara al ver la expresión furiosa de su padre y la cara azorada de su tío, que no tenía ni idea de lo que estaban hablando.—¡Repite eso! —rugió Kainn acercándose y Faith se puso entre los dos.—¡Papá te tienes que calmar, por favor, escucha...!—¿¡FUISTE TÚ!? —le gritó a Charlie y a su lado Moe entró tambaleándose.—¡Charlie! ¿Qué significa esto? ¿¡Cómo que "hijo"!? ¿De qué están hablando? —Moe estaba pálido, tembloroso, tan a punto de un colapso como Kainn.Frente a ellos sus hijos los miraban horrorizados y ninguno se atrevía a abrir la boca porque sabían que el desastre había empezado ya.—¿Cómo pudiste, Charlie, cómo...? ¿Por eso te marchaste?—¡No, claro que no, papá...! —pero las palabras se le atoraban en la garganta porque sin importar la razón por la que se hubiera ido, había dejado atrás a una persona herida que no lo merecía.—¿Alguien me quiere explicar qué demonios está pasando? —los interrogó M
El abuelo Sao era la persona más noble y más amable que Charlie había conocido en su vida. Había fallecido cuando él y las gemelas tenían doce años, así que más de una vez había acompañado a la familia a celebrar el aniversario de su muerte, por eso sabía hacia dónde se dirigían aunque iban en silencio.Faith miraba al suelo lleno de hojas rojizas con expresión ausente y él sentía un vacío en el pecho tan grande que ni siquiera quedaba espacio para el dolor.Durante largos minutos recorrieron los intrincados caminos entre los jardines del cementerio, hasta que llegaron a la hermosa puerta de una parcela privada. El lugar estaba mudo y sólo se escuchaban los ruidos de la naturaleza.Finalmente, llegaron a la tumba de su abuelo Sao. Era sencilla y modesta, pero con una gran cantidad de flores otoñales a su alrededor.—La familia Parker ha tenido un lugar en Highgate desde tiempos inmemoriales —susurró Faith sentándose en un banco frente a las tumbas—. Esta es la parcela de la familia, y
—Tengo que reconocerlo, esto es nuevo —murmuró Michael con un suspiro—. Las guerras son para dividir a las familias, no para unirlas.Él y Charlie estaban sentados en el balcón del hotel porque con tantas cosas en la cabeza ninguno había tenido tiempo de conseguir un departamento. Charlie se mantenía solo y no quería regresar a vivir a la casa familiar, al menos no con todo lo que estaba pasando, y Michael amaba su independencia más que al cabello que le escondía el tatuaje.—Pues esto es lo que hay. Ya lo eché todo a perder, ya le fallé a Faith una vez y no voy a hacerlo de nuevo, así que tengo que encontrar la forma de nuestros padres no logren disolver la sociedad —dijo Michael.—El tío Kainn ya te quiere matar, la única razón por la que no tienes la boca llena de bichos en uno de los terrarios de esa casa es porque eres hijo de tu padre, Charlie, pero ¿estás seguro de que quieres ir contra su decisión? —lo reconvino Michael.—En este momento, no me importa nadie más que ella, Mitc
Charlie sentía que el corazón se le saldría por la boca mientras intentaba sacudir el cuerpo inerte de la muchacha. —¡Faith... Faith linda, por favor despierta... anda despierta, ¿sí?... ¡Faith! De su boca salió un jadeo desesperado mientras la levantaba en brazos y la llevaba a la habitación, acostándola sobre la cama antes de palmear sus mejillas con insistencia. —¡Faith despierta, por Dios, no me hagas esto...! ¡Linda! Se estremeció al pensar que podía tener algo grave, después de todo hacía cinco años que no la veía y no sabía si había quedado alguna secuela de todo lo que había pasado, así que intentó que ella reaccionara de cualquier forma. Unos segundos después la vio abrir un poco los ojos, aturdida. —No estoy borracha... —susurró y Charlie dejó caer la cabeza a su lado, jadeando de alivio y besando su cabeza antes de abrazarla. —¿Qué te sientes? Dime qué te sientes, por favor... Sin embargo no fue ella la que contestó. En su lugar, escucharon el estruendoso ruido de su
Era preciosa cuando estaba concentrada, pero era más linda todavía porque estaba sana, o al menos así le parecía a Charlie. La vio hacer operación tras operación sin detenerse hasta que finalmente se echó atrás en la silla y suspiró con nerviosismo. —Listo, oficialmente somos pobres hasta el mes que viene que logremos cobrar el salario de la empresa —murmuró ella—. Supongo que podemos usar la tarjeta corporativa mientras tanto. Charlie asintió, pero no se molestó en decirle que acababa de llegar y no le habían dado la suya. —Entonces ¿ahora qué? —le preguntó. —Ahora tenemos que poner estas acciones a nombre de un familiar que nos apoye —sentenció Faith y los dos dijeron al unísono—: Mitch. —Sí, Michael es la mejor opción. Sabe que al tío Kainn no le va a gustar pero todo sea por la familia. Los dos se quedaron en silencio por un largo momento hasta que ella se restregó la cara con las manos. —Está bien, entonces haremos eso. Mañana pondremos todo a nombre de Mitch y luego... lue
Un segundo después Michael hacía su aparición ante la mirada asombrada de todos y se sentaba junto a Faith. No venía nervioso, pero sabía que durante un buen tiempo sería la manzana de la discordia entre su padre y su tío. —¿Qué hace Mitch aquí? Él no es accionista —la interrogó Kainn y su hija asintió. —Ahora sí lo es, papá. Las acciones del San Christobal Memorial estaban activas todavía así que Charlie y yo las compramos y se las pasamos a Mitch. —¿Qué...? —Kainn no sabía si estaba asombrado, impactado o incrédulo—. ¿Las compraron...? ¡¿Juntos?! Faith asintió con más calma de la que esperaba. —Así es, las compramos juntos porque no queremos que esta familia se separe, y aunque tengamos que empezar por la empresa... algo es algo —declaró—. Ahora tenemos el voto de Michael y somos mayoría, así que la empresa no puede disolverse. Kainn se levantó de inmediato con el rostro demudado por la consternación. —¡No puedo creer que hagas esto, Faith! —¡¿Y por qué no?! —replicó ella—. ¡
Charlie tenía las pupilas dilatadas y quería creer que lo que estaba mojando sus pantalones en ese momento era la lluvia, mientras veía a un tigre adulto de más de un cuarto de tonelada avanzando hacia él con las fauces abiertas.—¡Rajá! ¡Déjalo! ¡Ahora! —se escuchó la voz demandante de Faith y el animal rezongó tres veces antes de darse la vuelta y caminar hacia ella—. Ya lo sé, bonito, no soportas que invadan tu espacio. Lo siento —le dijo ella hablándole como si fuera un niño chiquito—. Ya, ya... Ve adentro, no te mojes más que luego me lo pones todo perdido. Ve.Le palmeó los cuartos traseros y el tigre se metió a la casa en dos saltos.Charlie se quedó allí, tirado en la hierba, con los ojos como platos, en completo shock mientras Faith le tendía la mano para que se levantara. Era una criatura hermosa, eso nadie lo ponía en duda, ¡pero tenía un maldito tigre en su casa!—¿Estás bien? —preguntó ella con preocupación—. ¿No te lastimó?Charlie se puso de pie tambaleándose y señaló a
Charlie ni siquiera sabía qué decir, tenía una piedra atorada en la garganta y otra en el corazón, mientras la escuchaba admitir que no tenía valor para intentar ser madre sabiendo que tantas cosas podían salir mal.Se limpió la cara que tenía húmeda por las lágrimas y le hizo un gesto con la mano para que le pasara la botella.—Dame esa, búscate una para ti —murmuró.—¿Para qué quieres la botella? —lo increpó ella—. ¿Te vas a emborrachar en mi casa?—¿Y dónde más se supone que me emborrache, Faith? ¿En casa de mis padres? ¿Qué sentido tiene ir hasta allá a emborracharme si luego voy a venir de nuevo hasta aquí a estar gritando en tu puerta? —replicó Charlie y ella pestañeó un par de veces pero terminó asintiendo.—Tienes un buen punto ahí —suspiró pasándole la botella y luego sacó una para ella, porque era evidente que lo no iba a dejar beber solo.Se sentaron en la alfombra frente a la enorme chimenea y bebieron en silencio durante un largo rato, porque esa era la única forma de que