El karma era una cosa muy jodida, lo suficientemente jodida como para que no lo dejaran ni siquiera sobreponerse a una de aquellas Krisis que siempre lo dejaban medio muerto. Afuera los disparos continuaban, parecía que estaban llegando más hombres y no precisamente de los que estaban de su lado. —¡Chenko! —le gritó a su jefe de seguridad, que estaba parapetado detrás de una de las ventanas del frente de la casa—. ¿!Qué demonios está pasando!? ¿Cómo es que no pudieron contenerlos antes de que entraran? —¡Esa cosa que está viendo ahí derribó la puerta! —exclamó su subordinado—. ¡No hubo Dios que parara eso! —¿Pudiste reconocer a alguien, algo… lo que sea? ¿¡Sabes quiénes son?! —lo increpó porque en aquel momento y a pesar de que jamás había rezado correctamente, lo único que pedía por favor era que el ataque no viniera de parte de Mitch. Honestamente lo dudaba, porque Michael era de los que golpeaban de una manera muy diferente, pero incluso así necesitaba saber quién lo estaba atac
Jana retrocedió asustada cuando la puerta de aquel sótano se abrió, y vio que la figura que estaba en el tope de la escalera no era Kris. Y para mayor desgracia tampoco era ninguno de sus hombres de seguridad. Miró a todos lados buscando una forma de escapar pero el lugar estaba sellado, aquella era la única entrada y la única salida.—Tenemos a la chica, repito, tenemos a la chica —exclamó el que parecía el líder, mientras uno de ellos bajaba la escalera apresurado y sujetaba a Jana del pelo antes de que ella pudiera resistirse.—¡Vamos, sal por las buenas o te va a ir peor! —la amenazó.La muchacha forcejeó todo lo que pudo pero el tipo la empujó escaleras arriba frente a él. A tropezones logró subir hasta el último escalón, pero apenas atravesó aquella puerta lo que encontró a sus pies fueron tres muertos mientras un disparo resonaba detrás de su cabeza.Jana ahogó un grito de angustia cuando sintió aquel cuerpo cayendo pesadamente detrás de ella, porque la bala había salido de la
Jana sintió dolorosamente el golpe de caer de espaldas contra el suelo, sobre todo llevando el peso de Kris sobre ella. Sin embargo, la mueca de angustia se la tuvo que aguantar cuando escuchó a los hombres avanzando hacia ellos.—¡Kris, Kris...! —Intentó sacudirlo, pero él solo levantó la cabeza y la miró con una pequeña sonrisa de tranquilidad.—Todo está bien, nena. Solo recuerda ser fuerte, ¿sí?... Recuerda ser fuerte cuando me vaya...Los ojos de Jana se abrieron desmesuradamente, y su pecho se hinchó buscando aire porque en una fracción de segundo entendió lo que pasaba. No tenían balas, no tenían armas con las que responder, y él solo estaba sobre ella cuando los impactos llegaron, feroces y dolorosos... y aun así él no dejó de sonreírle.—¡Kris! —gritó desesperada sintiendo aquella humedad cálida en su ropa—. ¡Kris, noooooo...!Pero antes de que pudiera siquiera moverse, más disparos se escucharon y él le cubrió la cabeza con las manos, protegiéndola tanto como podía. De repen
“La señora del clan”Nhora quería que la tierra se abriera bajo los pies de Jana y se la tragara. ¡Maldit@ desgraciada! ¿Cómo se atrevía a aceptar aquel título? ¡Uno que solo le correspondía a ella!Se levantó del suelo como pudo y la mirada furiosa de Jana fue advertencia más que suficiente. Quizás no pudiera expresarse bien, pero Dios sabía que Kris la había enseñado perfectamente cómo golpear, y al menos entre la gente en la que estaba, golpear también era una forma muy efectiva de expresión.—¡Fuera! —Y ni siquiera tuvo tiempo de sentirse aliviada porque finalmente parecía que las palabras que necesitaba estaban llegando a su boca—. ¡Fuera! —rugió y Chenko le hizo una señal a sus hombres para que los invitaran a ella y a la media docena de matones que la seguían a alargarse de aquel hospital.Jana respiró pesadamente mientras guardaba la pistola y trataba de encajar lo que acababa de hacer. ¡Había sido ella! ¡La culpable de todo era aquella mujer! Y cada vez que descubría algo así
Kris sintió que se ahogaba mientras preguntaba por ella una y otra vez. ¿Si no había ido al hospital y no estaba esperándolo en casa, entonces dónde...?“Dios no me hagas esto”, suplicó mentalmente mientras sus ojos se humedecían porque sabía que no podría soportar que ella lo hubiera abandonado, aún cuando tenía todo el derecho a hacerlo.Sin embargo, el ama de llaves le hizo un gesto para que hiciera silencio y lo siguiera, guiándolo hasta una habitación que ya conocía muy bien. A Kris le volvió el alma al cuerpo cuando la vio allí, acurrucada entre todos los edredones y rendida de sueño.—No ha dormido bien en estos días por estar cuidándolo en el hospital —le dijo Genevive—. Solo hizo falta que le diera un poquito de té y cayó rendida.A él se le encogió el corazón al verla así. Estaba acostumbrado a ocuparse de sí mismo. Estaba acostumbrado a ser quien se encargara de los demás, pero darse cuenta de todo lo que ella era capaz de hacer por él lo hacía sentir aún peor por la forma
Estaba aterrada. No había otra forma de decirlo. Tirar de la manija de aquella puerta y sentir que no podía abrirla era como volver a desatar los peores demonios. Otra vez encerrada, otra vez sin libertad para hacer lo que quería, otra vez la ansiedad, y el miedo y la impotencia de no ser dueña de su destino.Golpeó desesperadamente la puerta y el grito que salió de su boca hizo eco en toda la habitación.—¡Kris! ¡Kris! ¡Kriiiiiiiiis...!Su pecho subía y bajaba con violencia, su respiración era entrecortada y las lágrimas inundaban sus ojos; y por alguna razón que no fue capaz de comprender, cuando aquella puerta se abrió y Kris se asomó a ella, la primera reacción de Jana fue echarse a sus brazos.Sintió ese abrazo poderoso y en aquel momento a Kris le importó muy poco el dolor que todavía sentía. Le llenó la cara de besos y le estrechó con fuerza, susurrando en su oído.—Calma, calma, todo está bien... Lo siento por cerrar la puerta.La muchacha se separó solo un poco para mirarlo y
Era un beso tórrido, desesperado, imposible de evitar. Jana sintió el calor del aliento de Kris desprendiéndose de su boca y bajando por su cuello mientras tiraba de su camisa para presionarlo más cerca de su cuerpo.Él estaba en el cielo, uno que ni siquiera había imaginado hasta que sintió las manos de Jana vagando debajo de su camisa y bajando hasta la bragueta de su pantalón.—Amor... ¿estás segura de esto? —preguntó nervioso y la verdad era que Jana no estaba segura de nada, solo que en su interior había aquella necesidad mezclada con miedo que ya no se le salía de la piel.De su boca solo salió un gemido bajo y Kris la devoró como si fuera un hombre hambriento.Su toque fue suave, pero su intensidad envió un escalofrío a través de su cuerpo e hizo que su corazón diera un vuelco.La lengua de Kris la exploraba, disparando todos sus instintos con un deseo que la hizo jadear de placer. Sus manos se movieron lentamente sobre su cuerpo, acariciándola con una intensidad delicada que h
DOS MESES DESPUÉSEra extraña la forma en que el tiempo pasaba, como si no existiera, como si nada fuera realmente importante más que estar allí.El invierno se hacía insoportablemente crudo, pero Kris lo compensaba con aquellos brazos que de alguna manera siempre lograban estar a su alrededor.Para Jana hablar cada vez era menos difícil, Kris le traía un terapeuta a casa y en la noche se arrebujaban delante de cualquiera de las chimeneas y solo se quedaban allí juntos, mientras Jana sucumbía a aquel cansancio que cada vez era mayor.No habían sabido nada de Nhora en dos meses. Era como si la tierra se la hubiera tragado, pero Kris estaba alerta en todo momento, porque sabía que el odio de su madre no terminaría con tanta facilidad.Las cosas con Jana mejoraban poco a poco, aunque realmente ninguno de los dos entendía completamente lo que sucedía entre ellos y jamás hablaban de lo que había pasado al llegar a Bulgaria.Él mantenía sus reuniones del clan fuera de la mansión y la verdad