Jana frunció el ceño como si le hubieran estado hablando en un lenguaje que no conocía. En el suelo mojado frente a ella había una escoba de paja. Todas sus ropas estaban empapadas, tenía un frío como para morirse y aquella mujer acababa de golpearla.Se puso de pie despacio y se dirigió a la puerta abierta sin tocar para nada esa escoba. Tenía que largarse de allí a como diera lugar, pero antes de que pudiera alcanzarla, sintió una mano férrea cerrándose sobre su cabello y tratando de lanzarla de nuevo al piso. Se giró deshaciéndose de ella y golpeó a la mujer directamente en la cara, con el puño cerrado, sin medirse, porque ella no era de las que participaba en una pelea de gatas.Vio a Gemma llevarse las manos a la sangrante nariz, sorprendida, y empezar a vociferar como una loca al instante. Un segundo después la habitación se llenaba de otras mujeres, Álida la primera, y Jana supo que las cosas estaban muy jodidas para ella cuando bloquearon la puerta.No podía creer que estuvier
Tenía un moretón bastante feo en una mejilla, estaba empapada y tenía el labio inferior roto.Kris le levantó la blusa y también se le había hecho un moretón oscuro junto a las costillas del lado izquierdo. Lo tocó con dos dedos y la escuchó gemir antes de abrir los ojos lentamente.— Más vale que empieces a obedecer, amor, o de lo contrario este será un infierno peor del que puedas imaginar —murmuró Kris, y en los labios de Jana solo se torció una sonrisa cansada.—¿Peor? ¿En serio? ¿Me estás diciendo que hay algo peor a que la persona en quien confías traicione tu confianza, traicione tus sentimientos, y se traicione hasta a sí misma?Kris dejó a un lado la gasa con la que estaba intentando limpiarla y se levantó mesándose los cabellos.—Un hombre tiene que hacer lo que tiene que hacer —replicó sin mirarla y escuchó una risa que no lograba convertirse en carcajada porque el dolor intenso en su costado, hizo que Jana se encorvara sobre sí misma.—¿Hombre? ¿En serio te crees que te me
Si era honesta, ni siquiera tenía fuerzas para levantarse. Hacía dos días que no comía, y no le habían dado ni un poco de agua; pero por suerte o por desgracia, Jana Parker no era de las que se dejaban morir fácilmente. Todavía era de madrugada cuando la puerta se abrió con un ruido pesado y chirriante, y aquella mujer tan desagradable se detuvo en el umbral.—¿Qué? ¿Sí se te ocurre levantarte o estás dispuesta a pasarte otro día más sin comer? Tú decides —gruñó con aspereza, y Jana levantó la vista para clavarla en ella.No solo tenía la nariz amoratada, sino también una parte de la mandíbula, y sabía que eso no se lo había hecho ella. Era lo suficientemente perspicaz para darse cuenta de que Kris había puesto el límite en golpearla, y también estaba bastante segura de que él era perfectamente capaz de pegarle a cualquier mujer sin que su brújula moral tan desviada sufriera por eso.Despertarse le había costado muchísimo, pero había hecho un esfuerzo supremo para sentarse en la cama.
Jana estaba aterida y completamente agotada. Tenía hambre y tenía miedo, pero quizás por eso su cerebro estaba más alerta que nunca. Tenía que largarse de allí como fuera, tenía que escapar, así que no podía desperdiciar ni un momento en que pudiera recabar información.Siguió barriendo, empapada como estaba, mientras se fijaba en cada detalle del terreno alrededor. El muro era alto y debía tener quizás cuatro o cinco metros de altura. Por su aspecto debía tener un par de siglos de construido, así que las viejas piedras eran irregulares y ofrecían buenos puntos de apoyo para trepar. Sin embargo, ella no estaba en capacidad de trepar ni mucho ni poco hacia ningún lugar en ese mismo momento.Tres días, necesitaba tres días de comer un poco mejor o al menos comer para que todo dejara de dolerle y tener fuerzas suficientes como para subir.Ya había caído la noche cuando regresó a la casa y Gemma se paró con su rostro desagradable y su resentimiento frente a ella.—No has cumplido para nad
Al hombre que llegó a la reja tres minutos después y la encontró abierta ni siquiera le pasó por la cabeza que alguien hubiera podido escaparse de la casa; porque la realidad era que no había allí ni una sola persona que estuviera contra su voluntad. O al menos no que él supiera, porque los planes de Kris y lo que él pretendiera hacer o no con Jana Parker no era algo que iba divulgándole a sus subordinados, menos a los de una escala tan baja que solo cuidaban de las puertas.Así que el hombre pensó en que el idiota anterior había dejado la puerta abierta después de la entrada del camión de suministros, maldijo en voz baja y simplemente volvió a cerrarla, encomendándose a todos los santos porque nadie hubiera entrado.Pero mientras él no notaba nada, a la que eventualmente le saltaron todas las alarmas y tuvo que salir a ver por qué demonios la extranjera no había entrado, fue al ama de llaves. Gemma bufó con fastidio cuando se dio cuenta de que la muchacha no había entrado para la cen
Jana se detuvo limpiándose las lágrimas y esperó con resignación los dos minutos que los perros tardaron en llegar a ella y acorralarla. Le ladraron y le gruñeron pero ninguno tenía orden de morder.Los gritos de los hombres tampoco se hicieron esperar y apenas unos segundos después, las cuatrimotos llegaron y la gente se bajó de los autos.Gemma fue la primera en llegar a ella y también la primera en golpearla.—¡Estúpida maldit@ muerta de hambre! —le gritó desquiciada mientras la abofeteaba una y otra vez sin que Jana intentara defenderse—. ¡¿Cómo se te ocurrió escaparte, infeliz?! ¡¿Tienes idea de lo que provocaste?! ¡¿Tienes idea de lo que eso significará para mí?! —gritaba mientras volvía a golpearla—. ¡Te juro que voy a convertir tu vida en un infierno! ¡Lo que me pase te lo devolveré cien veces! ¡Voy a hacer que quieras morirte cada día!Gemma estaba histérica y finalmente uno de los hombres la separó de Jana.Sintió que otro de ellos la tomaba por el cabello y la arrastraba le
“¡Tres días sin comer!” Fue el último de los gritos que escuchó de parte de Kris mientras se alejaba lentamente de aquel despacho y sin mirar atrás. No le importaba no comer en una semana, tal como le había dicho: tendría que darle de comer de nuevo porque muerta no le servía para nada. Así que simplemente se tumbó en su cama fría y sucia y se acurrucó allí mientras escuchaba los gritos y revuelos por toda la casa. Porque realmente nadie, ni en sus peores pesadillas, había imaginado que ella pudiera dispararle a Gemma. Jana no tenía idea de si la mujer había sobrevivido o no, pero ella no había disparado como para que lo hiciera. Kris tenía razón en algo: ella jamás habría sido capaz de lastimar a una persona, pero a medida que convivía con ellos y a medida que la lastimaban, los veía menos y menos como seres humanos. Sin embargo, el verdadero escándalo no llegó cerca de ella, sino que se concentró al otro lado de la casa, en las dependencias de los señores, mientras Nhora vocifera
Sabía que aquel rugido lleno de frustración de Kris era para ella, y Jana no pudo evitar mirarlo con el asco reflejado en los ojos.—Álida ordenó que viniera a cambiar tus sábanas —respondió sin inmutarse mientras él miraba a la mujer sobre su cama con expresión feroz.—¡¿Qué tú hiciste qué?! —la increpó furioso y Álida se cubrió con las sábanas con la respiración acelerada.Cuando había dado aquella orden, lo que había esperado era que Jana rompiera en llanto y saliera corriendo con el orgullo lastimado y el corazón herido, como cualquier mujer en su sano juicio, no que con aquel desparpajo le dijera a la cara que había sido una orden suya.—No sé de qué habla, yo no... yo jamás...—Entonces, si no fuiste tú, fue Genevive, pero Genevive dice que la orden vino de ti… —murmuró Jana con cansancio poniendo las sábanas limpias sobre una de las butacas—. Aunque no sé por qué la nueva ama de llaves estaría tan interesada en que yo hubiera visto con mis propios ojos cómo te estás follando al