Queridas lectoras, les ofrezco una disculpa por la demora. Estuve haciendo un viaje muy muy largo y ahora estoy al otro lado del océano, con mi niña y mis papis, así que ha tomado tiempo acomodarnos al nuevo horario, peo tendremos maratón casi todos los días hasta el final del mes. Espero que lo disfruten. Las quiero mucho!
El detective lo miró un poco perplejo y otro poco asustado. Aquel hombre tenía que estar loco como para atreverse a desafiar a Sandor Dragonov, pero ese ya era un asunto que resolverían entre los dos. Así que se limitó a cuidar sus propios dientes y marcó aquel número."Pavlov. ¿Qué quieres? ¿Ya los tienes?", gruñó una voz al teléfono y antes de que el detective lograra responder, Alan le quitó el teléfono y contestó él mismo.—Creo que por el momento vas a tener que conformarte conmigo —siseó y por el largo silencio al otro, se dio cuenta de que el tipo se había sorprendido."Parker, me imagino"—Te imaginas muy bien. Aquí tu remedo de detective estuvo incordiando, así que te daré un par de respuestas: no, no tiene a nadie que te interese, y dentro de muy poco no te va a servir de mucho porque en cuestión de minutos irá preso por una buena temporada.—¿¡Quéeee...!? ¿De qué estás hablando...? —se espantó el detective pero Alan lo amenazó con el puño, dejándolo acorralado en el suelo.
Alan se quedó de pie junto a su auto, mirando con satisfacción cómo arrestaban a Pavlov y lo llevaban lejos. El detective que estaba allí se acercó a él, con una mirada de severa resolución.—Va a pasar mucho tiempo en la cárcel —sentenció—. Espero que esto lo haga aprender.Alan asintió sin ninguna expresión en el rostro, pero en su interior un fuego ardía. Un fuego que le impulsaba a no dejar que la injusticia se quedara sin ser castigada y comenzar por Pavlov le parecía perfecto.Sin embargo sabía que solo era el principio, así que al día siguiente se levantó con la decisión de poner todo en su lugar.Bastó con que hiciera una llamada y solo unos minutos después despejaban la agenda de aquel despacho solo para él. Una hora más tarde Alan atravesaba las puertas de uno de los consorcios legales más prestigiosos del país: el despacho de abogados Sheffield & Lieberman.Él y Connor Sheffield eran conocidos desde hacía años, y al trabajar con la fundación habían tenido oportunidades de c
Mar sentía un nudo en la garganta mientras se acercaba al hospital. Las lágrimas corrían por sus mejillas sin que pudiera evitarlo y sentía como si lo estuviera perdiendo todo por segunda vez. Al llegar se encontró a todo el personal revuelto, acercándose a la sala el quirófano a preguntar e interesarse, y todos la dejaron pasar al verla.—¿Dónde está... dónde...?—¡Mar! —Gus la llamó desde el otro lado del pasillo y ella corrió hacia él.—¿Qué pasó, Gus?— preguntó, temblando—. ¿Cómo está? ¿Se va a poner bien? ¡Por Dios dime que se va a poner bien!Gus se quedó en silencio durante unos segundos y luego tomó sus manos con un gesto de consuelo.—Todavía lo están operando, tiene varias heridas punzantes, y aunque logramos parar las hemorragias, los cirujanos quieren asegurarse de que no corre riesgos. Debemos esperar —murmuró y se quedó callado por un segundo.Mar arrugó el ceño y negó, sabiendo por la expresión de Gus que eso no era todo.—¿Qué no me estás diciendo? Hay algo peor ¿verda
Quizás sea algo difícil de explicar, pero precisamente esos momentos difíciles, esos momentos de mayor dolor son los que más mueven a las personas. La gota que derrama tu vaso es la misma que inunda de cambios tu vida, así que Mar tenía toda la motivación que necesitaba en aquel momento para enfrentar un cambio de los grandes.—Señor Sheffield... soy toda oídos —respondió.Connor estaba tan acostumbrado al miedo de las víctimas, que verla tan dispuesta le resultó extraño.—Gracias por escucharme —dijo con voz firme—. Vine en cuanto supe del accidente.—Deje de llamarlo "accidente", esto fue un atentado, y si de verdad habló con Alan, creo que sabe perfectamente de parte de quién vino.—Sandor Dragonov, su ex.—Exacto. Estuvo aquí hace un par de horas, me lo dijo en mi maldit@ cara, él lo hizo... y no voy a dejar que salga impune.Connor asintió con una sonrisa, aquella era la clase de clientes con las que le gustaba trabajar, habían pasado años, quizás desde Valeria Davies o su propia
Las desviaciones, atajos, evasiones... habían dado tantas vueltas y tan rápido por la ciudad que ya Mar ni siquiera sabía por dónde iban.—No te preocupes, mi equipo de seguridad solo se está asegurando de que nadie nos siga. Le debo demasiado a la memoria de Sejmet Mansour como para poner en peligro a las mujeres de su Fundación —le sonrió Kainn con suavidad—. Además de que la nueva directora me castraría sin pensarlo dos veces.Mar sonrió al pensar en ella, de verdad Kali era una mujer muy valiente y a pesar de su exterior severo, Kainn Black parecía un hombre amable para su familia, ciertamente había volado de inmediato para ver a su hermano.—Lamento mucho lo que está pasando... —intentó decir, pero él negó sin siquiera dejarla terminar.—No es tu culpa —sentenció con seguridad—. Eres la mujer de mi hermano, él está dispuesto a protegerlos a ti y a su hijo...—No es su hijo de sangre.—¿Eso lo hace menos su hijo? —preguntó Kainn con una sonrisa—. Yo creo que no.Los ojos de Mar se
La pregunta era simple: ¿Va a volver a caminar?La respuesta, sin embargo, no era tan simple.Gus respiró profundamente y miró a Mar a los ojos.—Los estudios indican que sí, que podrá volver a caminar —dijo y ella cerró los ojos agradeciendo a Dios porque odiaba que algo tan terrible le pasara a Alan por protegerla a ella—. Será mejor que hablemos todos juntos, ya lo van a trasladar a una habitación privada y hay un par de cosas que deben saber.Unos minutos después los guiaba hacia la habitación donde ya Alan estaba instalado y Mar corrió hacia él, dándole el beso más correspondido de la historia mientras él la abrazaba con suavidad... hasta que un carraspeo se escuchó tras ellos.—Vamos, vamos, que corra aire, ya luego me hacen otro sobrino —rio Kainn acercándose a Alan y subiendo a Michael junto a él.—¡Campeón!—¡Papi! ¡Abe este ojito!Alan abrió y cerró cada ojo indistintamente hasta que Michael se convenció de que estaba despierto y lo abrazó.—¿Estás bien, campeón? ¿No te asus
Mar miró a su alrededor mientras aquellas palaras retumbaban en su cabeza. No era un maldit0 sádico al que le gustaba golpear a las mujeres, o al menos no era solo eso.Todos los rostros en aquella sala estaban fijos en un punto indeterminados, pensativos mientras intentaban encajar aquella información. Las palabras de Kainn resonaron en su mente y sintió que un sudor frío empezaba a correr por su frente. Enfrentarse a la mafia sería casi imposible.—No —dijo antes de que nadie despegara los labios.—¿Cómo? —preguntó Kainn.—Dije que no. Si esa "mafia" es como yo la imagino, entonces son hombres con armas, ¿verdad? Gente que puede llegar y tirotear una sede de la fundación, que pueden atacarnos o matarnos... o cosas peores —dijo Mar y no era solo miedo, era sentido común.—Mar, todos entendemos que esto es peligroso —sentenció Kainn—. Pero antes la agresión fue contra ti, ahora fue contra Alan, la siguiente será contra cualquiera que intente ayudarte, no lo dudes, esta gente no se va
Mar se alisó la ropa con un gesto inconsciente, intentando ocultar su nerviosismo mientras subía las escaleras del palacio de justicia. Sabía que Kali había reunido a muchas mujeres de la Fundación para que se aglomeraran fuera de aquel lugar a esperarla y que Jackson estaba grabando en algún lugar tras ella, así que cuando la puerta del auto se abrió, ella avanzó junto a Connor con paso firme y subió la escalinata dando la mano con un gesto de ayuda y de ánimo a todas las mujeres que se la extendían en el camino.Estaba asustada y estaba dolida, como si aquellas heridas se abrieran sin cesar, pero eso no iba a detenerla.La primera vista de la denuncia era frente al fiscal de distrito, Connor ya había hecho la cita correspondiente y el hombre fue tan amable y educado como correspondía.Este revisó el caso con expresión severa y luego asintió, fingiendo que no notaba la forma en que Mar se retorcía los dedos sobre la falda.—No es la primera vez que trabajamos con la Fundación Great S