Después de unos segundos de penumbra, la voz de Ezra cortó con un silencio que estaba siendo demasiado largo para todos.
—No creo que tengas problema de acompañar a tu esposa, Marshal.
El hombre se giró con el rostro muy tenso y su cuerpo a punto de estallar, luego se limpió la frente, pasando los ojos a todas las direcciones sin mirar a alguien en particular.
—No puedo… —su voz salió en forma de susurro, pero la acentuó tanto que la piel de Abigail se estremeció mientras dio un giro inesperado.
No pudo evitar pensar ¿qué estaba ocurriendo para que Marshal se negara a esto?, su confusión estaba matándola al punto de llevar sus ojos insistentes hacia el lugar de Dominic, y solo en ese entonces, él correspondió su gesto.
Su rostro estaba sereno y feliz, Hunt soltó el aire, y Abby vio como miró
Abby estaba viendo por la ventana del avión, como las nubes parecían un mar espeso y denso; la sensación de profundidad, de tranquilidad y sobre todo de altitud la hicieron sentir inalcanzable. Ya tenían aproximadamente dos horas de vuelo, pero ella deseaba quedarse aquí arriba para siempre, sin ninguna preocupación.Los dedos entrelazados de Dominic en ella, solo le indicaban que estaba segura, que no tenía de que alarmarse por nada, y que, por un par de días, no debería pensar.Las palabras de Dominic aún estaban grabadas como acero caliente en su pecho, y cada vez que pensaba una y otra vez el momento en cómo dijo, que él era de ella, su sistema mandaba descargas indescriptibles que le cortaban el aire.No quería perderlo, no quería que se fuera después de que su situación se arreglara, independientemente de lo que pasara, lo
Ver la ciudad desde ese edificio le parecía estar contemplando una inmensidad. Eso, aunado a que Washington era bastante plano y arbóreo, donde no se contemplaban edificios tan modernos, sino estructuras más bien antiguas.El clima se sentía más templado, pero había algo que hacía sentir cómoda a Abigail. No podía explicar si el hecho se destacaba que aquí estaba muy lejos de sus problemas, pero el peso de sus hombros, y esa presión en su pecho que eran constantes, y que ya había perdido la cuenta desde cuando se sentía así, habían desaparecido por completo.Ella giró hacia la cama amplia donde Dominic estaba enrollado entre sábanas, y luego miró el reloj digital que daban las 7 de la mañana. Estaba muy acostumbrada a su rutina madrugadora y sabía muy bien que Hunt amaba dormir hasta tarde. Así que, aunque quer
Los ojos de Abigail no dejaban de parpadear, mientras su boca se acostumbraba a la forma en como su aire pasaba precipitado por su garganta. Desde hace unos minutos estuvo lista. Pero no sabía en qué momento iba a poder dar un paso fuera, donde Dominic la esperaba.Un vestido negro que llegaba hasta la mitad de sus muslos, se ceñía en su cuerpo. Eso, aunado a que una abertura mediana rasgaba su pierna y lo hacía parecer algo… fuera de lo que ella se pondría. Negó varias veces sin entender Cómo su cuerpo se había transformado con ese vestido, que descubrió hace una hora tendido en su cama, con una nota de Dominic que decía: “Hoy no te vestirás para nadie, sino para ti misma”Y después de que los nervios se la comieron al ver la prenda, consiguió debajo de la misma, un juego de ropa íntima de encaje que estaba
Y no era la de Abby, porque ella tenía su mano entrelazada en el otro brazo. Su mirada poco a poco recorrió a la persona que lo había detenido, pero era inevitable no reconocer esa voz que lo había llamado por su nombre.Karen estaba de pie, mirándolo con los ojos abiertos para luego desviar la mirada a Jacob. Hunt evidenció que estaba muy sorprendida de verlo en este club, y después de que se cercioró que su amigo estaba con él, pasó la mirada a su mano entrelazada con Abby.Él no pudo moverse del lugar, porque, aunque le extrañaba en desmedida que su corazón no se alertara por verla, allí tampoco estaba esa rabia que identificaba sus encuentros.Karen seguía muy hermosa, la belleza que la caracterizaba y que hacía que todos los hombres se giraran hacia ella, seguía intacta, pero había algo dentro de &eacu
Tuvo que hacer un gran esfuerzo por pasar la saliva, porque ella lograba joderse en su aparente estabilidad y en esa insistencia por querer parecer fuerte a sus encantos. Estaba completamente vencido en las manos de Abigail, y ella ni siquiera se había dado cuenta del poder que llevaba a su favor.Se levantó de golpe del sofá, y la levantó con rapidez, mientras se despidió de Jacob de la manera más corta posible.—¿Qué?, ¡pero ni siquiera ha pasado una hora! —refutó su amigo mirando a ambos con miles de preguntas en su rostro.—Nos bastó solo un rato. Nos hablamos luego —Hunt le dio una palmada en su hombro y Abby le pasó una sonrisa a la pareja, para evitar que su rostro se sonrojara.Ambos caminaron rápido a la salida sintiendo lo helado que estaba el clima. Y antes de que Abby pudiera frotar sus brazos, Dominic se quitó
Pasado, hace un año con Karen…—¡Jacob, debes ayudarme! —la mujer limpió su rostro y se giró hacia Jacob con el rostro manchado de rímel.—¿Karen has visto la hora? ¿Por qué no llamaste? ¡Cálmate! Ella negó mientras un puchero volvió a aparecer en su rostro.—¡El maldito de Jack me amenazó con decirle a Dom…!El cuerpo de Hunt se tensó mientras su respiración comenzó a ser entre cortada. Jack Morrison, era un hombre de negocios que se codeaba con ellos en muchos asuntos, últimamente tuvieron algunos conflictos por unas acciones que Hunt ganó y que no quiso venderle. En una de sus reuniones acostumbradas trató de darle una especie de amenaza, pero Dominic nunca lo tomó como algo serio.
Al fondo había comenzado una música, su madre colgó la llamada y luego Abby entre sorprendida y confundida, vio que había una nueva llamada en su teléfono, pero esta vez con video.Su sonrisa se amplió, deslizó el dedo por el táctil, para luego ver a su pequeña y a su hermano junto con su madre, cantándole cumpleaños con un pastel de chocolate que ella no probaría.Todos cantaban con un gorro de cumpleaños, y le enviaron besos y felicidades. Su padre no estaba con ellos, y le parecía muy extraño que sus hermanos no estuvieran en la escuela. Entonces rápidamente fue a ver la hora en el extremo derecho de su móvil y casi se muere de un infarto al saber que eran las once y media de la mañana.Cuando terminaron la canción y dieron un aplauso, Abigail les envió un beso con la mano.&nbs
Hunt colocó la mano en su espalda y comenzó a deslizarla hasta lo último de su columna, apretó su trasero y con la otra mano, tomó su barbilla. Con sus dedos comenzó a trazar su boca mientras ella lo miraba con ensoñación.—No me mires de esa forma —le dijo en forma de gruñido muy cerca de su boca—. Me vuelves loco, y me haces pensar que…Por algún motivo, ambos dejaron de mover sus pies, mientras se miraron intensamente. La chica sabía que no estaba lúcida, y que en este preciso instante la cordura no estaba en ella.Hunt se reprimió mentalmente por sacar esas palabras que le hacían recodar lo estúpido que fue cuando conoció a Abigail,y le dijo que entre ellos no podía haber amor. Notó que los ojos de ella se cristalizaron, y vio como dio unos pasos torpemente, para tomar su copa y vaciarla en