Capítulo 23
Diego cerró la puerta del dormitorio antes de ir a abrir.

—¿Lola? —preguntó sonriendo—. ¿Todavía despierta?

Diego y ella habían cenado juntos y luego él mencionó que tenía trabajo pendiente.

Lola sabía que era adicto al trabajo y no se atrevía a molestarlo.

Finalmente, al ver que era hora, se decidió a venir.

—Diego —dijo Lola suavemente—, parece que la ducha de mi habitación tiene problemas y aún no me he bañado.

Diego respondió con voz gentil: —Entonces llama a recepción y que vengan a arreglarlo.

—Eso llevará mucho tiempo —Lola miró hacia dentro—. ¿Puedo bañarme aquí?

Diego cerró la puerta tras ella y ambos quedaron afuera: —Todavía estoy trabajando. Ve a tu habitación, yo hago la llamada y esperamos juntos.

Aunque su plan se vio interrumpido, el hecho de que Diego dejara su trabajo para acompañarla hizo sentir a Lola que era valorada.

Al día siguiente, Irene se despertó sintiéndose adolorida y débil por todas partes. Cada vez que movía las piernas, sentía que iba a romperse.

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