*—Esmeralda:

Decidieron dejar a los tortolitos solos, pues se merecían un tiempo para ellos y el resto del grupo se fue a la playa. Como estaban en verano, la playa no estaba del todo vacía, pero encontraron un puesto cómodo en el lado que Diego comentó que era el mejor.

Esmeralda colocó una toalla sobre la arena debajo de una sombrilla y Sienna la imitó. Ambas se tumbaron en estas mientras los chicos iban corriendo hacia la playa. Los observaron chapotear en el agua y se rieron de estos, pues parecían niños jugando como si fuera la primera vez que visitaban el mar. Estos dos se veían muy cercanos y Esmeralda disfrutó verlos.

—Son tan calientes —escuchó que Sienna decía a su lado. No era ciega y debía de admitir que lo eran, pero no parecían material para una relación seria. Diego era un chico que era muy libre y los compromisos le daban alergias mientras que Thiago, aunque no lo conocía del todo, con esa apariencia, debía de conquistar muchos corazones.

—Lo son —dijo con sinceridad y