Alex echó un vistazo al estacionamiento y dijo:

—Si quieres, podemos sentarnos en el coche y hablar dentro.

Noa siguió su mirada.

El estacionamiento del set de filmación no tenía la misma limpieza y comodidad que un hotel. Y estaba oscuro.

—Si no subimos al coche pronto, la gente vendrá —le recordó Alex en voz baja.

Al escuchar esto, Noa tomó una decisión y abrió la puerta del coche para subir. Se sentó en el asiento trasero.

Una vez dentro, se dio cuenta de que el coche no arrancaba. Levantó la vista y vio que Alex la estaba observando a través del espejo retrovisor.

Comprendió rápidamente lo que estaba pasando y, como si fuera a propósito, levantó la comisura de los labios y arqueó las cejas hacia el espejo retrovisor.

—Lo siento, te confundí con el conductor.

Aunque dijo “lo siento”, su expresión no mostraba arrepentimiento.

Alex rara vez la veía tan animada y sin remordimientos, levantando las cejas en señal de provocación. Era completamente diferente a cuando estaba en la mansión