Noa alzó la barbilla, una sonrisa se insinuaba en sus ojos, y su voz parecía aún más dulce.

—Así es.

Tal vez fue por sus palabras que enfurecieron a Alex. Sus ojos se tornaron oscuros y sus labios se apretaron mientras la observaba fijamente, con una expresión sombría.

—¿Necesitas algo más?

Alex no respondió.

Noa borró su sonrisa, su rostro se tornó frío.

—Si no necesitas nada más, suelta mi mano. Además, necesito aclarar algunas cosas contigo, Alex. Durante estos últimos tres años, puedes actuar como si nunca hubieras tenido una esposa como yo. Espero que no nos volvamos a encontrar en el futuro.

—Sobre el acuerdo de divorcio, por favor, haz que tu abogado me lo envíe pronto.

Tras decir esto, Noa logró liberar su mano de la de él, le empujó el pecho y se alejó rápidamente tan pronto como tuvo suficiente espacio.

Alex se quedó inmóvil en su lugar durante mucho tiempo.

Cuando Hugo llegó, solo encontró a Alex, y Noa ya había desaparecido.

Corrió hacia él y preguntó: —¿Dónde está Noa? ¿No