Enical
Las noches de octubre me encantan y no es porque se acerque mi cumpleaños…obvio no.
El sol ya se había puesto cuando llegué al departamento de Antonio para una maratón con palomitas y helados. Desde que visitamos a su mamá no quiso volver a tocar el tema y los ataques pararon.
Quiero creer que fue el final, pero mi temor aún es latente, las pesadillas de él jalando del gatillo no ayudan mucho. La idea es ayudarle a descubrir la vida, irónico de una persona que ha crecido huyendo de lo mismo para no salir lastimada, gracias universo por hacerme tragar mis palabras…
-¿Por qué tiemblas con las películas de acción?- preguntó Antonio mirando mis rodillas vibrando como celular en modo silencio.
-Estaba emocionante- me defendí encogiendo los hombros -No le tomes importancia, dejé d
Enical -¡Mirame Enical!-me gritó sacudiéndome por los hombros, sus ojos exigían toda mi atención -¿Qué vas a hacer cuando no puedas controlarlo todo? ¿Frustrarte y renunciar?- exigió y desvié la mirada a sus rulos chocolate, se agitaban con ella como si fueran fuego consumiéndose. Bufé deshaciéndome de su agarre, no quería darle la razón a Sabrina, no era una maldita manipuladora, solo quería protegerme, sin sorpresas o cosas al azar no hay peligro, tan fácil como eso. Ahora…todo salió de mi control desde que me empujaron a la carretera, no podía decidir ni donde dormía, en un premio de consuelo lo único que decidía al inicio era qué comer porque Antonio me lo preguntaba. El toque fuerte en mi puerta me asustó, recordé a Alex, el tipo que Antonio me dejó como seguridad, el hombre no se despegaba de mi puerta mientr
Enical Me acomodé el vestido con cuidado de no mover mucho mi cabello recién laceado, según yo estoy irreconocible, también quería plancharle el cabello a Carolina, pero hasta acabar llegábamos al bar mañana. El alivio recorrió mi circulación cuando vi el lugar, no había luces psicodélicas o algún rincón oscuro de besuqueos, luces doradas y blancas iluminaban todo, el local era amplio, música que rozaba delicadamente el ambiente, con muebles de madera oscura muy bien cuidados que le daban el aspecto de ser un lugar para beber y charlar tranquilamente, muy Antonio. El gigantesco muro de madera que llegaba hasta el techo, detrás de la barra, exhibiendo botellas y copas peculiares me impresionó, reconocí a Antonio casi de inmediato, estaba sentado en la barra con su cabello en una coleta baja, pantalón marrón y una camisa azulina que contrastaba con s
Carolina No voy a negar que me estaba divirtiendo, desde el mensaje de Theodor en cuanto entramos a la discoteca preguntándome dónde estaba, Enical me propuso olvidarnos de ellos y solo bailar porque sí. Nos lo merecíamos, ellos invadieron toda nuestra atención y nuestros nervios por semanas, ya no caminábamos tranquilas, nos acostumbramos a guardaespaldas buscando fingir que el mundo de la mafia en la que entramos sin saber por confiar en ellos no significaba nuestras cabezas colgando de algún sitio. Denori es tan idiota que a veces uno se pregunta si su cerebro no se formó bien, era tan inteligente para analizar algunas cosas y a la vez no podía entender otras tan simples, creyendo que siempre tiene la razón y las únicas salidas tontas que se le ocurren a la primera son las definitivas. Y en el preciso instante q
Enical Me removí sintiendo una fastidiosa luz frente a mí, el dolor de cabeza empezó en un zumbido sordo mientras mi cuerpo me alertaba una deshidratación de muerte. Entreabrí los labios sintiéndolos como piedras agrietadas antes de atreverme a abrir los ojos con la fatiga en todo el cuerpo, intentar recordar como llegué a casa dolía como si usaran mi cabeza para tocar un campanario gigante de iglesia. Lo último que se me viene a la mente con mucho dolor es el cabello de Carolina frente a mí cuando entrabamos al bar espiando a Antonio, una lluvia de acero invisible sobre mí me regaló segundos entrecortados de una discoteca donde estaba bailando y bebiendo, me detuve antes de que me explotara todo o vomitara. Salí corriendo al baño sintiendo que los mareos eran fatales, antes de devolver en mi cama lo que sea que tuviera en el estómago, tenía el pijama sin recordar siquiera como había abierto mi puerta. ¿Alex me trajo? Saqué un poco de
EnicalTodo estaba oscuro, mi cuerpo se sentía pesado, como si estuviera en el fondo del mar, no podía ver nada, estruendos, estallidos fuertes, balas, ese es el sonido de las balas, mi cuerpo empezó a sacudirse como si lo batieran.-¡Enical!- su voz me despertó.Abrí los ojos empezando a respirar como si me hubiesen sacado del agua, estaba en la cama, Antonio me tenía de los hombros mirándome desesperado.-¿Qué pasó?- pregunté extrañada absorta en sus ojos notando como pasaban de café caliente a tieso y amargo chocolate.Sus gestos se volvieron frívolos e indiferentes r&a
EnicalUn tirón me despertó en medio de la oscuridad, mi almohada empezó a moverse en un estiramiento que me obligo a abrir los ojos, no quería, solté un gruñido de fastidio y advertencia.-¿Enical?- la voz de Antonio confundido recién despertando me provocó flojera, siento que me faltan aún más horas de sueño.-Callate y duérmete- ordené cerrando los ojos estirándome ligeramente, la cama esta algo dura…-Lo haría si no me bloquearas el aire- comentó.Fruncí el ceño hasta que caí en la cuenta que estaba escuchando sus latidos, mi cuerpo estaba literalmente encima del suyo.-Perdón- solté abriendo
Enical-Prometí protegerte así que déjame hacerlo- declaró frívolo y directo, sin mirarme antes de desaparecer.Un silencio absoluto me dejó sentir el eco de esa puerta cerrándose tantas veces que después de minutos me parecía seguir escuchándolo.-Incluso yo estoy cansada- declaró la Pinky desatándose la coleta y frotándose los ojos.-Es cierto, ya fue mucha tensión, lo forzado se quiebra o nos quebramos nosotras- comentó la Floja.Asentí resoplando en acuerdo con todas, tantos años de tranquilidad controlada me provocaron tantos nervios en estas últimas semanas, como dirían los médicos, necesito estabilizarme.Mi departamento estaba tal y como lo dejé, las gotas de kétchup desaparecieron al igual que las fotos en m
Enical-¡Sabrina basta!-De eso nada, soy tu mejor amiga y es mi deber decirte lo que haces mal.-¡Todo lo hago mal para la perfecta Sabrina!-Tus manipulaciones a la defensiva no funcionan conmigo- contestó con suficiencia cruzándose de brazos.-Eres más terca que Aferi y ella es un bebé- me quejé dejándome caer en la cama.-Gracias- dijo realmente alagada estirando la falda de su pijama en una reverencia –Sabes que lo hago por ti, deja de cerrarte a las personas, cada vez que un tío te gusta te alejas y nos colocas a todos delante, soy testigo de como mandaste a Adrián amenazar al pobre Fernando porque te invitó a salir, ten límites.-Funcionó bien, no me ha vuelto a hablar- contesté orgullosa, alzó una ceja y volví al mohín de “castigada” -¡Está bien! Prometo intentar…luego.Negó y se rió antes de lanzarme una almohada, desperté con esa última sensación de “todo va a estar bien”.Supongo que Sabrina estaría orgullosa de mi ahora, hice lo que por años me aterró, tampoco es que tuvie