James aun se encontraba en cama, aunque sabia que ya era de mañana, pues los rayos de sol se colaban por el ventanal medio abierto, el cual le habían dicho que mantuviese cerrado de ahora en adelante. Claramente no iba a obedecer ninguna orden que le diera el cretino en la habitación continua. Pero era demasiado temprano como para que James se pusiera de mal humor, por lo que solo dejó aquello a un lado.
Mirando el reloj de mesa dio con la hora, las nueve de la mañana; Y aun tenía algunos días más para despertar a esta hora, si, definitivamente luego seria molesto. Pero bien, él fue el que insistió en retomar la universidad, podría haber hecho mucho más adelante, pero como se había remarcado adelante; James quería tener una vida normal, tener amigos y estudiar arduamente como el resto de los chicos de su edad. Simplemente no quería sentirse como ahora: Solitario.
A veces se ponía a pensar y si su padre había pasado por esto mismo que él, entonces podría sentir un poco de pena por él, solo un poco.
—Déjalo— Su mirada ya estaba frente al espejo en su habitación, fue rápido en vestirse, algo cómodo y deportivo. Iría a correr, le gustaba y disfrutaba mucho de hacer deportes; De hecho había querido ser un nadador profesional, pero ya saben, para el próximo cabecilla de las Industrias Lawrence, aquello no era un conveniente. Por ello ya se encontraba en su tercer año de administración de empresas, su padre así lo quería, y bien, había sido como un acuerdo, no justo, pero algo era algo. James seguiría aquella carrera y su vida en esos años serian algo normales.
Lamentablemente no estaba pasando, ya que al parecer todo el maldito mundo reconocía el apellido Lawrence. Era como maldición, como estas muerto en vida, pero hey, James lo había sabido sobrellevar, al menos tenía un amigo; Matt Rogers, una persona de gustos extraños y muy amigable. Matt tenía tantos amigos... si, fue casi imposible para James el que no sintiera ni un poco celos. Pero estaba bien, se conformaba con eso.
James dejó su habitación, cansado por el rumbo que había tomado sus pensamientos, fue por ello que no se percató de la presencia de otra persona siguiéndole.
—Joven James, su desayuno esta preparado y servido en la mesa—
James le dirigió una cruda mirada a Eleanor, la odiaba, algo en ella no le agradaba, tal vez sea su actuar inocente. Era patética y ridícula, una persona no debería ser así. Sin embargo, siempre se decía a sí mismo que ya estaba pareciéndose a su padre, teniendo ese tipo de pensamiento. Entonces no llegaba a nada, solo a ignorar a la chica o simplemente diciéndole algo para que desapareciese de su vista.
—No desayunare— Siquiera James la miró, dejando la casa de manera rápida. Suspiró estando fuera.
—No deberias saltarte las comidas—
Jamen casi brincó en su sitio ante la abrupta voz cerca suyo, —¿Qué diablos?— Entonces lo vio, joder, por unos minutos se había olvidado de su guardaespaldas, de que su padre le había contrato uno. —Solo iré a correr, vuelve adentro—
Ryan le dirigió una mirada, —¿Aun no entiende que tengo que estar junto a ti todo el día?—
—No me agrada el tono de tu voz, tampoco tú— Pero James sabia que no podía hacer casi nada para cambiar aquello. Porque de nuevo, las ordenes de su padre pesaban mucho más que las suyas. —Como quieras, iré a correr— Se animó a sonreír, no fue una buena sonrisa.—Iremos a correr— corrigió. Aunque no obtuvo nada, ni un solo gesto.
¿Su guardaespaldas era irritante? Por completo.
...
Para la sorpresa de nadie, Ryan pudo seguirle el paso a James, era algo realmente muy obvio, solo un estúpido hubiera pensado lo contrario. El tipo probablemente estaba entrenado en todo, después de todo era un guardaespaldas que había sorprendido a Harrison Lawrence con su CV.
James no detuvo su trote rápido, solo giró levente su cabeza y sus ojos dieron con el hombre a su lado, aunque estaba a una apropiada distancia, como sea. El cretino se veía mucho más varonil. James no era ciego y tampoco negador, su guardaespaldas tenía menos musculatura de el anterior, por esto solo lo hacia lucir mejor proporcionado. Si, tenía un gran cuerpo, y un excelente rostro. Volviendo a mirar al frente, James no podía decir que este hombre fuera alguien feo. ¿Por qué la mayoría de los guardaespaldas eran atractivos?, ¿acaso era una condición a la hora de convertirse en uno?... —Ridículo— Soltó James casi sin aliento. Pero había otra cosa más, ¿desde cuándo opinaba del aspecto de los hombres? Oh claro, James frunció la nariz al recordar que esto era culpa de su amigo, este simplemente hablaba de todo sin problemas, y bien, James se había contagiado de él. Aunque en una que otra ocasión James se preguntaba si su amigo Matt era bisexual, pues el tipo solo.. uh, ¿hablar de los penes de otros hombres era normal?
Negando James sonrió, vamos, así era Matt, único en su especie. Estaba tan agradecido de ser su amigo, solo esperaba que no hablara mal de él a sus espaldas, como el resto.
James volvió a concentrarse en el ahora, vamos, él estaba corriendo, tenía que estar relajándose, no preocupándose de todo como un niño. Miró a su alrededor, la plaza poco a poco comenzaba a llenarse de personas, debió de despertar más temprano, o salir por la noche. Al menos no había nadie interponiéndose en su camino. Fueron exactos doce minutos los que trascurrieron cuando comenzó a sentir mal, su cabeza comenzó a dolor, al igual su estómago, pronto su vista se volvió borrosa. Aquello le hizo, le obligó a detenerse.
—Mierda— Se irguió, apoyando sus manos en sus rodillas, tratando de mantenerse y no caer. Pero se sentía débil. Había sido mala idea salir a correr sin nada en el estómago, no tenía energías.
—Hey, ¿estas bien?— Pero Ryan ya estaba cargando a un desvanecido James, —Diablos, sabia que algo así podría pasar. Eres un chico idiota—
—P-puedo.. escucharte aun.. imbécil...— Su voz era débil, y sus párpados se mantenían cerrados.
Primer día siendo oficialmente un guardaespaldas y ya tenía a la persona que tenía que cuidar, desmayado en sus brazos. ¿Molesto? Por supuesto, si no estuviera en su actual situación como protector, él solo hubiera dejado el chico en el suelo, ni siquiera le hubiera dado una segunda mirada. Pero ya ven, el cuento era otro.
Ryan observó por unos segundos al chico en sus brazos, era bastante ligero, pero no era momento para seguir con ello. Las miradas de al rededor ya comenzaban a molestarle aun más, por lo que se puso en marcha para llevarlos devuelta a mansión. Era bueno que estuviera cerca.
Y cuando Ryan había ingresado a la casa con el joven James en brazos, las mucamas pusieron el grito en el cielo, se vieron casi horrorizadas. Algo que llegó a llamar la atención de Ryan, solo fue raro y demasiado dramático. Es decir, ya les había dicho que solo se trataba de un simple desmayo, pero ellas aun estaban pálidas.
James fue recostado en su cama, y Ryan dio la orden de que el desayuno de este fuera recalentado, pues él se encargaría de despertar al mocoso. Claro no dijo la palabra mocoso en voz alta, solo se escuchó fuerte dentro de su cabeza.
Con la ayuda de un poco de algodón empapado en alcohol, James fue despertando de a poco, frunciendo la nariz ante el fuerte aroma.—¿Qué fue lo que...- El recuerdo le golpeó con rapidez, aunque... —¿Me atacaron?—. James puso ver que así no había sido por la expresión casi sin vida de su guardaespaldas, pero él estaba jugando. —Comeré algo, ¿bien?—
La puerta se escuchó, Eleanor ingresó con una bandeja de comida ; Un plato con huevos revueltos, tocino y ensalada de palta; Y un gran vaso con licuado de fresas. Pero algo no estaba bien, —¿Se les olvido que no como tocino? Inútiles, tírenlo a la b****a y cocinen otra cosa sin tocino—
Eleanor asintió y se disculpó, —Enseguida estará su desayuno, joven James—
—Espera— Ryan tomó el plato de huevos y tocino —Me lo comeré yo, seria un desperdicio— Era cierto, pero también lo era el hecho de que aun estaba hambriento, aunque él si había desayunado.
Eleanor le sonrió y dejó la habitación.
Já, James no podía creerlo, él cretino de su guardaespaldas actuado como el dueño de la casa.
—No tienes permitido hacer eso—
Ryan ya estaba masticando su comida, su mirada lo decía: ¿No tengo permitido hacer que?
—Bastardo— James no supo que más decirle, algo le decía que lo que sea que le dijese iba a ser lo mismo para el tipo. Entonces lo pateó, por que si, el bastardo estaba sentado en su cama. —No tienes permitido estar en mi cama, aléjate—
Ryan se puso de pie, y él no tuvo problema en comer de pie, vamos, no es como si no lo hubiera hecho antes. Fue rápido en comer, pues no había mucho tampoco, y tal vez ahora entendía porque el chico era así de débil y ligero.
El silenció terminó cuando nuevamente Eleanor se hizo presente con otro plato de comida. Ya no había tocino. Sin embargo:—No quiero que seas tú la que entre a mi habitación, ya no lo tienes permitido. ¿Entendido?—
—Si, joven James— La mucama dejó la habitación.
—Eso fue muy rudo de tu parte, joven James— Ryan no pudo tragarse su comentario, o más bien regaño, ya que lo sintió un tanto injusto. Porque si, él habría sido criado de manera cruel, pero siempre se le fue inculcado el respeto hacia las personas trabajadoras, sobretodo a las personas que realizaban trabajos esclavos.
—Lo que yo le diga o haga con los empleados de esta casa no es de tú incumbencia, mantén tu boca cerrada—
Y ninguno de los dos dijo nada, Ryan se quedó de pie en la puerta, no podía irse aun, no cuando el tonto chico aun estaba en riesgo de tener otro desmayo. Al menos este había encendido el televisor.
James ya se encontraba terminado su licuado, y su atención a la pantalla plana se había trasladado a la pantalla de su celular, mandándose mensajes con su amigo. Él y Matt habían estado comunicándose desde que llegó a Londres, y su conversación de basaba en cosas simples, de James quejándose de su nuevo guardaespaldas y poniéndose al día con algunas cosas de la universidad. Él ingresaría el próximo lunes, en un unos pocos días, lo malo era que ya había perdido un mes de estudio, ingresando a mitad de año de segundo cuatrimestre de la carrera. Por suerte era alguien inteligente y de aprendizaje rápido, estaría perdido si no fuera así.Matt:—¡Mándame una foto de tu guardaespaldas! :D—, el mensaje fue enviado.James frunció el ceño
James se había mantenido muy callado los próximos días, tratando de no volver a cometer el error que ocurrio en la terraza. Él no debía mostrarse débil ante nadie, y mucho menos hacia su guardaespaldas, un don nadie. Además, hablar de temas delicados había estado muy fuera de lugar, vamos, el tipo era un completo extraño, ni siquiera con Matt había hablado tanto, nada. Era inaceptable. No volvería a cometer este gran error.Un guardaespaldas no era un amigo, estaba lejos de serlo.—Ve a traerme el almuerzo— James ordenó, aun con su mirada en su libro. Él estaba dándole la espalda a su guardaespaldas, —Rápido—. Escribió unos cuantos apuntes más en su cuaderno, no fue mucho, solo lo necesario, entonces él ya tenía el almuerzo en su mesa. —Vete— Dejando de lado el
...Al día siguiente nada cambio, a excepción de que James se encontraba mucho más molesto con su guardaespaldas y entonces se estaba desquitando con todo mundo. Había despedido al cocinero de una escandalosa manera, lanzándole el plato de comida a su ropa y diciéndole que su comida era asquerosa y que ya no soportaba comerla. También se encargo de Eleanor, la insulto de pies a cabeza y le mando a hacer todas las tareas de la casa sin ayuda. Hubo más, la televisión del living estaba siendo remplazada, pues James le había lanzado un vaso de vidrio; el espejo de su habitación y cuarto de baño tampoco se salvaron. Y por supuesto Ryan se había llevado una gran parte de la furia de James, su sopa había sido estropeada muchas veces y fue insultado de pies a cabeza.Habían sido un día de locos. James estaba fuera de control.
James se había disculpado muchas veces con Matt, por el haberle abandonado en el comedor hace tres días. Si, y Matt le había dicho que que no importaba realmente, vamos, no era nada y nadie había muerto, pero...Matt suspiró mientras miraba a su amigo, él cual le estaba diciendo:—Elige el que quieras, yo lo pagare—Ellos se encontraban en una joyería, lo cual tomó casi por sorpresa a Matt, casi porque algo así ya había pasado en anteriores ocasiones. En donde James trataba de disculparte por alguna tonta razón, como la que había ocurrido actualmente.Pero Matt ya sabia a estas alturas que no podía decir que no, pues la primera vez que le dijo que no a su amigo, este parecía tan roto y angustiado, era algo triste de ver. Nadie debería verse así de miserable, y menor por una tontería. Sonriendo, Matt selecci
... Ryan ya se encontraba sobre su cama, sus brazos cruzados debajo de su cabeza y su mirada intacta en el techo blanco. Segundos después sus párpados se cerraron, de alguna manera se sentía agotado, él había hecho cosas de un chico muy corriente y normal, a excepción de estar en una joyería. Había ido al cine y comió helado, culpa de Matt, entre otras actividades. Pero no podría decir si le pareció divertido o no, pues nunca antes las había hecho y no sabia que pensar. Recordando algo de su pasado, Ryan terminó durmiéndose, soñando con el pequeño niño de cinco años que fue adoptado por Zev luego de que sus padres fueran asesinados. Todo había pasado tan rápido, cuando se dio cuenta él estaba en lo brazos de su madre, ella estaba muerta y llena de sangre, al igual que él; Su padre estaba también a su lado, boca abajo en el piso, de su boca aun salía sangre. Era una escena que solía aparecer en sus sueños, aun atormentándol
Había un gran problema con la elección del joven James, Ryan no desconocía la compañía Hiddleston, pero tampoco podía decir que la conocía como a la palma de su mano, era un cincuenta cincuenta. Ryan había sido un empleado en encubierto, aunque solo lo había sido por cuatro días. Él sabia que no había sido atrapado ni nada por el estilo, su trabaja había sido simple y nada complicado; Conseguir algunos papeles y ya. Sus acciones ahí adentro fueron sutiles, y perfectamente podría decir que nadie lo reconocería, en ese tiempo, hace un año, en esos cuatro días no entabló una conversación con la mismas personas por más de diez minutos.Aun así, sentirse cómodo y confiado no era una buena elección, era arriesgado, estaría en alerta. Pero eso no era todo,
James no dejaba de observarse en su espejo, él lucia bien, extremadamente muy bien; No quería pecar de vanidad, pero lucia apuesto y estaba seguro que recibiría muchas miradas esta noche. Agitó levemente sus cabellos castaños y los levó hacia atrás, y volvieron a su lugar, como solía ocurrir. Su mirada bajó, vestía una camisa negra y había dejado dos botones desabrochados, dejando ver un collar de plata; Bajó un poco más, dio con sus pantalones ajustados, rasgados a la altura de sus rodillas. Le gustaba como se veía, se sentía sexy y tal vez lo estaba siendo.Él no era alguien que dejaba todo a su apariencia, no tenía confianza en ella después de todo, por lo que siempre trató de ser "romantico", comprándole cosas caras a las chicas con las cuales salía, o simplemente te
Las cosas no estaban yendo como James las había planeado, pues no se suponía que ahora estuviese deseando tener la lengua de su guardaespaldas en su boca, tampoco se suponía que estuviese mirándole de esta hambrienta manera. James no estaba muy seguro de como estaba luciendo ahora mismo, pero de alguna manera tenía una idea, y era un tanto vergonzoso, aunque no estaba importándole, tal vez si estaba del todo ebrio. Pues no existía otra explicación.Un jadeo le hizo dejar de observar a su guardaespaldas, por fin su mirada estaba sobre la chica que estaba besando.—Wow, eso estuvo bastante bien—. Ella se prendió, ya estaba lo suficientemente ebria como para sostenerse por si misma.—Vayamos arriba— Susurró,—Podríamos tener algo de diversión—A James no le pareció una mala i