-Capítulo 30-

Y sin quererlo, James se encontró mejor luego de ser besado; Los labios sobre los suyos fueron tranquilos, casi una caricia. Lo peor fue cuando el dolor en su pecho disminuyó, cosa que no era para nada racional, es decir, este tipo, su guardaespaldas, estaba creando en él cosas nuevas y muy malas, sentimientos nuevos a lo que James podría hacerse adicto. No era una buena idea, ni ahora ni nunca.

Ryan no se alejó una vez besó los labios del chico, él se tomó su tiempo en tratarlo con cuidado, todo estaba en los ojos de James; Podía ver lo lastimado que estaba, y aquello le causaba molestia sin sentido.

—Tengo algo para el golpe en tu mejilla— Sus dedos rozaron la zona lastimada, la mejilla del chico estaba caliente y roja, no era para menos luego de dos seguidos y fuertes bofetadas. —Ve a la cama, iré por el—

James negó, alejándose bruscamente de su guardaespaldas, —Te lo dije, siempre la culpa será mía, pero no me

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