-Capítulo 34-

Las barreras entre James y Ryan habían sido destruidas, no habían prejuicios en sus acciones, tampoco quien pudiera júzgalos, ya que solo era necesario que lo que ocurría quedara entre ellos dos. Y fue así como una semana trascurrió con bastante tranquilidad, si es que se le podía llamar tranquilo cuando ellos follaban; Simplemente lo hacían donde querían y cuando tenían ganas, y no había freno alguno en ese punto, la calentura del momento lo controlaba todo y ellos no tenían quejas por ello. Era arriesgado, pero eso solo mejoraba las cosas.

Ryan se dio cuenta que hasta ahora había estado viviendo como un monje, hablando de su vida sexual, ya que él nunca antes había estado jodiendo a alguien casi dos o tres veces al día, y bien, eso era una locura, pero estaba sucediendo y no iba a abrir la boca para quejarse, diablos, ¿Quié

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