Regresamos a la terraza, antes de llegar a ella veo en la sala una mesa con varios portarretratos, me acerco para verlos. Allí me quedo contemplando cada una de las fotografías, tomó una de Camila y la sostengo por un buen rato en mis manos. —Son muy parecidas, yo también estoy asombrado. Es Alexander que lo tengo detrás mío, viendo la fotografía de su hermana. Esa foto se la tomé un día que salimos de viaje con mi papá, ya mi mamá había muerto, ese viaje lo hicimos para distraer a papá. —Ella era muy bella. —Igual que tú, ven conmigo, te voy a enseñar algo. Esta era su habitación, todos sus trajes están allí en el closet, mira esta pintura. —¡Wow! La verdad tiene mucho parecido conmigo. —Fernanda, ya has visto muchas fotografías de mi hermana, dejemos las cosas tristes a un lado, me gustaría invitarte a salir, ¿cuándo podemos ir a dar una vuelta por Milán?, pero solos nosotros. —Ya me advirtieron de tus dotes de Don Juan. —
Ya tengo un año en Milán, Estamos en verano, el calor es muy fuerte. Hoy es viernes, este fin de semana no podemos ir a Roma, para la próxima semana tenemos muchas evaluaciones, por lo tanto tenemos que estudiar, ya se lo participé a la señora Isabella. —Fernanda, ya te dije que cuando no puedas venir, no lo hagas, deja de preocuparte por Marlon David, él está bien. —Yo sé que está bien en mejores manos, no puede estar mejor cuidado, pero me duele cuando paso un fin de semana sin verlo. —Lo sé mi niña, pero no es tu culpa. Corto la llamada con la señora Isabella, cuando escucho que tocan la puerta, voy y abro, en la puerta está la señora Magda. —Hola mi niña, ¿puedo entrar? —Claro que sí señora Magda, está es su casa —No, esta es la casa de ustedes, cuando firmo contrato de alquiler ya deja de ser mi casa, ¿Milángela está? —Milangela no está, salió a comprar unas cosas. —Ya veo que no van a viajar a Roma. —No, tenemos que es
Hoy amaneció el día muy caluroso, que bueno que la señora Magda nos invitó a pasar el día en la piscina de la casa del señor Robinson, Nos fuimos con ella a eso de las diez de la mañana, después de haber estudiado un buen rato. Cuando llegamos ya el señor Robinson estaba en el área de la piscina colocando carbón para asar carne y preparar unas hamburguesas. —Buenos días señor Robinson. —Buenísimos días mi niña, que bueno que decidieron pasar el día con nosotros, pónganse cómodas, recuerden que esta es su casa. —Señor Robinson, ¿Alexánder dónde está? —Está en la cocina, preparando los panes para las hamburguesas. —Voy a ayudarlo. Me llego a la cocina y allí está Alexánder en bermudas y playera, siempre lindo, con el pelo desordenado y con gotas de sudor en la frente. Me acerco tomo una servilleta y le seco el sudor de la frente. —Gracias, buenos días, ¿cuándo llegaste? —Estoy llegando, déjame ayudarte. Entre los dos em
—¿Qué pasa con estos ancianos, no piensan bañarse? —Ahorita vamos Alexánder, estamos conversando. —¿Y qué tanto conversan? —Estamos desempacando el baúl de los recuerdos. De pronto el señor Robinson que permanecía callado, con voz fuerte le dice a Alexánder. —Te voy a decir una cosa, no se te ocurra molestar a Fernanda, porque te la vas a ver conmigo. —¡Epa! papá, ¿qué te ocurre, por qué me hablas de esa manera? —Porque te conozco y ya sé que la estás enamorando. —Sí, eso es verdad, yo no lo he ocultado, pero ella no me hace caso, no quiere nada conmigo. —Entonces no insistas, ¿está claro? —Por supuesto que está claro, lo que aún no está claro es tú reacción, ¿ me puedes decir qué pasa? —Alexánder no le hagas caso a tu papá, mejor anda sigue bañándote con las muchachas, ya nosotros vamos. —No Magda de aquí no me muevo, hasta que mi papá me explique lo que está pasando, vamos papá, vamos hablar de hombre a hombre, ¿acaso
Despierto en el apartamento de la señora Magda, pensé que era una pesadilla, pero no era así, me siento triste, decepcionada, ahora sí se me derrumbó todo el concepto que tenía de Richard, cuando despierto escucho voces, es la señora Magda hablando por teléfono. Me levanto voy al baño y luego a la cocina, la señora Magda ya me está esperando con una taza de café. —Buenos días señora Magda. —Buenos días Fernanda, ven vamos a tomar café y a conversar un rato. —Tengo que ir al apartamento para cambiarme de ropa. —Sí, pero no hay apuro, siéntate un rato conmigo. —Hablame de Richard, ¿tú y él fueron pareja? —No, nunca lo fuimos. —¿Y por qué él se siente con derecho hacia ti? Para que la señora Magda pueda entender mi relación con Richard tuve que contarle toda mi historia con Richard desde el momento que lo conocí en la sala de juegos hasta ahora. —Ahora entiendo su obsesión contigo, ¿y el padre de tu hijo de dónde es? —Él es de
—Hola Robinson. —Hola Magda, no te imaginas con cuántas ansias te estoy esperando. —Claro que me lo imagino. —Ven vamos a sentarnos, pero antes que me cuentes lo que descubriste, deja que me tome un whisky. —Sírveme uno a mí por favor, yo también lo necesito. —Ahora sí, vamos a hablar, dime cómo está ella después del susto que le dio Richard. —No te preocupes, ella está tranquila, la que tengo los nervios a millón soy yo, mira lo que te traje. La señora Magda saca el álbum de su cartera y se lo enseña al señor Robinson. —¿Qué es esto? —Un álbum de fotografías de la mamá de Fernanda, si alguna vez te tomaste una foto con ella, allí debes estar tú. —Recuerdo que en muchas ocasiones me tomé fotos con ella y con el grupo de muchachos que en ese momento andábamos siempre juntos. —Okey vamos a salir de dudas, vamos abrir este álbum, pero te informo que su mamá se llama Katerine Brown, es el mismo apellido de Fernanda, su mamá le di
Ya estoy llegando al final de mi carrera, sólo me quedan unos meses, mis nervios están a flor de piel, en el instituto todos estamos igual, todo es un corre-corre, las horas en el taller son una locura. Al llegar al apartamento la locura sigue, pero es una locura mágica, porque me gusta lo que hago, cuando empiezo a trazar líneas para un diseño,mis pensamientos, mi vida toda se vuelca en lo que estoy haciendo, a veces me olvidó hasta que no he comido, gracias a qué tenemos a la señora Magda que siempre está pendiente de nosotras. —Milángela por favor abre la puerta, están tocando, debe ser la señora Magda. —Buenas noches mis hijas, de seguro no han comido nada en todo el día, les traje comida, así que vamos pués, dejen esos papeles a un lado y vengan a comer. La señora Magda, siempre tan especial, arregló la mesa y colocó los platos que había traído, nos sentamos a comer, en realidad no habíamos probado bocado en todo el día, sólo agua. —Gracias señora M
—Marlon David, no molestes a los señores. Cuando escuché el nombre del niño, mi corazón se detuvo, en ese momento recordé cuando estaba en la cama con Fernanda Ella estaba a mi lado, nuestros cuerpos estaban completamente desnudos, la habitación estaba en penumbras, sólo una pequeña luz de una lámpara de noche alumbraba nuestros cuerpos, ella con sus manos delineaba mi pecho, luego mi abdomen, bajaba a mis piernas y luego volvían a subir, dejando que mi respiración agitada acompañara el movimiento de sus manos. Yo al igual que ella comencé a trazar con mis labios toda su figura, deteniéndome en cada una de sus curvas, cuando llegué a su abdomen mis labios se detuvieron, allí pegado a su abdomen le susurré. —El día que tengamos un hijo, ¿le vas a poner mi nombre? —Sí amor, por supuesto, además me gusta tu nombre. —¿Cómo lo vas a llamar? —Marlon David. —¿Y por qué David? —Porque va a ser un guerrero igual que tú, se va a enfrentar a l