HannaPongo mi mano en la cabeza, sentí que estaba mojada, vi la sombra de una persona teniendo el caballo. No sabía que le caía tan mal a los animales, me intento levantar pero una voz femenina me dice que no lo haga hasta que venga el médico, cierro los ojos, maldiciendo al imbécil de Pablo, aunque debo reconocer que fue culpa mía, que fui yo quien tomó la decisión, la estúpida decisión de confiar en él. Siento que alguien me tomó del brazo, levanto mi mirada y veo a Pablo. —Señorita por favor, puede llamar al joven Roy Sáenz, él debe de estar afuera —le digo a la mujer que de una vez toma el radio. —No, acá estoy yo. No es necesario que llame a nadie que no sea una ambulancia o un doctor al menos —Pablo le dice y ella nos mira a los dos. —¿Por qué eres tan egoísta? deja que alguien pueda ayudarme a salir de este lugar, para ti es más importante estar coqueteando con esas mujeres. —Cerré de nuevo mis ojos, la adrenalina que corre por mis venas es demasiado grande. —Ok, lo sien
HannaMiró a Juan quien me observa de forma curiosa, me giró a ver a mi querida cita que se pone de pie y lo saluda. ¿Cómo no se iban a conocer? Ambos son de la alta clase. —Mi querido doctor, que gusto verlo por acá y en tan buena compañía. —Juan le estira la mano. —Me debo ir, disculpen que pase una buena noche —dije para poder escapar de la escena. —Pero, no entiendo porque te vas, podríamos hacer un trío, no sería la primera vez que lo hiciéramos con mi querido abogado. Es más, entre los dos te podemos dar una buena cantidad. —Aquel sujeto habló tan fuerte, que recibí la mirada de la mayoría de personas que estaban a nuestro alrededor. —¿A usted no le quedó claro? —Me fui encima de él para golpearlo, pero Juan me detuvo sujetando mi cintura—. Claro se cree mucho, pues déjeme decirle que no es más que un degenerado, un atrevido y se va a arrepentir de tratarme así. —Tome uno de mis zapatos y se lo lancé golpeándolo en la cabeza. —Para que se de cuenta, que no puede insultar de
Pablo Fue bastante agotador estar en el club hoy, tengo un sin fin de sentimientos revueltos, algo que sale de mí. Me cambio colocandome algo mucho más cómodo, hoy no tengo ganas de hacer nada, he pasado las últimas horas leyendo, se viene un caso bastante difícil y no puedo desenfocarme. Es más, creo que dejaré tanta estupidez con Hanna al menos mientras pasa este caso que es tan difícil. Tampoco iré a buscar a mi papá, me gusta estar completamente concentrado. Me sirvo un café completamente negro, voy hasta mi sillón inclinable y comienzo a leer. Siento como mis ojos se van cerrando, el cansancio es bastante notorio. Abro los ojos cuando mi teléfono suena, miro y es el idiota de Juan, no me da ganas de contestarle pero, sé que puede ser algo importante del despacho y es mejor no mostrar debilidad.—Hola ¿cómo estás? —Escuchó la voz de Hanna, miró de nuevo la pantalla para verificar si era Juan. ¿Cómo me va a estar llamando de allí? —¿Hanna? ¿Por qué me llamas del número de Juan?
HannaLa pizza llegó y muy sonriente le di propina al repartidor, tenía un cartel que ayudaríamos a los perritos y eso en definitiva es muy conmovedor, miro a Pablo que tiene una sonrisa bastante falsa, debe ser que está muy tenso por todo lo que ha sucedido. —¿Qué tanto me miras? —me fijo que no deja de mirarme y se siente incómodo, muy incómodo—. No dejas de mirarme, ¿No te gusta este sabor? Debo decir que es mi preferido. —Él bajó la mirada, se veía tenso. —No miro nada Hanna, eres una niña pequeña cuando comes, la verdad me sorprende que hayas llegado viva a esta edad con tanta cosa que haces. —Él comienza a reír y bromea con eso. —Eres tan petulante, pero debo decir que te tengo cariño, aún recuerdo cuando me defendían con Jey de esos que me molestaban por hablar sola. —Los dos comenzamos a reír. —Estabas muy loca… La verdad solo lo hacíamos porque esos chicos no nos caían muy bien. No es normal que alguien hable solo delante de las demás personas. —No hablaba sola, solo pr
Pablo El impulso de idiotez se hizo presente de inmediato cuando Jey llegó a mi casa devastado, claramente le ofrecí mi casa, le ofrecí hasta la casa de mi papá, sé que a él no le importaría recibirlos, sobra espacio allí y mi papá puede ser de todo pero es una persona muy humana, con muchos valores.Me duele ver a mi gran amigo así, Jey es más que un amigo, es mi hermano del alma y siempre he intentado ayudarle, me afecta que ahora deben irse. Por más que le ofrecí alternativas, él solo quiere endeudarse y no me gusta que viva así. También me afecta ver qué Hanna esté en lo mismo y ni siquiera me lo haya dicho, eso me afecta, no es que me sienta con derechos sobre ella, se supone que debe confiar en mí. Mire la hora y afortunadamente aplazaron el juicio porque no me siento muy bien viendo los pasar necesidades y no puedo hacer nada. Le dije a Jey que le daría todo el dinero que necesitará, solo que no se lo pienso dar hoy, necesito poder mirar una opción incluso para que los dos ac
Hanna Miro a Pablo como se va al closet, seguro está drogado. Lo que hizo me dejó fuera de mí razonamiento, de verdad es muy poco creíble que él sienta algo por mi, después de todo lo que me ha dicho y he visto, es poco probable que él pueda sentir eso por alguien diferente, una mujer como la chica del club, a que pueda sencillamente sentir eso por mi, si lo que él quiere es que sea una de sus conquistas y caiga ante sus encantos, debo decir que está equivocado. Es obvio que su beso, movió algo en mí, no voy a negar que su cercanía ha hecho que en mi haya cierto sentimiento por él, pero es claro que es algo que no es significante. Le abro la ventana a Roy y trae una botella de tequila en su mano, me da un beso en la frente y entra, para luego acostarse en mi cama. —Sabías que hoy tenemos clase, no deberías beber tan temprano. —Me senté a su lado y él me abrazó. —Estoy triste, necesito de ti, necesito un consejo. —Él me pasa la botella y restriega sus ojos—. Estoy desesperado. —Ey,
Hanna Roy estaba allí parado observándonos con su ropa mojada, nos mira y entra.—¿Por qué lloras Hanna? —Mira a Pablo ¿Te hizo algo? —Mira a Pablo con rabia. —No es nada, solo una pequeña discusión, Pablo ya se va —dije mirándolo. —No, necesito hablar contigo primero, no me iré hasta que hablemos —Pablo aprieta sus manos. —Eso es muy infantil de tu parte hermano, vete. Ella no quiere que estés acá. —Roy se hace frente a él, provocando algo allí. —¿Qué te sucede? a mi no me vienes a dar órdenes, ella es mi prometida y tengo todo el derecho de estar acá. —Pero no en contra de su voluntad, —Roy lo empuja. Abro los ojos al ver eso, él está un poco agresivo—. Vete Pablo, y haznos un favor, vete de nuestras vidas —Ya no más. Ustedes dos se calman, son hermanos. No los quiero ver peleando —les grite. Pablo se sentó sobre la cama, de verdad lo desconozco.—Roy por favor, cambiate. Ya casi nos debemos ir, mientras tanto hablo con tu hermano, —él beso mi frente. —Lo siento por lo de a
HannaEllos salieron corriendo, se subieron al carro y arrancaron, corrí hacia donde mi tía e hice presión en su pierna. Ella estaba llorando, supongo que con una mezcla de sentimientos, el dinero, su herida, el carro… Todo. Me siento fatal, fui yo quien la trajo a este lugar, hubiéramos podido ir a un lugar más seguro, uno que al menos tuviera un policía cerca. Debí aprender artes marciales a los diez años como mi papá me dijo, en estos momentos sería diferente la película.Tomé mi teléfono y llamé una ambulancia, también le avisé a mi hermano, el cual respondió que iría al hospital, lamento haberle dañado la noche, tengo entendido que estaba en una fiesta con sus compañeros del bufete. La ambulancia tarda en llegar, a nuestro alrededor ahora si aparecen personas, no hacen nada más, tan solo murmuran sobre lo que sucedió. —Tranquila tía, estarás bien —dije tranquilizandola, mientras tanto, hacia permanente presión en su pierna. —Mi amor, ese dinero no lo voy a recuperar tan fácil.