Juan Miro la foto de Pablo y la rayó, poco a poco quiero acabar con él. Miro todo lo que está sucediendo a mi alrededor, Domingo buscando como loco a su hijo, como si eso fuera primordial. Eso es algo patético, solo espero que nunca aparezca y se muera por allá, así todo vuelve a su curso natural. Él no tuvo que haber regresado, tenía que haberse quedado por allá donde estaba. Mi propósito de vida era quedarme con las propiedades de los Saénz, así como hace muchos años ellos se quedaron con las de mi familia. No voy a descansar hasta lograr mi objetivo. Miro hacia la puerta, está Jeyson. Creo que al menos puedo divertirme con esa chica Hanna, no me gusta como para algo serio, es muy niña para mi, pero no puedo perder la oportunidad de tener una buena revolcada con ella, esa oportunidad no se me va a presentar tan seguido, es una forma en la que puedo hacer que Pablo pierda la cabeza; solo espero que ella se enamore tanto de mí que pueda ponerla cada vez más a mi favor, y sobre todo
Juan Cuelgo la llamada, mientras que espero la dichosa foto. Necesito saber quién fue el que se metió en esto. Camino a lo largo de una piscina mientras suelto el nudo de mi corbata. Vuelvo a la ventana, la abro y enciendo un cigarro. Se siente realmente bien, poco a poco todo esto va a ser mío y todos lo saben se pueden ir a la mierda con sus cosas, supongo que ahora sí mi papá se siente orgulloso porque por fin voy a conseguir lo que me pertenece. Miro mi teléfono y ahí está el mensaje, abro la imagen y no puedo creer lo que veo, es Hanna. Está estúpida metió sus narices donde no debía, porque sencillamente tenía que haber ido a buscarlo. Ahora me va a tocar también hacerla sufrir, y esa cintura es una forma para que también sufra él. Abrí el servicio de mensajería, allí envió una nota de voz donde les indicó que la hagan sufrir delante de él. Así sé que Pablo preferirá morir con tal de que su gran amor se salve. Tal vez solo la dejé un par de días allá, de pronto por eso puedo
HannaEstire mi cuerpo y terminé de abrir mis ojos poco a poco, no sé en qué momento me quedé dormida. Cuando miré a mi alrededor me di cuenta que eso no había sido una pesadilla, esto no fue un mal sueño. Miro a mi lado y Pablo aún permanece dormido, la ventaja es que como tengo mis pies sueltos puedo hacerme a su lado. Observó como tenía su rostro inflamado y algunos moretones por todo lado.—Sé que me estás mirando Hanna —él habla aún con los ojos cerrados.—Pensé que seguías dormido —dije algo tímida—. ¿Cómo te sientes? ¿Te duele mucho? —gira su cabeza y me mira. —En realidad no dormí, ¿Cómo pretendes que durmiera si tú estás acá? Alguien te hubiera podido hacer algo y no me lo hubiese perdonado. —Su rostro ahora está muy cerca del mío, sus ojos no dejan de observar ni boca. —Tampoco es que así como estas hicieras mucho —me río. —Extrañaba tu sonrisa, poder ver como tus ojos se iluminan cuando ríes y también como se forman hoyuelos en tus mejillas. —¿Por qué haces esto Pablo
HannaMe bajo de encima de Pablo, muerta de miedo. Ese sujeto me mira con desprecio y depravación. —A ella no le hagan nada, mire podemos hacer algo, un trato con tal de que ella salga de aquí. Miren si me lo permiten, me contactaré con un abogado muy bueno para que busqué la forma de sacar a su jefe de la cárcel, esa será una garantía y así ella puede irse hoy mismo —Pablo habla rápido, lo miró espantada. Claro que quiero salir de aquí, pero lo quiero hacer con él, no sola. —Mira, ya nosotros estamos buscando la forma de hacerlo. Esto solo es un castigo por hacer mal su trabajo. Por ser tan ineficiente, en cuanto a la chica yo no tengo afán en que se vaya, ¿Tú sí? —le pregunta a su acompañante y él niega—. Ya ves, nosotros queremos que ella esté aquí y sea nuestro pasatiempo. —Abrí mis ojos, me abofeteó mentalmente por dejarme llevar por mis impulsos e ir a buscar en ese apartamento. —Ni se les ocurra hacerle algo, porque me aseguro de acabar con cada uno de ustedes —Pablo les dic
Hanna Mi mente está tratando de procesar lo que él acaba de decir, claramente puede ser porque estamos en una situación de peligro. Una situación donde no tenemos claro que va a pasar. Quizá por eso él se siente en la obligación de pedir eso… No lo sé, mi cabeza me da vueltas, quisiera creerle, pero sé que en el fondo la desconfianza prevalece. —Creo que el encierro te está haciendo que te pongas a delirar —dije y él soltó una risa.—¿Eso es lo que crees? no piensas que tienes todas las cualidades para que un hombre te pida eso, Hanna eso es algo que debería pasar más seguido. Afortunadamente soy yo quien lo está pidiendo —dice entre risas. —No Pablo, no me estás comprendiendo. Creo que no estamos en el momento de casarnos, así salgamos de aquí mañana u hoy mismo, tu estás esperando un hijo con mi prima y eso tiene un gran peso. —Lo sé, yo no voy a abandonar a ese bebé, sin embargo, tampoco quiero perderte Hanna, no quiero perder esto tan lindo que descubrí por ti. —Ya a estas a
Hanna Vi como aquel hombre cayó al suelo, mi corazón palpitó con gran intensidad. Cerré la puerta para luego buscar en sus bolsillos. Su cabeza se llenó de sangre, solo espero no haberlo asesinado, o si no saldré de estar encerrada aquí para estar encerrada en otro lado. —Pablo… Tengo miedo. —Mi voz salió temblorosa. No pensé en la fuerza con que le pegué. —Tranquila mi amor, aquí estoy contigo. Busca en sus bolsillos una llave o algo para las esposas que tengo, luego yo te suelto —él me habla con tanta tranquilidad, me hace sentir mejor. Metí las manos en sus bolsillos, encontrando demasiadas cosas aterradoras para mi gusto. Encontré un manojo de llaves, junto con una navaja, la acomodé en mi bolsillo podía ser útil y fui a ensayar las llaves una por una con él, el temor porque aquel sujeto se despertara, porque alguien ingresará. Las llaves se movían en mis manos como si tuviera Parkinson. —Calmate Hanna… Yo estoy aquí, mírame mi amor. —Estoy demasiado nerviosa, mi pecho sube
Observa en su rostro un gesto de dolor, lo ayude a levantarse para caminar lo más rápido posible. Nos ocultamos detrás de un automóvil, salieron unos cuantos más a la puerta y al enterarse de lo que había pasado tocaron su cabeza y salieron corriendo a buscarnos. Pablo busca con su mirada la forma de salir de este lugar, al menos estamos por fuera. —Tranquila ya todo acabará pronto. —Sentir sus manos apoyando las mías, genera en mí una descarga de tranquilizantes para mi corazón y cerebro. No sé cuánto tiempo más pasamos allí, nos damos cuenta que aquellos sujetos vuelven a la casa con sus armas en la mano. Entran a la casa dándonos una oportunidad para poder escapar. Gateamos hasta llegar a unos arbustos, allí nos pusimos de pie. Con cada paso que daba Pablo su rostro lleno de dolor se hacía presente, la noche iba cayendo y no teníamos idea de donde estábamos. Caminamos unos cuantos kilómetros más, y nos detuvimos al notar un carro abandonado. Nos acercamos lentamente, estaba vac
Pablo Arrugó las cejas por el dolor que me provoca el golpe en las costillas, sin contar como me tronche el pie, estar en casa me hace sentir más tranquilo, sin embargo, siento que esos hombres no se van a quedar tranquilos hasta que su jefe quede libre. Lo que me hace replantear a las personas que estamos atendiendo en el despacho no entiendo bien la relación que mi papá tiene con ellos o porque tocaba darles un trato preferencial, lo único que sé es que no voy a exponer más mi vida ni la de nadie más. Por defender vándalos y personas que solo piensan hacerle mal a los demás. Procuro no mirarlos, tengo mucha rabia y desconfianza con Juan, no puedo creer que Hanna sea tan confiada con él, ella piensa que esto es un maldito juego. Está claro que solo él la está utilizando, no tiene la más mínima educación, piensa solo en cumplir sus metas en el despacho sin importar pasar por encima de los demás «en cierto modo tenemos mucho en común »Soy muy idiota, lo sé. No tengo idea como Hanna