HannaMe bajo de encima de Pablo, muerta de miedo. Ese sujeto me mira con desprecio y depravación. —A ella no le hagan nada, mire podemos hacer algo, un trato con tal de que ella salga de aquí. Miren si me lo permiten, me contactaré con un abogado muy bueno para que busqué la forma de sacar a su jefe de la cárcel, esa será una garantía y así ella puede irse hoy mismo —Pablo habla rápido, lo miró espantada. Claro que quiero salir de aquí, pero lo quiero hacer con él, no sola. —Mira, ya nosotros estamos buscando la forma de hacerlo. Esto solo es un castigo por hacer mal su trabajo. Por ser tan ineficiente, en cuanto a la chica yo no tengo afán en que se vaya, ¿Tú sí? —le pregunta a su acompañante y él niega—. Ya ves, nosotros queremos que ella esté aquí y sea nuestro pasatiempo. —Abrí mis ojos, me abofeteó mentalmente por dejarme llevar por mis impulsos e ir a buscar en ese apartamento. —Ni se les ocurra hacerle algo, porque me aseguro de acabar con cada uno de ustedes —Pablo les dic
Hanna Mi mente está tratando de procesar lo que él acaba de decir, claramente puede ser porque estamos en una situación de peligro. Una situación donde no tenemos claro que va a pasar. Quizá por eso él se siente en la obligación de pedir eso… No lo sé, mi cabeza me da vueltas, quisiera creerle, pero sé que en el fondo la desconfianza prevalece. —Creo que el encierro te está haciendo que te pongas a delirar —dije y él soltó una risa.—¿Eso es lo que crees? no piensas que tienes todas las cualidades para que un hombre te pida eso, Hanna eso es algo que debería pasar más seguido. Afortunadamente soy yo quien lo está pidiendo —dice entre risas. —No Pablo, no me estás comprendiendo. Creo que no estamos en el momento de casarnos, así salgamos de aquí mañana u hoy mismo, tu estás esperando un hijo con mi prima y eso tiene un gran peso. —Lo sé, yo no voy a abandonar a ese bebé, sin embargo, tampoco quiero perderte Hanna, no quiero perder esto tan lindo que descubrí por ti. —Ya a estas a
Hanna Vi como aquel hombre cayó al suelo, mi corazón palpitó con gran intensidad. Cerré la puerta para luego buscar en sus bolsillos. Su cabeza se llenó de sangre, solo espero no haberlo asesinado, o si no saldré de estar encerrada aquí para estar encerrada en otro lado. —Pablo… Tengo miedo. —Mi voz salió temblorosa. No pensé en la fuerza con que le pegué. —Tranquila mi amor, aquí estoy contigo. Busca en sus bolsillos una llave o algo para las esposas que tengo, luego yo te suelto —él me habla con tanta tranquilidad, me hace sentir mejor. Metí las manos en sus bolsillos, encontrando demasiadas cosas aterradoras para mi gusto. Encontré un manojo de llaves, junto con una navaja, la acomodé en mi bolsillo podía ser útil y fui a ensayar las llaves una por una con él, el temor porque aquel sujeto se despertara, porque alguien ingresará. Las llaves se movían en mis manos como si tuviera Parkinson. —Calmate Hanna… Yo estoy aquí, mírame mi amor. —Estoy demasiado nerviosa, mi pecho sube
Observa en su rostro un gesto de dolor, lo ayude a levantarse para caminar lo más rápido posible. Nos ocultamos detrás de un automóvil, salieron unos cuantos más a la puerta y al enterarse de lo que había pasado tocaron su cabeza y salieron corriendo a buscarnos. Pablo busca con su mirada la forma de salir de este lugar, al menos estamos por fuera. —Tranquila ya todo acabará pronto. —Sentir sus manos apoyando las mías, genera en mí una descarga de tranquilizantes para mi corazón y cerebro. No sé cuánto tiempo más pasamos allí, nos damos cuenta que aquellos sujetos vuelven a la casa con sus armas en la mano. Entran a la casa dándonos una oportunidad para poder escapar. Gateamos hasta llegar a unos arbustos, allí nos pusimos de pie. Con cada paso que daba Pablo su rostro lleno de dolor se hacía presente, la noche iba cayendo y no teníamos idea de donde estábamos. Caminamos unos cuantos kilómetros más, y nos detuvimos al notar un carro abandonado. Nos acercamos lentamente, estaba vac
Pablo Arrugó las cejas por el dolor que me provoca el golpe en las costillas, sin contar como me tronche el pie, estar en casa me hace sentir más tranquilo, sin embargo, siento que esos hombres no se van a quedar tranquilos hasta que su jefe quede libre. Lo que me hace replantear a las personas que estamos atendiendo en el despacho no entiendo bien la relación que mi papá tiene con ellos o porque tocaba darles un trato preferencial, lo único que sé es que no voy a exponer más mi vida ni la de nadie más. Por defender vándalos y personas que solo piensan hacerle mal a los demás. Procuro no mirarlos, tengo mucha rabia y desconfianza con Juan, no puedo creer que Hanna sea tan confiada con él, ella piensa que esto es un maldito juego. Está claro que solo él la está utilizando, no tiene la más mínima educación, piensa solo en cumplir sus metas en el despacho sin importar pasar por encima de los demás «en cierto modo tenemos mucho en común »Soy muy idiota, lo sé. No tengo idea como Hanna
PabloCreo que ya estuvo bueno de tanto molestar, supongo que nos faltaba está charla, me considero bastante maduro y creo que soy el indicado para aterrizarlo, «Tal vez así puedo ir eliminando la competencia indirectamente»—No lo sé. Lo único que tengo claro es que estoy confundido, pensé que podía replantearme estando lejos, creo que solo aumente la confusión en mi cabeza. Sin embargo, Pablo prefiero mil veces que ella esté contigo, a que esté con él, Juan nunca me ha dado buena espina. —Pienso lo mismo, pero ella es una mujer terca —dije sin quitar mi mirada a la puerta. Es increíble que dure tanto tiempo despidiéndose de él, se nota que lo extraño mucho. —¿Pablo en verdad la quieres? —Sí, estoy realmente enamorado de ella. —Roy suspiro, tampoco es que me guste ver a mi hermano mal—. Por lo que veo, ella tardará allí afuera. Iré a mi habitación, si puedes pedirle que la veo allí, te lo agradeceré. Roy se levanta para irse a su habitación con Luisa, admiro mucho la valentía de
Pablo Nos separamos cuando el aire nos faltó, ella sacudió su cabeza y se bajó de encima mío. Sentí de inmediato como la tensión y mi mal genio crecía, seguro es por ese imbécil. —¿Es por él? —dije sin pensarlo. —No puedes simplemente decir cosas y luego hacer como si nada pasara. Lo siento, no quiero caer. Baja tu ego, no eres indispensable para nadie, no permaneces en mi mente mientras estoy con él o con otras personas —ella aseguró como si fuera verdad. Eso es algo que no es muy fácil de creer, porque sencillamente yo lo sentí, sentí como sus labios danzaban con los míos, como su cuerpo me pedía que la acercará más a mí, sentí como me entregaba todo con sus suspiros. —Demuéstrame que no vas a caer ante mi. —Moví mi toalla para retirarla, ella desvió su mirada de nuevo. Claramente no me iba a desnudar y más de esa forma. Camine hacia adelante haciéndola retroceder, paso tras paso mi respiración se iba tornando más pesada, el ambiente se sentía cargado de deseo. Ella cayó en la
Pablo Bajé las escaleras luego de terminar de bañarnos, ella se fue a vestir. No tengo idea a donde irá porque está de vacaciones de la universidad. Debo decir que si las cosas se siguen dando así, me doy bien servido. Al llegar a la sala, están unos detectives. Me acerqué y les di la mano, para luego sentarme para contarles todo y darles la ubicación de donde estaban aquellos hombres, mi padre tan solo movía su cabeza negando, mostré evidencia y dije todo lo que sabía, tampoco quería exponer a Hanna ante él o cualquier otro. Nos despedimos del detective y él salió. Mi papá me dio un abrazo. —Lo siento hijo, jamás llegué a pensar que esa familia podría ser tan peligrosa. La verdad confíe en Juan, él fue quien los recomendó, —Acomodo las mangas de mi saco mientras mi mente procesa lo que acaba de decir. —Era algo tan obvio, él recomendar a los delincuentes. Papá ¿por qué no te das cuenta la clase de persona que es él?, no está al lado de nosotros, del despacho por simple gusto. Es