Tarah se sentó frente al mesón en la cocina mientras veía divertida cómo Rashel narraba cómo iba a hacer el merengue para el pie de Dimitry según las indicaciones que ella misma le había dado, ajena a la mirada oscura de su esposo.Dimitry las había estado viendo a ambas embelesado por el sonido compartido de las risas femeninas.Siempre había adorado a su hermana aunque él no supiera demostrar sus sentimientos, pero que hiciera reír a Satarah en ese momento lo hacía adorarla mucho más.Sabía que ahora mismo Tarah debía tener una tormenta en su cabeza y que tarde o temprano tendrían que abordar todas las inquietudes que tenían ambos pero el recuerdo de Satarah destruida llorando aún estaba fresco en su memoria.No quería volver a verla de esa manera y él se aseguraría de hacer todo lo que estuviera en sus manos por salvarla del abismo donde sabía que estaba metida.Más aún por el caos de ese día. Ojalá pudiera meterse a su cabeza y borrarlo.—¿Qué haces ahí? ¡Ayúdame! —chilló Rashel a
Cuidadosamente Dimitry la cargó en sus brazos sintiendo el calor de su cuerpo contra el suyo, cuando llegó a su habitación la envolvió en las sábanas mirando su rostro sereno como si no hubiera puesto su mundo en caos desde siempre, más ahora cuando no era capaz de enfrentar la verdad.La sensación de traición que sentía en su pecho se desdibujaba con la del amor hacia Satarah, la devoción por ella que no podía compartir porque no sabía cómo hacerlo, convirtiéndose en una tormenta implacable que no sabía cómo demonios afrontar.Esperaba que ella se lo dijera, estaba dándole tiempo sabiendo por todo lo que había pasado últimamente, entendía lo cansada que estaba y aunque no hubieran tenido demasiado tiempo para hablar él estaba desesperándose por hacerlo.Sabía que en cualquier momento le exigiría que se lo dijera, aunque necesitaba que Satarah diera el primer paso, que confiara en él de una vez por todas. Incluso Ricci lo había sabido antes que él, aunque lo había sospechado.Pero tam
El corazón de Satarah estaba latiendo rápidamente bajo su pecho.No se había esperado en ningún momento la efusividad de Dimitry pero a pesar de no estar preparada para la lujuria desatada se entregó a ella sin miramientos.Su esposo se quitó la toalla que había estado cubriendo su cuerpo al entrar en la habitación quedando gloriosamente desnudo frente a ella.Tarah no pudo evitar recorrerlo encantada con cada parte de él pero sus ojos se detuvieron en su miembro endurecido.—Regresó el piercing —susurró ella y se estremeció al escuchar risa ronca de Dimitry.Él se arrodilló en el suelo, por el movimiento la falda de su vestido se había subido mostrando su vientre, Dimitry dio una larga mirada excitada por su piel expuesta y rápidamente le quitó las bragas que llevaba para después envolver con sus manos grandes sus muslos abriendo sus piernas ocasionando que Satarah contuviera el aliento.—Solo para ti, Malyshka.No dudó en meter su cabeza entre sus piernas. Por un momento ella se ten
Dimitry se quedó enmudecido al ver a Satarah salir del baño. Había estado esperándola para que pudieran cenar pero se veía más hermosa que nunca.—Cuando volvamos de la cena te daré mi regalo verdadero, el pie que devoraste egoístamente sin darle a nadie no era el único regalo que tengo para ti.—No. Mi favorito fue el que estuvimos haciendo toda la mañana —dijo Dimitry con un tono ronco haciendo reír a Satarah.—¡No se trata de eso, atrevido!—Maldita sea, ¿Por qué no nos quedamos mejor aquí y pido que traigan la comida a la habitación Malyshka? Quizás sea mejor.Dimitry la atrajo hacia él intentando robarle un beso pero Satarah se rió apartándose para después darle una mirada divertida de advertencia.—Ni siquiera lo pienses. Quiero ver lo que hiciste que hicieran para nosotros aunque yo podía encargarme... ¡Te pusiste la camisa que te regalé! Yo juraba que la habías tirado.Él frunció el ceño antes de negar con la cabeza. —Jamás tiraría algo que me regalaste.Tarah sintió ese cosq
Satarah vio con horror como asesinaban a uno de los hombres al lado de ella. La sangre la salpicó provocando que gimiera en voz alta.Los gritos estridente resonaron por el lugar y Dimitry enseguida la miró sacando su arma.—¡Al suelo Satarah! Ella le obedeció mientras veía como Dimitry disparaba a los tipos que se habían colado en su casa disfrazándose de meseros.Yelena estaba llorando al lado de Satarah cubriéndose los oídos con las palmas. Ella por un momento se desconcertó al ver a aquella mujer venenosa tan vulnerable.De reojo vio como uno de los hombres se acercaba a Yelena y al ver que comenzaba a levantar su arma, Satarah levantó la que acababa de quitarle al hombre muerto a su lado. Si vacilar disparó a quemarropa sintiendo el peso del arma en sus manos.Yelena gritó horrorizada al ver lo que había pasado y miró a Satarah con los ojos llenos de lágrimas. En sus orbes había sorpresa y agradecimiento pero Tarah no se detuvo mucho tiempo en ella al ver que los ruidos se hacía
Shock hipovolémico.Satarah no podía quitarse esas dos palabras de la cabeza inclinó aunque el médico le hubiera dicho que después de la transfusión de sangre Dimitry estaba bien.Valerik lo había llevado a la pequeña clínica que estaba dentro de la casa para estos casos. El medico particular de Dimitry enseguida lo trató y desde ese momento, Tarah no se había despegado de su esposo ni siquiera una sola vez.Podía haber muerto y con solo ese pensamiento su corazón dolía.Ver la palidez en su expresión la hizo sentir culpable. Se reclamó a sí misma que quizás si le hubiera insistido más a Dimitry ella misma lo había curado.Había notado la preocupación en sus orbes pero no pensó que ignorara su estado.Conocía a Dimitry.Algo muy malo debería haber pasado para que él se descuidara así.¿Pero qué?Había perdido demasiada sangre por la bala pero afortunadamente el médico logró estabilizarlo rápidamente pero eso no había sido suficiente para aliviar su angustia.Tarah no supo en qué moment
Una sola palabra hizo que su mundo se tambaleara."¿Mami?"Esa voz infantil llamándola.La palabra que más había deseado oír desde hace siete años atrás la había escuchado gracias aquel móvil que evidentemente alguien le había enviado.Satarah se levantó de golpe sintiendo lo rápido que latía su corazón. Sus manos temblorosa acercaron el teléfono cerca de su boca.—¿Mami? ¿Estás ahí? —su tono de voz era suave y tan dulce.Un nudo se formó en la garganta de Satarah quien abrió los labios buscando responderle. Las lágrimas brotaron de sus ojos sin poder detenerlas, siempre había imaginado que ese momento llegaría pero esto la había tomado por sorpresa.—Estoy aquí mi bebé —su voz tembló en una mezcla de emociones que estabas desbordando en su cuerpo.Ansiedad, esperanza, felicidad."Oh Dios, realmente es ella."La euforia del momento logró que sus ojos se llenaran de lágrimas de felicidad y anhelo.Estaba completamente segura de que esa era la voz de su hija, incluso aunque ella jamás l
La ira mezclada con los celos hacía que Dimitry actuara de manera precipitada.Había pasando demasiado tiempo descansando, no por él. Por Satarah, quien a duras penas lo dejaba solo por minutos.Hubiera mentido si dijera que no le gustaba la atención de su mujer, de hecho, era más que eso.Seguía controlando su imperio desde su habitación y Valerik se había hecho cargo siendo su mano derecha. Él era un hombre de acción pero el estar con Satarah eclipsaba cualquier emoción que antes le pareciera importante. No podía estar sin su mujer por demasiado tiempo, se había hecho adicto a ella. Aunque eso no fuera algo nuevo.Pero ella no lo sabía.Se había levantado y se asomó por la ventana para ver el panorama de la casa pero ahí la vio.Abrazada a Gian y los impulsos le habían ganado.Cinco días eran suficientes para estar en la cama, mucho más si la presencia del bastardo de Ricci jodía su paz.—¡¿Dimitry?! ¡¿A dónde vas, hijo?!Él apretó la mandíbula ignorando a su madre.El dolor de la