Satarah vio con horror como asesinaban a uno de los hombres al lado de ella. La sangre la salpicó provocando que gimiera en voz alta.Los gritos estridente resonaron por el lugar y Dimitry enseguida la miró sacando su arma.—¡Al suelo Satarah! Ella le obedeció mientras veía como Dimitry disparaba a los tipos que se habían colado en su casa disfrazándose de meseros.Yelena estaba llorando al lado de Satarah cubriéndose los oídos con las palmas. Ella por un momento se desconcertó al ver a aquella mujer venenosa tan vulnerable.De reojo vio como uno de los hombres se acercaba a Yelena y al ver que comenzaba a levantar su arma, Satarah levantó la que acababa de quitarle al hombre muerto a su lado. Si vacilar disparó a quemarropa sintiendo el peso del arma en sus manos.Yelena gritó horrorizada al ver lo que había pasado y miró a Satarah con los ojos llenos de lágrimas. En sus orbes había sorpresa y agradecimiento pero Tarah no se detuvo mucho tiempo en ella al ver que los ruidos se hacía
Shock hipovolémico.Satarah no podía quitarse esas dos palabras de la cabeza inclinó aunque el médico le hubiera dicho que después de la transfusión de sangre Dimitry estaba bien.Valerik lo había llevado a la pequeña clínica que estaba dentro de la casa para estos casos. El medico particular de Dimitry enseguida lo trató y desde ese momento, Tarah no se había despegado de su esposo ni siquiera una sola vez.Podía haber muerto y con solo ese pensamiento su corazón dolía.Ver la palidez en su expresión la hizo sentir culpable. Se reclamó a sí misma que quizás si le hubiera insistido más a Dimitry ella misma lo había curado.Había notado la preocupación en sus orbes pero no pensó que ignorara su estado.Conocía a Dimitry.Algo muy malo debería haber pasado para que él se descuidara así.¿Pero qué?Había perdido demasiada sangre por la bala pero afortunadamente el médico logró estabilizarlo rápidamente pero eso no había sido suficiente para aliviar su angustia.Tarah no supo en qué moment
Una sola palabra hizo que su mundo se tambaleara."¿Mami?"Esa voz infantil llamándola.La palabra que más había deseado oír desde hace siete años atrás la había escuchado gracias aquel móvil que evidentemente alguien le había enviado.Satarah se levantó de golpe sintiendo lo rápido que latía su corazón. Sus manos temblorosa acercaron el teléfono cerca de su boca.—¿Mami? ¿Estás ahí? —su tono de voz era suave y tan dulce.Un nudo se formó en la garganta de Satarah quien abrió los labios buscando responderle. Las lágrimas brotaron de sus ojos sin poder detenerlas, siempre había imaginado que ese momento llegaría pero esto la había tomado por sorpresa.—Estoy aquí mi bebé —su voz tembló en una mezcla de emociones que estabas desbordando en su cuerpo.Ansiedad, esperanza, felicidad."Oh Dios, realmente es ella."La euforia del momento logró que sus ojos se llenaran de lágrimas de felicidad y anhelo.Estaba completamente segura de que esa era la voz de su hija, incluso aunque ella jamás l
La ira mezclada con los celos hacía que Dimitry actuara de manera precipitada.Había pasando demasiado tiempo descansando, no por él. Por Satarah, quien a duras penas lo dejaba solo por minutos.Hubiera mentido si dijera que no le gustaba la atención de su mujer, de hecho, era más que eso.Seguía controlando su imperio desde su habitación y Valerik se había hecho cargo siendo su mano derecha. Él era un hombre de acción pero el estar con Satarah eclipsaba cualquier emoción que antes le pareciera importante. No podía estar sin su mujer por demasiado tiempo, se había hecho adicto a ella. Aunque eso no fuera algo nuevo.Pero ella no lo sabía.Se había levantado y se asomó por la ventana para ver el panorama de la casa pero ahí la vio.Abrazada a Gian y los impulsos le habían ganado.Cinco días eran suficientes para estar en la cama, mucho más si la presencia del bastardo de Ricci jodía su paz.—¡¿Dimitry?! ¡¿A dónde vas, hijo?!Él apretó la mandíbula ignorando a su madre.El dolor de la
Gian había sido testigo incómodo del momento compartido entre ambos llegando a la conclusión obvia.El hijo de puta más grande de Rusia parecía enamorado de su mejor amiga.La manera en como la miraba o la forma en la que la tocaba no podía ser fingida.Pero eso no le gustaba a Gian.Dimitry era peligroso para Satarah.Su oscuridad iba a destruir su luz de una manera u otra y él no quería ser testigo de ello.Mucho menos quería permitir que ella se dejara manipular por Romanov.¿Y si estaja fingiendo y quería romperle el corazón?Satarah ya había sufrido demasiado y en el pasado él no había podido hacer nada pero ahora las cosas eran diferentes.Gian tenía el poder para evitarlo."Pronto."—Lárgate de mi casa, ahora.Gian fingió una sonrisa divertido.—¿No soy bienvenido aquí? Después de todo siempre voy a ser el mejor amigo de Satarah. Siempre voy a estar cerca de ella y ni tú ni nadie va a impedírmelo. Nos vemos pronto, nena.Dimitry inhaló bruscamente."Quiero matar a ese cabrón. Si
—¿Satarah sabe sobre esto?—Nadie lo sabía. Era un secreto entre Natalya y yo.Él miró confuso a Dimitry.—¿Por qué lo hizo? ¿Por qué fingir su muerte cuando siempre ha sido la favorita de sus padres?Dimitry se pasó una mano por la cara.No podía dejar de pensar en Lya.Desde que le habían dicho que su accidente había sido muy fuerte temía que algo peor le sucediera.—Algo le pasó... no puedo contarlo, no sin su permiso.Valerik asintió con la cabeza viendo la aflicción de su mejor amigo.Mientras conducía palmeó la espalda de Dimitry en señal de apoyo.—Seguro que ella estará bien y se recuperará rápido.—Eso espero.*El sonido de las máquinas y el aroma estéril del hospital lo golpeó como un rayo pero no más que la imagen de Lya acostada dormida sobre la cama. Su primer instinto fue detenerse abruptamente en la puerta. Su corazón se sacudió no solo por ver a la mujer con la que había crecido parecer tan vulnerable, sino también porque a primera vista se le había parecido a su espo
—¿Por qué Dimitry no me lo dijo? —gruñó Sonya llena de ira y esperanza.Su única hija estaba viva.Su Natalya fingió su muerte y ahora estaba grave en un hospital.Morozov su amante estaba a su lado mientras que el hijastro de este sonreía sin que Sonya lo viera.Su plan estaba saliendo exactamente como quería y tenía a Sonya de su lado la estúpida mujer siempre creía en él, por eso iba un paso por delante de Dimitry.Sonya era la amante de su padrastro pero lo que nadie sabía era que el era quien había propiciado esa relación.Había movido sus piezas para que Morozov seduciera a la estúpida mujer frente a él con el único fin de acercarse a Satarah.Tampoco nadie había sabido sobre su obsesión por las gemelas Alekseeva. Natalya había sido su primer objetivo. La seguía a todas partes como una sombra pero nadie tenía idea sobre eso salvo por ella, sin embargo, Natalya no conocía su rostro le encantaba verla desesperación en su cara mientras la perseguía.Hasta que decidió compartirlo co
Satarah respiró profundo dejando a un lado los pinceles. Miró el lienzo que casi terminaba apretando la mandíbula. Había dejado que su mano se moviera hasta crear la cara pequeña de una niña.Desde siempre se había preguntado cómo era su hija, la imagen frente a ella casi terminada la había llevado a dibujar a su hermana Natalya, como la recordaba desde pequeña pero lo que la hizo contener el aliento fue ver que apenas acababa de darse cuenta de lo increíblemente parecida que se veía con Ava.No había dejado de pensar en esa pequeña desde que no pudo volverla a ver.Entonces su mente comenzó a maquinar demasiado rápido.Sus ojos se abrieron con horror y como si fuera una confirmación divina su móvil sonó llamándole la atención.Satarah frunció el ceño al ver el número desconocido pero aún así contestó. —¿Sí?–¿S-señora Romanova?Satarah sintió que su espalda se ponía tensa y su respiración se entrecortaba.Esta voz le resultó demasiado familiar.Se levantó de la silla aunque tenía l