"Estoy cediendo solo esta vez, una sola vez y será suficiente para aplacar esta necesidad."—No hay peros, eres mía ahora —la posesividad de Dimitry la hace estremecer enseguida.—D-dije solo por esta vez, p-ponte un condón, Dimitry.Él la miró de manera intensa con la mandíbula apretada.—Jamás usaré un puto condón contigo, Malyshka. Vas a darme un hijo. Sus caderas se movieron duramente y ella ahogó un gemido mordiendo su labio inferior tratando de ser racional pero Satarah solamente se había sentido así una vez en la vida y había sido por causa del padre de su hija.Por las noches cuando se excitaba todo lo que hacía era recordar aquella noche con él.Aunque ella no hubiera visto su cara sabía que él era sexy, lo poco que había visto de su cuerpo gracias a la carecia de luz le había gustado. Pero lo que realmente la había excitado era su toque atrevido, sus manos calientes, su boca que la hizo suya muchas veces antes de hundirse en ella.Dimitry no la había preparado con su boca pe
Satarah abrió los ojos a la mañana siguiente esperando encontrar a Dimitry en la cama pero no estaba.Se incorporó dando un vistazo rápido por el lugar incómoda pensando en todo lo que había pasado en una noche. Había esperado que Dimitry estuviera ahí y dijera algo sarcástico para atacarlo como siempre pero su ausencia la inquietó muchísimo más que su presencia.Inevitablemente experimentó una emoción extraña dentro de su pecho y sintió calor en sus mejillas al darse cuenta que estaba desnuda.—Mierda, ¿Realmente me acosté con Dimitry? Ay no. ¿Cómo debería actuar ahora?Se levantó de la cama temblorosa arropando su cuerpo con la sábana mientras se dirigía hasta el baño donde había empezado todo.—Supongo que todo seguirá igual. Le dije a Dimitry que solo sería una vez..."Pero él insistió que ella tendría a su hijo."—No va a pasar —gruñó Tarah dejando la sábana en el cesto de ropa sucia antes de entrar en la ducha—. No volveré a cometer el mismo error dos veces.Ya había sufrido dema
Las mejillas de Satarah enrojecieron visiblemente sintiendo los latidos acelerados de su corazón. Miró horrorizada la toalla arrugada al otro lado de la cocina antes de volver su vista a él.—¡¿Qué crees que estás haciendo Dimitry?! —susurró alterada cubriendo sus pechos con un antebrazo mientras su otra mano tapaba su zona V.La forma en la que Dimitry la estaba observando casi le hizo olvidarse de dónde estaba y la situación en la que se había metido por su despistado acto.De repente, sus manos granes cubrieron la piel de sus piernas justo por encima de las rodillas antes de abrir estas para posicionarse cerca de ella.—Tomando lo que me pertenece —dijo como si eso fuera lo más obvio.Ella sintió el deseo arremolinarse dentro de su vientre.—Apártate, alguien podría vernos. ¡Estamos en la cocina!—Debías haber pensado eso antes de provocarme, Malyshka. Ahora es demasiado tarde —su boca se deslizó por su cuello erizándole la piel.Ella intentó no ceder a aquel libido que comenzaba a
Salió prácticamente corriendo de la cocina con el corazón acelerado.No podía dejar de pensar en lo que había hecho con Dimitry hace segundos. Jamás se hubiera imaginado estar en esa situación pero...De repente escucha la exclamación horrorizada de "su querida suegra".—¡¿Qué haces en toalla por toda la casa?! ¡Eres una desvergonzada!A ella se le curvaron la comisura de sus labios y se encontró con la mirada furibunda de Yelena.No necesitaba esto.—Me apetecía hacer algo interesante por la mañana.Ella abrió la boca como si no esperara aquella respuesta. Parecía tan desencajada que Tarah estaba a punto de reírse en su cara pero cuando Yelena vio salir a Dimitry de la cocina palideció notablemente. Era obvio que se había dado cuenta de lo que había pasado.Aunque Tarah se sintió incómoda al verse descubierta le encantó el horror en la mirada de Yelena."Supéralo, "suegra". A tu hijito le encantó tomarme en tu cocina."—¡Dimitry! ¡¿Qué es esto?!Satarah miró a Dimitry y notó la indi
Satarah miró a su alrededor justo después de entrar a la Boutique viendo si quizás había una ruta de escape para no ser vista por los hombres de Dimitry, sin embargo, se decepionó al no ver nada igual.—¡Señora Romanova! ¡Es un placer tenerla un nuestra Boutique! Pase por aquí, su esposo nos dijo exactamente lo que quizás le gustaría. Tenemos una serie de vestidos listos para usted.Ella miró a la amable mujer joven sonriendo suavemente. Era la primera vez que alguien la hacía sentir bienvenida en torno a Dimitry."Probablemente Dimitry ha pagado mucho por esto y ella no sabe los chismes sobre mí quitándole el novio a mi hermana..."Satarah se mordisqueó el labio inferior no queriendo pensar otra vez en Natalya para no sentir aquella angustia que oprimía su pecho. —Gracias, quisiera verlos, por favor.Aunque dudaba que el gusto extravagante de Dimitry fuera de su gusto.Siguió a la mujer mientras los hombres de Dimity se quedaban en la entrada.—Puede llamarme si necesita algo señora
—Nuestra casa, Malyshka. Nuestra.Su aclaratoria causó un sentimiento extraño en su bajo vientre. Ella intentó alejarse de él pero no había escapatoria.Estaba atrapada con Dimitry y nadie la podría salvar. Él enseguida se acercó a ella tomando su cintura mientras se inclinaba mirándola con esos ojos oscurecidos que lograban hacerla estremecer antes de que le diera la vuelta haciéndola mirar a su reflejo en el espejo. —¿Dimitry...?—Te gusta esto, Tarah. Más de lo que nunca imaginaste —susurró con voz enronquecida antes de correr las bragas a un lado colando sus dedos dentro de su humedad. Enseguida ella se puso rígida experimentado una oleada de deseo indómido. Porque él tenía razón, le gustaba tango que la asustaba. Que la volvía una desesperada por tenerlo.Satarah sabía que debería intentar apartarse, pero el toque de Dimitry siempre causaba en ella algo primitivo. Como si no pudiera pensar a su alrededor. Entonces ampujó sus caderas hacia atrás siseando de placer al empalarse
Satarah se esperaba que Dimitry la llevara a una de las acostumbradas fiestas elegantes a las que asistía al dejarla en su casa pero se sorprendió al darse cuenta que aunque no era poco elegante, no era una fiesta de negocios.Era el cumpleaños de Valerik, su mano derecha. Pero ella no lo recordaba por eso sino por ser el fiel amigo de Dimitry en la juventud.El único que no consideraba un imbécil dentro de su grupo.—Creí que a Valerik no le gustaban las fiestas —fue lo primero que ella le susurró entrando al lugar.No se percató de la tensión de su musculoso brazo bajo su agarre cuando notó que todos los presentes clavaban su mirada en ella poniéndola nerviosa.—¿Por qué carajos sabes lo que no le gusta a Valerik? —el gruñido de Dimitry la hizo volver a la realidad alzando su rostro para hacer contacto con sus ojos.Enseguida captó la expresión salvaje en sus facciones lo que la hizo fruncir el ceño enseguida."¿Por qué parece tan furioso de repente?"—Conozco a Valerik, por si lo o
Dimitry apretó el cuello de Valerik cortándole la respiración pero el hombre no parecía nada sorprendido por el ataque.—¿Por qué Satarah sabía que no te gustan las fiestas? —gruñó furioso golpeando su cabeza contra la pared de la oficina de Valerik.Él se ahogó en medio de una risa divertida y Dimitry se enfureció aún más al ver la sorna en la expresión de su amigo.—¿Qué es malditamente divertido, Valerik?—Tú, celoso.Dimitry sacó su arma y la apuntó en su sien mientras que cortaba más aún su respiración.—Vete a la m****a Valerik, ¿Vas a hablar o quieres morir el mismo día de tu cumpleaños?—V-vale, lo siento. Dimitry lo soltó volviendo a guardar su arma mientras que Valerik trataba de apartar la diversión en su expresión. —Hace como siete años en la fiesta de Yuri a la que me obligaste a ir ¿Te acuerdas que salí de ahí?Dimitry lo miraba con los puños apretados y el cuerpo completamente tenso.—El caso es que cuando estaba esperando que hicieras tus relaciones "comerciales", Sat