Un mes había pasado.“Un maldito mes entero sin que haberme comunicado con Dimitry.”No había vuelto a casa por estar en un supuesto viaje de negocios pero la prensa seguía publicando sus sex-capadas con Anastasya. En la costa, en una fiesta benéfica, en una galería. Todos hablaban de la supuesta señora Romanova cuando la real estaba cerrada en su casa la cual se había convertido en una prisión. Ella no estuviera al borde del colapso si el maldito infiel de su “esposo”, le contestara las llamadas. Y cuando intentaba hablar con él por medio de sus hombres los amenazaba de muerte.—Ojalá pudiera asesinarlo —gruñó furiosa.Aunque no era eso lo que la había vuelto una completa histérica. Sino el no poder contactar con su detective desde la última vez que la había llamado un par de días después de que Dimitry se fuera, llamó con la nueva información. Aún recordaba sus palabras en la cabeza.—La situación se está complicando Satarah. Tu padre estaba involucrado con gente muy peligrosa. No c
Dimitry maldijo en ruso cuando su esposa le colgó el teléfono.—¡Valerik!—¿Qué pasa…?—Llama al piloto, quiero que me lleve de vuelta a Krasnodar.—Creí que estábamos cazando al detective. Ese maldito es bueno.Llevaba más de un mes rastreando a esa rata.La viuda de Zhdánov se había pirado de la ciudad antes de que hubieran podido llegar a ella y eso era otra cosa que lo tenía furioso. El tema con Satarah no era sencillo, quería respuestas pero sabía que ella no le diría nada.Dimitry torturaría al par de bastardos escurridizos pero jamás podría hacerle daño a Satarah, eso era lo que lo frustraba.—Lo estamos haciendo, no he cambiado de planes. Quiero a Svetlana Zhdánova y a Pavlos Schneider. Paga a más hombres que vigilen el área, fue aquí donde se perdió el último rastro de los dos. Está claro que están jodiendo la cabeza de mi mujer de alguna manera y necesito saber porque. Obviamente es sobre el bastardo de Alekseev, por eso Satarah pudo llegar a Svetlana. Y el hecho de que ello
—¿Qué quieren de beber? —preguntó Rashel por encima de la música y todas respondieron.Uno de los guardaespaldas fue a por sus bebidas. Era el encargado de que nadie le hiciera daño a la hermanita del Pakhan y eso incluye la revisión de las bebidas. Un error y están todos muertos.Tarah estaba recorriendo el lugar cuando siente que el codo de una de las chicas golpea su brazo con suavidad llamando su atención.—Oye, tienes que contarnos ¿Cómo atrapaste a Dimitry? Creo que hablo por todas cuando digo que literalmente estábamos medio enamoradas de él.—¿Y quién no? Ese hombre es caliente. Lo siento Tarah.Ella hizo una mueca a punto de entornar los ojos, sin embargo, fingió una sonrisa.—Ni siquiera yo lo entiendo —dijo.Pero ninguna entendió su sarcasmo.—Sí. Es incomprensible, Dimitry es demasiado para ti.Las chicas en la mesa se quedaron en silencio mirando a la rubia como si hubiera perdido la cabeza.Satarah sintió que su teléfono vibraba y rápidamente abrió el mensaje dándose cuen
Dimitry jamás había experimentado una rabia como la que estaba ardiendo en sus venas en ese mismo momento.El recuerdo de Gian Franco tocando a Satarah, pidiéndole que se fuera con él a Sicilia lo había desestabilizado por completo.—Ella no es feliz a tu lado, dale el divorcio.Dimitry soltó una risa burlona que nunca llegó hasta su mirada mortífera.—¿Quién carajo te crees que eres para pedirme algo así? Supéralo, Satarah nunca será tuya.La ira brilló en las pupilas de Gian Franco quien acortó la distancia entre ambos poniendo su cabeza justo frente al arma de Dimitry.—¿Y crees que es tuya? ¿De verdad eres tan idiota, Dimitry? Si le dieras la opción de elegir estoy seguro de que ella jamás iría contigo. Satarah siempre se ha mantenido alejada de ti porque te aborrece, nunca has sido nada para ella. En cambio yo…“Al parecer tienes instintos suicidas, Padla.”La mandíbula de Dimitry se apretó sintiendo que un músculo palpitaba. Sin pararse a pensar en las consecuencias le dio un puñ
Satarah intentó liberarse del agarre de Dimitry pero fue imposible para ella. Él tenía evidentemente más fuerza.—Déjame llamar a alguien para que vaya a curar a Gian.Su mano posesiva se cerró aún más sobre la muñeca de ella aunque no le respondió. Satarah se sintió frustrada porque obviamente él no iba a hacer eso después de haberle dado una paliza. Debería saberlo mejor.—Déjame ya, puedo caminar sola.Una vez más la ignoró.—¿Quién la dejó entrar? —preguntó con voz lenta pero a ella se le erizó la piel al notar lo amenazadora que había resultado.—Vadem, Pakhan. Ella le robó el arma y le disparó. Christoff lo llevó a ver a la doc.Dimitry se detuvo en seco ocasionando que ella se estrellara contra su espalda antes de escuchar la amenazadora voz de Dimitry.—¿Me estás diciendo que ella le robó su arma a un maldito hombre entrenado para matar y después le disparó?El Pakhan estaba furioso pero ella no se esperó las palabras que vinieron a continuación.—No quiero que ella lo cure. M
Tarah sintió su corazón pesado al ver que la tortura comenzaba.Dimitry estaba justo detrás de ella respirando en su nuca erizándole la piel. Pronto su mano apartó el cabello que caía sobre su hombro dejando su cuello expuesto, pero no la tocó. Se inclinó más cerca para que ella pudiera escucharlo a la perfección.—¿Ves tu creación? Las acciones tienen consecuencias en la Bratva, Satarah.Su voz enronquecida y oscura no fue lo único que la hizo estremecer en medio de sollozos, sino también el roce de los labios de Dimitry sobre la desnuda piel del lóbulo de su oreja.En ese momento las lágrimas de Tarah caían por su rostro ante el horror frente a ella.Sangre.Gritos.Había actuado de manera tan impulsiva que estaba arrepentida. No quería que nadie pagara por lo que había hecho. Estaba cegada ante la angustiosa necesidad de saber sobre su hija que ni siquiera había pensado en las consecuencias para los demás y estaba arrepentía. Pero su arrepentimiento no solucionaría nada.Necesitaba
SEIS AÑOS ATRÁSTarah dejó escapar un suspiro al ver un grupo de idiotas a los que debía atender. Si ellos la veían ahí probablemente se lo contrarían todo a Dimitry ya que él esta su amigo.Rápidamente se quitó la goma del cabello y dejó que este cayera cubriendo su cara para no ser reconocida.Había pensado que en aquel supermercado lejano al centro de la ciudad donde vivían sería suficiente como para no ser vista por sus conocidos. Necesitaba reunir dinero suficiente para largarse de su casa cuando cumpliera los dieciocho y eso sería muy pronto. Sin embargo, si su padre se enteraba que estaba trabajando como cajera se infartaría y probablemente la castigaría.—Serían $25,87 —habló modificando su voz.Los amigos imbéciles de Dimitry la conocían muy bien no solo porque también eran cercanos a su gemela, sino también porque Satarah siempre era el blanco de las burlas de Dimitry.Ella se tensó al sentir una mano tomando un mechón de su pelo antes de que uno de los chicos hablara.—Boni
Si Dimitry había pensado que le estaba haciendo “un favor”, estaba muy equivocado.Ella contó cada billete que había ahorrado y maldijo a su enemigo llena de rabia.—No es suficiente. ¡Bastardo entrometido!¿Qué le importaba a él que estuviera trabajando ahí? No iba a pasarle nada, ella sabía defenderse.Ahora su padre ahora le había asignado un guardaespaldas para que la siguiera a todos lados.“—¡¿Cómo se te ocurre buscar trabajo en ese sitio de mala muerte?! ¡¿Sabes lo que pensarán los Romanov de esto Satarah?!“¿Qué eres un tacaño con tu hija mayor?” Pensó Satarah pero respondió otra cosa.—Solo es un trabajo, papá.—Ninguna hija mía va a trabajar ahí. ¡No harás lo que se te plazca! ¡Estás castigada, sin dinero!”“Como si alguna vez me dieras algo.”Satarah ni siquiera había protestado, ya se esperaba algo así.Al llegar a la escuela a la mañana siguiente ignoró a Dimitry todo lo que pudo pero notó que uno de los amigos de él, quien coqueteó con ella tenía la boca rota y un puñetaz