La determinación de Harmony resonaba en mi mente como un eco constante desde nuestra última conversación. Su mensaje había sido claro: necesitaba tiempo para pensar, para decidir si podía arriesgarse a confiar en mí otra vez. Por supuesto, no era lo que yo quería escuchar. Pero no podía culparla. Había cometido errores que no solo la habían alejado, sino que también habían creado una barrera que ahora parecía insuperable.Sin embargo, no estaba dispuesto a rendirme. Había pasado dos años lamentando las decisiones que me llevaron a perderla, y ahora, con Emma en la ecuación, tenía aún más razones para demostrarle que estaba comprometido, no solo con ella, sino con nuestra familia.Sabía que Harmony seguía dudando, pero también sabía que mi relación con Emma sería crucial. No podía esperar ganarme el corazón de Harmony si no hacía lo mismo con nuestra hija. No era algo que pudiera forzar; Emma era demasiado pequeña para entender lo que estaba pasando, pero eso no significaba que no pudi
Habían pasado unas semanas desde que comencé a acercarme a Harmony y a Emma. Las cosas seguían siendo tensas entre Harmony y yo, pero había momentos en los que sentía que estábamos haciendo progresos. Pequeños, sí, pero avances al fin. Sin embargo, la vida tenía una manera particular de complicarlo todo, y ese día no fue la excepción.Era una mañana normal en mi oficina. Estaba revisando un informe financiero cuando mi asistente, Danna, apareció en la puerta con una expresión preocupada.—Chasse, tenemos un problema —dijo, sosteniendo un dossier que parecía más pesado de lo habitual.—¿Qué pasa? —pregunté, dejando a un lado los papeles.—Un cliente clave está amenazando con cancelar su contrato. Dicen que nuestros últimos informes no cumplen con sus expectativas y que han detectado fallos en la estrategia de marketing. —Mis cejas se fruncieron. Este cliente era crucial para la estabilidad de nuestra empresa, y cualquier problema con ellos podía tener consecuencias graves.—¿Quién está
Los días que siguieron a nuestra colaboración profesional fueron extraños. Habíamos trabajado juntos como si nunca hubiéramos estado separados, como si la dinámica entre nosotros no estuviera cargada de recuerdos y emociones no resueltas. Sin embargo, no podía negar que algo había cambiado. Por primera vez en mucho tiempo, sentía que podía depender de Chasse, al menos en el ámbito profesional.Estaba en casa, sentada en el sofá con una taza de té, mientras Emma jugaba con sus bloques en la alfombra. La televisión estaba encendida, pero apenas prestaba atención. Mi mente volvía una y otra vez al día que pasamos trabajando juntos. La forma en que me había escuchado, respetado mis ideas y, por primera vez, no intentó tomar el control de todo.Suspiré, dejando la taza en la mesa. No podía ignorar que algo en él era diferente. Chasse estaba intentando, no solo con palabras, sino con acciones, y eso era lo que siempre había querido. Pero confiar en él otra vez… ¿podía permitirme bajar la gu
Desde que Chasse comenzó a pasar más tiempo con Emma, algo había cambiado en la dinámica entre nosotros. Su presencia ya no se sentía como una intrusión, sino como una extensión natural de nuestra rutina. Aunque me costaba admitirlo, verlo interactuar con nuestra hija estaba derritiendo las barreras que había construido cuidadosamente a lo largo de los años. Emma, sin darse cuenta, se estaba convirtiendo en un puente entre nosotros.Era un sábado soleado, uno de esos días en los que el cielo parecía demasiado azul para ser real. Emma no dejaba de insistir en que quería ir al parque, y aunque inicialmente planeaba llevarla sola, no pude ignorar la oferta de Chasse de acompañarnos.—¿Estás segura de que no te molesto? —preguntó mientras caminábamos hacia el parque, Emma saltando emocionada a nuestro lado.—Si eso fuera cierto, no estarías aquí —respondí con una leve sonrisa.Él rió suavemente, pero no dijo nada más. Su silencio era cómodo, algo que había aprendido a apreciar en él recie
El día había sido largo, pero uno de esos días en los que todo parecía fluir con una facilidad inesperada. Desde que Chasse comenzó a involucrarse más en la vida de Emma, las cosas entre nosotros habían cambiado de una manera que no podía ignorar. Ya no sentía que su presencia era una carga o una amenaza. Por el contrario, había momentos en los que su compañía me parecía tan natural como respirar.Aún así, me resistía. Había aprendido a ser cautelosa con mis sentimientos, a mantenerlos bajo control para evitar volver a salir herida. Pero esa noche, todo eso cambió.La tarde había terminado con otra de esas visitas espontáneas de Chasse. Emma había insistido en que se quedara a cenar, y aunque inicialmente dudé, no quise negarle a mi hija algo que parecía hacerla tan feliz.Estábamos en la cocina, preparando algo sencillo: pasta con salsa y una ensalada. Emma revoloteaba entre nosotros, ayudando de forma más simbólica que práctica, pero su risa llenaba el espacio de una manera que hací
Desperté con una sensación de calma completamente inesperada, a pesar de pasar la noche anterior prácticamente en vela, después de que Chasse se fue, apenas había dormido. Mi mente estaba inundada de pensamientos sobre aquel beso, sobre todo lo que significaba y lo que implicaba para nosotros. Había sido un momento real, un reflejo de lo que todavía existía entre nosotros, pero también un recordatorio de todo lo que habíamos perdido.Mientras preparaba el desayuno, escuché a Emma corretear por la sala con su juguete favorito en la mano. Su risa llenaba el espacio, pero mi mente estaba en otra parte. Por primera vez en mucho tiempo, sentí que tenía que tomar una decisión, no solo por mí, sino también por ella.Más tarde, envié un mensaje a Chasse: "Podemos vernos esta tarde. Hay algo de lo que quiero hablar contigo."Su respuesta llegó casi de inmediato: "Dime dónde y estaré allí."Decidí que el parque sería un lugar neutral, un lugar donde pudiera pensar con claridad y sentirme menos
Las primeras semanas después de aceptar darle una segunda oportunidad a Chasse fueron tranquilas, casi demasiado tranquilas. Nos movíamos con cautela, aprendiendo a convivir sin tocar las heridas más profundas. Ambos sabíamos que no podíamos seguir así para siempre. Había demasiados recuerdos, demasiados errores que aún no habíamos abordado, y si realmente queríamos construir algo nuevo, tendríamos que enfrentarlos. Fue Chasse quien sugirió que habláramos abiertamente sobre lo que había pasado.—Harmony, no podemos seguir avanzando si seguimos ignorando lo que nos separó en primer lugar —dijo una noche mientras tomábamos café después de acostar a Emma. —Lo miré, sorprendida por su franqueza. Siempre había sido el tipo de persona que evitaba las conversaciones incómodas, pero este nuevo Chasse parecía decidido a no dejar cabos sueltos.—Sé que tienes razón —admití finalmente—. Pero no será fácil.—Nada de esto lo es —respondió, su mirada fija en la mía—. Pero creo que vale la pena. —Su
CHASSEDespués de nuestra conversación, algo cambió en mí. Enfrentar el pasado había sido doloroso, pero también liberador. Ahora, sabía con certeza lo que quería y lo que debía hacer para no perderlo. Harmony y Emma eran mi prioridad, y estaba dispuesto a reorganizar mi vida para asegurarme de que lo supieran, no solo con palabras, sino con acciones.Me desperté temprano esa mañana, decidido a empezar a hacer los cambios necesarios. Mi trabajo había sido el eje de mi vida durante tanto tiempo que casi no sabía cómo desconectarme de él, pero estaba claro que no podía seguir permitiendo que consumiera cada parte de mí. Si quería recuperar a Harmony y ser un padre presente para Emma, tenía que demostrarles que estaba dispuesto a hacer sacrificios.La primera persona con la que hablé fue Danna, mi asistente. Sabía que ella sería fundamental para ayudarme a reorganizar mi agenda y delegar parte de las responsabilidades que normalmente asumía personalmente.—Danna, necesito que hagas algun