Liana ClintonCuando Christian llegó a mi casa eran exactamente las seis de la tarde. Solo llevaba un vestido floreado suelto y mi cabello amarrado en un moñoHabía llegado temprano a casa porque Liam había decidido finalizar sus tareas del día antes de tiempo y parecía lo suficientemente frustrado como para no poder concentrarse el resto de la tarde.Le había dicho a Liam que ya iba de camino a casa y cuando llegué me duché y también encontrándomelo en la sala de casa charlando con mi mamá que se encontraba recostada en el sofá especial que le habíamos comprado para que no se pasara toda su recuperación en su habitación.Además, no le gustaba que entraran a su habitación y las vecinas había estado visitándola, por lo que había sido muy práctico.Mamá me había dado una sonrisa abierta cuando entré y me dijo que con quien tenía que haberme casado era con este.Ella no había visto a Liam y él no se había dignado en conocerla. Pero supuse que eso crearía lazos que él no querría.Sabiendo
La charla con Christian fue la más fresca que tuve en mucho tiempo. De alguna forma me ayudó a mantener el enfoque y no perderme en el mar de pensamientos que era mi cabeza y mientras el sol bajaba ambos nos mantuvimos en silencio notando como los colores suaves bañaban todo lo que tocaban con su luz suave.—¿Quieres salir? —cuestionó suavemente y miré hacia él notando la sonrisa traviesa que tenía n sus labios.—¿A dónde? —él se encogió de hombros.—Podemos ir a un club que conozco.—Es lunes, Cristian.—¿Y eso que? Los clubes de Elite se mantienen abiertos todos los días de la semana y te sorprenderías la cantidad de gente que sale a beber todos los días. Además, te hace falta un poco de aire diferente. Has pasado toda la semana cuidando de tu mamá y según me contó está muy bien. Ella misma me dijo que si podía sacarte a cenar.—No hablas enserio —él asintió con una sonrisa enorme.—Si hablo muy enserio. Vamos, avecilla, prometo que te divertirás.Dejando que la sonrisa apareciera a
Liam FlesherLa sonrisa de Liana era enorme. Una sonrisa que nunca le había gestar para mí o para nadie a mi alrededor. Pero mientras sostenía la mano de Cristian parecía estar más feliz de lo que nunca había estado.Mientras se acercaba mis ojos la recorrieron completamente empezando por la gargantilla en su cuello, su escote que dejaba poco a la imaginación y las suaves curvas de su cuerpo enfundadas en aquel vestido rojo que yo mismo había elegido.Mi polla saltó en mis pantalones cuando noté la suavidad con la que sus caderas se movían de un lado a otro mientras reía de algo que Cristian le había dicho. Risa que se detuvo en cuanto notó mi presencia y eso me hizo fruncir el ceño un poco más.Mi cuerpo hervía de rabia, pero también con un deseo incontrolable de tomar a la castaña y doblarla para azotarla hasta que rogara porque la hiciera mía.Jesucristo, mis pensamientos estaban demasiado revueltos. Pero haberla visto envuelta alrededor de Cristian viéndose tan relajada puso todos
Liana Clinton Los siguientes días pasaron en un tenso silencio entre Liam y yo. Podía sentir su mirada sobre mí la mayoría del tiempo y aun podía recordar la forma en la que sus manos tomaron mi cuerpo. Como sus labios acariciaron la piel de mi oreja y como todo en mí se estremeció ante su cercanía. Sería una estúpida si me atreví a ocultar e ignorar el que Liam me afectaba de formas que nunca creí. Era increíblemente seductor cuando sus ojos chispeaban de rabia contenida y se esforzaba por no ejercer más presión de la debida en mi cuello. Pero lejos de pedir que se detuviera me vi rogando internamente porque avanzara. Que continuara con esa línea. Pero, también tenía dignidad y no me arrastraría hacia sus pies solo para evitar que él se follara cualquier cosa que se moviera sin ningún tipo de consideración. La semana pasó siendo una dulce y lenta tortura y agradecí que fuera sábado en la tarde. También había tenido que trabajar por las cosas atrasadas que ambos teníamos ante mi
Liam FlesherTodo el cuerpo de Liana estaba en tensión. La sentía vibrar contra la palma de mi mano que se mantenía firme en mi espalda y aunque claramente no admitiría nunca que yo le afectaba, era un comienzo.Pasaría seis meses alrededor de esta mujer, tener una buena relación era lo menos que podía hacer. Pero mientras más aparecía en mi rada y mientras más la observaba más nacía en mi las ganas de tenerla debajo de mí mientras la veía perder el control tras haber presionado sus botones.Después de la noche del lunes Cristian no había vuelto a aparecer y era lo mejor que podía hacer, pues las ganas que tenía de reventarle la cara habían sido sumamente altas, pero ahora estaba un poco más calmado considerando que la castaña prestaba total atención a mí y todo lo que tenía que ver conmigo.Ella comenzó a llamarme señor Flesher una vez más tras aquella noche. Y aunque nunca había tenido ese tipo de fantasías me vi queriendo doblarla en cualquier superficie de mi oficina mientras me l
Liana ClintonHabía aceptado darle una oportunidad a esto por petición de Liam. Y ni siquiera sabía en lo que estaba pensando.Pero algo en mí aceptaba de buena gana que esto sucediera. Era un disparate fingir que él no me afectaba de todas las formas posibles. Me gustaba, él era atractivo y conocerlo solo ayudaría a fijar las cosas.Y las palabras de Cristian llegaron a mi mente. O podía sacarle provecho a todo esto para cuando terminara o podía envolver a Liam alrededor de mi dedo de forma metafórica.Dios, mi mente estaba muy dispersa y aunque no quería admitirlo tenía miedo.Todo esto era una farsa, un contrato que debía cumplir, pero ¿y si podía sacar algo más que noches de soledad de esto?Me casaría en una semana con este hombre y tendría que dejar mi vida tal y como la conocía.Cuando se detuvo frente a mi puerta me quedé dentro del auto por largos segundos antes de girarme en su dirección y mirarlo directamente.—Gracias por la noche, Liam. Para ser un evento tan aburrido fue
Liana ClintonNo podía creer que fuera el gran día. El día en que me casaría con Liam Flesher.La opresión en mi pecho no disminuía con el pasar de las horas, solo aumentaba. Y más con la presencia de todas las mujeres a mi alrededor arreglándome y provocando que todo saliera lo mejor posible.Mi madre estaba conmigo, sentada en una bonita silla de ruedas luciendo impecable con su vestido, su maquillaje y su peinado, mi hermana estaba junto a ella con una sonrisa juguetona mientras robaba vino que ella no podía tomar.Pero no la culpaba. Estaba igual o más nerviosa que yo y el alcohol parecía haberla calmado un poco.El día de mi boda llegó más rápido de lo que esperé y si era sincera no me había conectado del todo con Liam estos últimos días. Habíamos estado pululando alrededor del otro con una energía crepitante creciendo a nuestro alrededor, pero nunca pasó más que de palabras nuestras interacciones.Ni siquiera me había atrevido a volver a besarlo y considerando que hoy sería nues
Liana Clinton Sabía que mis padres se habían casado en una boda sencilla en la que mi madre tuvo que caminar por el pasillo hacia mi padre con su propio padre del brazo.En esta ocasión, caminaba yo sola por el pasillo, con el estómago vacío vuelto un etcétera y con más de seiscientas personas con sus ojos puestos en mí esperando probablemente la divinidad de mi personas o una caída aparatosa.Mi mano temblaba sin control alguno mientras me acercaba a Liam vestido con un trae negro perfectamente hecho a su medida. Su cabello estaba peinado hacia atrás viéndose más intimidante de lo que alguna vez fue para mí y eso provocó un estremecimiento de mi parte.La gente en cada lado me observaba maravillada, emocionada por participar en lo que sería la boda del año, pero no había nada en mí que le importara en lo absoluto sus presencias. Cualquiera se regodearía al tener a un senador cinco filas atrás, pero todo lo que podía hacer era hacerme sentir más nerviosa y con más ganas de llorar.Al