Liana Clinton Los siguientes días pasaron en un tenso silencio entre Liam y yo. Podía sentir su mirada sobre mí la mayoría del tiempo y aun podía recordar la forma en la que sus manos tomaron mi cuerpo. Como sus labios acariciaron la piel de mi oreja y como todo en mí se estremeció ante su cercanía. Sería una estúpida si me atreví a ocultar e ignorar el que Liam me afectaba de formas que nunca creí. Era increíblemente seductor cuando sus ojos chispeaban de rabia contenida y se esforzaba por no ejercer más presión de la debida en mi cuello. Pero lejos de pedir que se detuviera me vi rogando internamente porque avanzara. Que continuara con esa línea. Pero, también tenía dignidad y no me arrastraría hacia sus pies solo para evitar que él se follara cualquier cosa que se moviera sin ningún tipo de consideración. La semana pasó siendo una dulce y lenta tortura y agradecí que fuera sábado en la tarde. También había tenido que trabajar por las cosas atrasadas que ambos teníamos ante mi
Liam FlesherTodo el cuerpo de Liana estaba en tensión. La sentía vibrar contra la palma de mi mano que se mantenía firme en mi espalda y aunque claramente no admitiría nunca que yo le afectaba, era un comienzo.Pasaría seis meses alrededor de esta mujer, tener una buena relación era lo menos que podía hacer. Pero mientras más aparecía en mi rada y mientras más la observaba más nacía en mi las ganas de tenerla debajo de mí mientras la veía perder el control tras haber presionado sus botones.Después de la noche del lunes Cristian no había vuelto a aparecer y era lo mejor que podía hacer, pues las ganas que tenía de reventarle la cara habían sido sumamente altas, pero ahora estaba un poco más calmado considerando que la castaña prestaba total atención a mí y todo lo que tenía que ver conmigo.Ella comenzó a llamarme señor Flesher una vez más tras aquella noche. Y aunque nunca había tenido ese tipo de fantasías me vi queriendo doblarla en cualquier superficie de mi oficina mientras me l
Liana ClintonHabía aceptado darle una oportunidad a esto por petición de Liam. Y ni siquiera sabía en lo que estaba pensando.Pero algo en mí aceptaba de buena gana que esto sucediera. Era un disparate fingir que él no me afectaba de todas las formas posibles. Me gustaba, él era atractivo y conocerlo solo ayudaría a fijar las cosas.Y las palabras de Cristian llegaron a mi mente. O podía sacarle provecho a todo esto para cuando terminara o podía envolver a Liam alrededor de mi dedo de forma metafórica.Dios, mi mente estaba muy dispersa y aunque no quería admitirlo tenía miedo.Todo esto era una farsa, un contrato que debía cumplir, pero ¿y si podía sacar algo más que noches de soledad de esto?Me casaría en una semana con este hombre y tendría que dejar mi vida tal y como la conocía.Cuando se detuvo frente a mi puerta me quedé dentro del auto por largos segundos antes de girarme en su dirección y mirarlo directamente.—Gracias por la noche, Liam. Para ser un evento tan aburrido fue
Liana ClintonNo podía creer que fuera el gran día. El día en que me casaría con Liam Flesher.La opresión en mi pecho no disminuía con el pasar de las horas, solo aumentaba. Y más con la presencia de todas las mujeres a mi alrededor arreglándome y provocando que todo saliera lo mejor posible.Mi madre estaba conmigo, sentada en una bonita silla de ruedas luciendo impecable con su vestido, su maquillaje y su peinado, mi hermana estaba junto a ella con una sonrisa juguetona mientras robaba vino que ella no podía tomar.Pero no la culpaba. Estaba igual o más nerviosa que yo y el alcohol parecía haberla calmado un poco.El día de mi boda llegó más rápido de lo que esperé y si era sincera no me había conectado del todo con Liam estos últimos días. Habíamos estado pululando alrededor del otro con una energía crepitante creciendo a nuestro alrededor, pero nunca pasó más que de palabras nuestras interacciones.Ni siquiera me había atrevido a volver a besarlo y considerando que hoy sería nues
Liana Clinton Sabía que mis padres se habían casado en una boda sencilla en la que mi madre tuvo que caminar por el pasillo hacia mi padre con su propio padre del brazo.En esta ocasión, caminaba yo sola por el pasillo, con el estómago vacío vuelto un etcétera y con más de seiscientas personas con sus ojos puestos en mí esperando probablemente la divinidad de mi personas o una caída aparatosa.Mi mano temblaba sin control alguno mientras me acercaba a Liam vestido con un trae negro perfectamente hecho a su medida. Su cabello estaba peinado hacia atrás viéndose más intimidante de lo que alguna vez fue para mí y eso provocó un estremecimiento de mi parte.La gente en cada lado me observaba maravillada, emocionada por participar en lo que sería la boda del año, pero no había nada en mí que le importara en lo absoluto sus presencias. Cualquiera se regodearía al tener a un senador cinco filas atrás, pero todo lo que podía hacer era hacerme sentir más nerviosa y con más ganas de llorar.Al
Liam FlesherLa fiesta seguía en todo su apogeo cuando tomé a Liana de la mano y la saqué de aquel lugar.Le había prometido tres días en una isla desierta para nosotros dos y debíamos tomar un vuelo en esa dirección.Podríamos haber salido mas tarde, cuando las cosas se fueran calmando un poco, pero podía notar su incomodidad y la forma tan falsa en la que estaba sonriendo. Aunque si me lo preguntaban, ella estaba actuando maravillosamente bien fingiendo estar cómoda frente a estas personas.Pero ya era suficiente. Había prometido demasiadas cosas a lo largo de la semana y estaba dispuesto a cumplirlas cada una de ellas y claramente empezaría en el vuelo de tres horas al que estaríamos sometidos.Su mano se apretaba suavemente alrededor de la mía mientras subíamos a mi jet privado. Y cuando se sentó en uno de los sillones por primera vez sin nadie alrededor la vi suspirar profundamente relajándose poco a poco. Y eso me hizo sentir más tranquilo, no solo por haberla sacado más rápido
Liana ClintonLas manos de Liam me sostenían de la cintura con determinación mientras me giraba en su regazo lentamente. Su mirada se enfocó directamente en mis labios cuando los lamí con cuidado y aunque su miembro semi erecto estaba presionando contra mis nalgas, no me sentía tan nerviosa como en un principio.Había hablado de follarme lento, a mi ritmo. Y eso aumentó mi ritmo cardíaco en cuestión de segundos. Y tenía miedo de que si me acercaba lo suficiente él podría escuchar los desenfrenados latido de mi corazón.Mi mano se elevo hacia su rostro y él se inclinó hacia mi palma suspirando suavemente mientras una de sus manos continuaba masajeándome el cabello tras haber desecho el moño que me había mantenido con un poco de dolor de cabeza.—Estaremos tres días en una isla desierta solo para nosotros, Liana. Y soy un hombre con más paciencia de lo que crees, viviremos juntos, puedo esperar el tiempo que haga falta. Ambos estuvimos de acuerdo en empujar nuestros muros, pero eso no q
Liam FlesherLiana estaba tocando mis botones. Su cuerpo se removía sobre el mío algo ansioso por algo que sabía podía darle y me cuestioné si la empujaba hacia sus límites o le daba lo que realmente quería.Ella parecía decidida a moverse sobre mí para sacar un orgasmo de ello y no me quejaba en lo absoluto, pero no estaba seguro de poder controlar mis instintos dominantes si ella seguía por esa línea de acción.—Liana —rogué con un gemido bajo, pero no parecía escuchar.Sus labios estaban entreabiertos y se removía sin consideración sobre mí quebrando mi pobre al y espíritu sin que pudiera hacer nada al respecto.Esta mujer debería calmar sus instintos más básicos, pero, Jesucristo era un solo un simple mortal y tenía sobre mí a una mujer que parecía haber bajado del mismo olimpo solo para usarme y complacerme a la vez.Y decidiendo que no me importaba nada más que darle lo que quería, me aferré a su cintura y ala ayudé a moverse sobre mi tieso miembro para que buscara su propio pla