—Déjame adivinar—Harper se plantó con los brazos cruzados frente a la puerta del apartamento de su jefe—. ¿Aún no puedes soportar a Brake después de que me salvara la vida hace semanas? ¿Qué más tiene que hacer para que lo trates con un poco de respeto? ¿Inventar una máquina del tiempo? ¿Detener una guerra nuclear?Su jefe la miró con fastidio.—No he dicho que fuera a ser grosero con él. Al menos eso no.—Vaya, qué generoso de tu parte—replicó con sarcasmo.Esa noche ella y Brake tenían previsto asistir a una gala benéfica "Campanas de luz" organizada por dos importantes empresas de energía solar."Campanas de luz" era un proyecto en el que las empresas de energía solar instalaban paneles solares en las torres abandonadas de las antiguas centrales eléctricas para generar electricidad limpia y renovable.El objetivo de la gala era recaudar fondos para los niños huérfanos o que habían escapado de sus hogares abusivos. Como las torres estaban situadas en zonas rurales y aisladas, los pa
Harper se sobresaltó al sentir una mano pesada sobre su hombro. Se volvió y vio una cara familiar.—¡Lontly! —exclamó con alegría—. ¡Qué alegría verte, padrino!Harper le decía padrino a Lontly, aunque no lo fuera. Era el mejor amigo de su madre desde siempre, y Harper intuía que él había guardado un amor secreto por ella. Pero Lontly era un mujeriego empedernido y se había casado al menos ocho veces. Era un magnate de la industria del cine.Lontly había empezado su carrera en el norte de la antigua Maradonia, trabajando para una productora de cine independiente. Con talento y carisma, había conseguido protagonizar unas películas que resultaron ser éxitos de taquilla. Con la fama, había ampliado su influencia, produciendo más y más películas.Se había convertido en un gran pez de Hollywood. Y ahora los agentes de las grandes estrellas lo perseguían, esperando firmar con él unos contratos que podían lanzar sus carreras.Harper no recordaba haberlo visto nunca sin su extravagante chaquet
—Todo perfecto. Tom se quedó en casa con su abuela. Ella se ofreció a hacerse cargo de él desde temprano. A Dorothea le fascina mimarlo—dijo Nellie, y sus ojos destellaron—. Con lo que cobran las niñeras, siempre que podemos contamos con ella. Nos ahorramos un dineral.—Nellie—dijo Lucas, jalándole de la mano—, ¿te apetece ver las espadas antiguas? Hay una colección impresionante en una vitrina por allá.—Claro—dijo Nellie con una carcajada—. Perdonen, chicos. Ya volvemos.—Ah, Hannah debe estar rondando por ahí o en la sala de armaduras. ¿Les importa llevarla con ustedes?—Solicitó Harper.Nellie asintió con una sonrisa radiante.—Con mucho gusto. Seguro que Lucas también se muere por jugar con ella ¿Verdad, Lucas?—¡Por supuesto!Nellie se marchó con Lucas, dejando a Wendy frente a Brake. El ambiente se volvió eléctrico hasta que su prima le extendió la mano para saludarlo.—Te lo agradezco de corazón—dijo Wendy con una voz suave y repentina—. Has sido muy valiente al salvar a mi pri
Harper había dejado instrucciones claras al conserje: que la llamara en cuanto viera a Brake, sin importar la hora. El conserje no hizo preguntas, aunque le pareció extraño que Harper no esperara una llamada de Brake directamente.En el contestador de Harper solo había dos llamadas perdidas, ambas desde Paraguay. Mark. Harper había roto todo contacto con su pasado en Asunción: sus antiguos compañeros de trabajo, los amigos de Mark que la conocían como Crom. Mark no aceptaba su rechazo, ni su desinterés por los aretes que Wendy le había obsequiado. Ni su decisión de seguir adelante con su vida y su hija. Harper confiaba en que el silencio lo desanimaría. Si seguía insistiendo, tendría que tomar medidas más drásticas. ¿Quizás una orden de restricción?Harper recordó las palabras burlonas de Brake: “Una orden de alejamiento solo sirve si te esposas a un policia".Se preguntó qué estaría haciendo Brake en ese momento, qué peligro estaría enfrentando. Quería llamarlo, pero no quería arries
Harper se quedó sin aliento al oír las confesiones de Brake, que le hablaba en un tono bajo y monótono, como un pecador arrepentido. Era la primera vez que le contaba a alguien esos secretos tan oscuros.—Lo condenaron a veinte años por violar a varias mujeres. Mi padre es un monstruo... Les hace sufrir de formas inimaginables... Nunca le dieron la oportunidad de salir antes, sabían que era incorregible. Pero se le acabó el tiempo y tuvieron que soltarlo. Sé que lo volverá a hacer. No puedo evitarlo. No puedo estar vigilándolo todo el tiempo. Apenas si consigo proteger a mi propia familia...—No —susurró Harper con compasión—, no tienes que cargar con la responsabilidad de tu padre.—Mis primos han heredado su maldad. Lo llevan en la sangre, y se les nota. El mes pasado tuve que sacar a Román de la cárcel y sobornar a la familia de una chica, para que no lo denunciaran…—Eso no es justo para ti—Harper se angustió, pero Brake no la miraba.—Somos todos unos desgraciados. Escoria blanca
Harper experimentó cómo era penetrada y sintió un intenso gozo al ser atravesada. El miembro de su compañero se abría paso dentro de ella mientras su mano seguía acariciando su sexo, provocando sensaciones cada vez más fuertes. Poco a poco, él la inclinó hasta dejarla arrodillada en el suelo, con la espalda contra su pecho.Con la cabeza inclinada hacia atrás, Harper encontró su nuca apoyada en el hombro de su amante. En un instante, él la levantó y la llevó al cuarto más cercano, mientras ella gemía al compás de las profundas acometidas. El placer se volvió incontenible, y una nueva oleada de calor la invadió por completo.Brake dejó que Harper reposara unos momentos sobre sus muslos, abrazándola con fuerza.Después de que la respiración de Harper volviera a la normalidad, Brake la condujo al dormitorio con determinación, mostrando su dominio de una manera primitiva y, en cierto modo, intimidante. No obstante, esta actitud la excitaba de una forma asombrosa, lo que la dejó intrigada
—Es un disparate, un absoluto disparate. Una ridícula escena de película de tragicomedia—protestó Harper cuando Camille acabó de leer el mensaje de Mark. Lo había llevado impreso y se lo había mostrado en la sesión de terapia de ese día para que pudieran hablarlo correctamente—. Ha distorsionado todo lo que ocurrió. Lo ha contado como si fuera una realidad alternativa. Es como si estuviera en Matrix y se alegrara de eso.El mensaje, de veinte páginas, estaba plagado de calumnias y ataques.Leerlo le había provocado una sensación de asco y culpa, pero sobre todo, de rabia. Era como si Mark hubiera filmado un remake de su antigua relación, uno en el que él hacía de mártir y ella de villana. Según él, Harper había sido una novia desquiciada, dramática e infiel, y él había tratado de calmarla y adaptarse a sus constantes altibajos y pataletas mientras cuidaba de su hija, Hannah. Y al final, aquella noche en que se descontroló con las dos, fue porque Harper había agotado su tolerancia con
Un escalofrío recorrió la piel de Harper mientras su mente se resistía a creer lo que acababa de oír. No podía aceptar que Brake hubiera aceptado ese acuerdo. Después de la noche que habían compartido, ¿cómo podía traicionar todo lo que sentían el uno por el otro? Era inconcebible. Harper estaba segura de que Brake tenía sentimientos profundos hacia ella, una conexión que trascendía cualquier contrato. No tenía sentido que lo arrojara todo por la borda a cambio de algo que probablemente conseguiría de todas maneras.La confusión la envolvía mientras intentaba comprender la razón detrás de las acciones de Brake. ¿Qué demonios estaba pasando por su mente? No podía quedarse de brazos cruzados, tenía que descubrir la verdad. Decidió enfrentar la situación y hablar con él, aunque eso significara adentrarse en territorio desconocido.Un tenso silencio se apoderó de la habitación, interrumpido solo por el latir agitado del corazón de Harper. Su mirada desafiante se encontró con la de su madre