Harper llegó al trabajo con el aspecto de quien ha vivido una noche intensa y salvaje. Sus ojos mostraban el cansancio de la pasión y su cuello estaba marcado por los besos de Brake. Pero nada de eso le importaba. Se sentía más feliz y tranquila que nunca, como si hubiera recuperado una parte de sí misma que había perdido hacía mucho tiempo.El cuerpo de Brake aún ardía en su piel, y las dulces molestias entre sus piernas le traían a la mente cada caricia, cada embestida, cada gemido que habían compartido. Harper sabía que había muchas razones para arrepentirse, pero decidió ignorarlas y saborear el placer de haber sido deseada y amada con tanta fuerza.Brake le había pedido que se quedara con él, con su voz ronca y seductora.—Llámales y diles que estás enferma —le había rogado al oído—. Quédate en la cama conmigo todo el día.—No puedo hacer eso —se había resistido ella—. Tengo responsabilidades en el trabajo.—Yo soy tu única responsabilidad ahora.Eso la había hecho estremecerse.
—Harper, ¿qué tal te fue anoche con el magnate arrogante? —la voz de Mark sonó burlona al otro lado del teléfono—. Seguro que no tuviste tiempo de hablar mucho después de que me marchara.Harper sintió un nudo en la garganta al reconocer su tono cuando contestó la llamada en su celular en la mitad de la jornada de trabajo de ese día. Había esperado que él no se enterara de su número, pero Vanessa debía de habérselo dado. Con un suspiro, contestó:—Mark, no me molestes en el trabajo. Ni en casa tampoco, ¿de acuerdo?—Esa rata de gimnasio no tiene nada que ofrecerle a una mujer, excepto una cosa —dijo Mark con desdén—. Y te aseguro que no es su conversación.Harper esbozó una sonrisa burlona, saboreando el evidente nerviosismo de su exnovio ante la mención de Brake.—Brake Black no es un simple musculitos —replicó Harper—. Resulta que tiene una mente brillante. Y sabe escuchar, algo que tú nunca hiciste.Mark frunció el ceño, sin captar la indirecta.—Apuesto a que ni siquiera salieron.
Harper nunca había conocido a nadie tan encantador como Brake. Era divertido y juguetón, pero también un caballero de los que ya no quedan. Siempre se preocupaba por ella, le abría las puertas, le cargaba los paquetes, le invitaba a cenar, y se ofendería si ella intentara hacer esas cosas por él. Después de sufrir a un ex novio que solo se dedicaba a inflar su ego, Harper valoraba la confianza y la humildad de Brake, estaba pensando en que ya no se lamentaba el hecho de haberse casado con él de manera errónea. Él no tenía miedo de reconocer sus errores o sus dudas, y las convertía en una ocasión para aprender y preguntar. Además, era un amor con su hija, que se había encariñado con él y no se separaba de su lado.Ella se maravillaba de la energía y el apetito de Brake, que no parecían tener límites. En el fondo sabía que su madre tenía razón cuando dijo que Brake siempre aspiraba a más… y no solo a más dinero.Brake ansiaba admiración pura, respeto, éxito, y poder, todo lo que había d
—Déjame adivinar—Harper se plantó con los brazos cruzados frente a la puerta del apartamento de su jefe—. ¿Aún no puedes soportar a Brake después de que me salvara la vida hace semanas? ¿Qué más tiene que hacer para que lo trates con un poco de respeto? ¿Inventar una máquina del tiempo? ¿Detener una guerra nuclear?Su jefe la miró con fastidio.—No he dicho que fuera a ser grosero con él. Al menos eso no.—Vaya, qué generoso de tu parte—replicó con sarcasmo.Esa noche ella y Brake tenían previsto asistir a una gala benéfica "Campanas de luz" organizada por dos importantes empresas de energía solar."Campanas de luz" era un proyecto en el que las empresas de energía solar instalaban paneles solares en las torres abandonadas de las antiguas centrales eléctricas para generar electricidad limpia y renovable.El objetivo de la gala era recaudar fondos para los niños huérfanos o que habían escapado de sus hogares abusivos. Como las torres estaban situadas en zonas rurales y aisladas, los pa
Harper se sobresaltó al sentir una mano pesada sobre su hombro. Se volvió y vio una cara familiar.—¡Lontly! —exclamó con alegría—. ¡Qué alegría verte, padrino!Harper le decía padrino a Lontly, aunque no lo fuera. Era el mejor amigo de su madre desde siempre, y Harper intuía que él había guardado un amor secreto por ella. Pero Lontly era un mujeriego empedernido y se había casado al menos ocho veces. Era un magnate de la industria del cine.Lontly había empezado su carrera en el norte de la antigua Maradonia, trabajando para una productora de cine independiente. Con talento y carisma, había conseguido protagonizar unas películas que resultaron ser éxitos de taquilla. Con la fama, había ampliado su influencia, produciendo más y más películas.Se había convertido en un gran pez de Hollywood. Y ahora los agentes de las grandes estrellas lo perseguían, esperando firmar con él unos contratos que podían lanzar sus carreras.Harper no recordaba haberlo visto nunca sin su extravagante chaquet
—Todo perfecto. Tom se quedó en casa con su abuela. Ella se ofreció a hacerse cargo de él desde temprano. A Dorothea le fascina mimarlo—dijo Nellie, y sus ojos destellaron—. Con lo que cobran las niñeras, siempre que podemos contamos con ella. Nos ahorramos un dineral.—Nellie—dijo Lucas, jalándole de la mano—, ¿te apetece ver las espadas antiguas? Hay una colección impresionante en una vitrina por allá.—Claro—dijo Nellie con una carcajada—. Perdonen, chicos. Ya volvemos.—Ah, Hannah debe estar rondando por ahí o en la sala de armaduras. ¿Les importa llevarla con ustedes?—Solicitó Harper.Nellie asintió con una sonrisa radiante.—Con mucho gusto. Seguro que Lucas también se muere por jugar con ella ¿Verdad, Lucas?—¡Por supuesto!Nellie se marchó con Lucas, dejando a Wendy frente a Brake. El ambiente se volvió eléctrico hasta que su prima le extendió la mano para saludarlo.—Te lo agradezco de corazón—dijo Wendy con una voz suave y repentina—. Has sido muy valiente al salvar a mi pri
Harper había dejado instrucciones claras al conserje: que la llamara en cuanto viera a Brake, sin importar la hora. El conserje no hizo preguntas, aunque le pareció extraño que Harper no esperara una llamada de Brake directamente.En el contestador de Harper solo había dos llamadas perdidas, ambas desde Paraguay. Mark. Harper había roto todo contacto con su pasado en Asunción: sus antiguos compañeros de trabajo, los amigos de Mark que la conocían como Crom. Mark no aceptaba su rechazo, ni su desinterés por los aretes que Wendy le había obsequiado. Ni su decisión de seguir adelante con su vida y su hija. Harper confiaba en que el silencio lo desanimaría. Si seguía insistiendo, tendría que tomar medidas más drásticas. ¿Quizás una orden de restricción?Harper recordó las palabras burlonas de Brake: “Una orden de alejamiento solo sirve si te esposas a un policia".Se preguntó qué estaría haciendo Brake en ese momento, qué peligro estaría enfrentando. Quería llamarlo, pero no quería arries
Harper se quedó sin aliento al oír las confesiones de Brake, que le hablaba en un tono bajo y monótono, como un pecador arrepentido. Era la primera vez que le contaba a alguien esos secretos tan oscuros.—Lo condenaron a veinte años por violar a varias mujeres. Mi padre es un monstruo... Les hace sufrir de formas inimaginables... Nunca le dieron la oportunidad de salir antes, sabían que era incorregible. Pero se le acabó el tiempo y tuvieron que soltarlo. Sé que lo volverá a hacer. No puedo evitarlo. No puedo estar vigilándolo todo el tiempo. Apenas si consigo proteger a mi propia familia...—No —susurró Harper con compasión—, no tienes que cargar con la responsabilidad de tu padre.—Mis primos han heredado su maldad. Lo llevan en la sangre, y se les nota. El mes pasado tuve que sacar a Román de la cárcel y sobornar a la familia de una chica, para que no lo denunciaran…—Eso no es justo para ti—Harper se angustió, pero Brake no la miraba.—Somos todos unos desgraciados. Escoria blanca