Lo que no esperaba era encontrarse con el rostro más familiar y sorprendente que podía imaginar. El hombre que estaba sentado frente a ella no era otro que su esposo, el mismo al que ella había dejado atrás junto a su antigua vida de abusada por su exnovio, Mark.—¿Harper? —exclamó él con incredulidad y emoción—. ¿Eres tú?Harper se quedó paralizada, sin poder creer lo que veía. Su corazón se aceleró y su mente se llenó de preguntas. ¿Qué hacía él aquí? ¿Cómo era posible que fuera el CEO de PWC en Dinamarca? ¿Cómo la había encontrado? ¿Cómo había llegado hasta ella? ¿Qué significaba eso para ella?—¿Black? —balbuceó ella con voz temblorosa—. ¿Qué haces aquí?Black se levantó de la silla y rodeó el escritorio con rapidez. Se acercó a ella y la abrazó con fuerza, como si temiera que fuera una ilusión.—Harper, Dios mío, te he buscado por todas partes. No sabes cuánto me alegro de verte —le dijo con alivio y felicidad—. Te he echado tanto de menos. ¿Cómo es que estás aquí?Harper se qued
Brake permaneció en silencio, obediente y sin decir palabra.—¿No podemos conversar acerca de la alianza? ¿Del acuerdo entre PWC y…?El CEO frunció el ceño al instante, como si se hubiera cerrado en banda.—Después de meses, finalmente te tengo aquí, después de buscarte incansablemente. No voy a perder el tiempo hablando contigo sobre trabajo y definitivamente no permitiré que menciones algo tan insignificante.Harper soltó un suspiro profundo.Si Black lo afirmaba, entonces era inútil discutir o intentar hacerlo cambiar de opinión. No obstante, debía conseguir que firmase el convenio o de lo contrario Sheyla le convertiría la vida en un infierno al regresar a la empresa King of the Rent o más conocida como KTR con las manos vacías.La oficina es elegante pero con carencia de colores. Tal vez si coloca alguna pintura minimalista o adornos de colores suaves como el celeste o el verde monte…—¡Tito!La puerta de la oficina se abrió de golpe, haciendo que Harper se sobresaltara en su asi
No hubo respuesta.La castaña sostuvo la mirada intensa y penetrante del CEO. Durante un breve instante, se produjo una corriente eléctrica tan intensa que estuvo a punto de caerse de la silla. Su rostro se ruborizó y sintió cómo el calor se acumulaba en su interior, al mismo tiempo que comenzaba a temblar de nerviosismo.No había frío en la oficina, pero los temblores no dejaban de sacudirla. Nunca antes había sentido la necesidad de alejarse tanto de alguien tan rápidamente como de aquel hombre que, sin siquiera conocerla, afirmaba tener la capacidad de hacerla feliz y la miraba como si conociera todos sus pecados.—Gracias por aceptarme la reunión—Le castañearon los dientes—. Tengo que irme, estoy... Me ha encantado volver a verte. Si no estás interesado en discutir conmigo los términos del contrato tengo que ir y hablarlo con Sheyla yo…Buena suerte con todo. Harper se levantó rápidamente de su asiento, pero tuvo la mala suerte de que los papeles que tenía en su regazo se desparra
Las entrañas de Harper se convirtieron en una explosión nuclear mientras luchaba por entenderse a sí misma y por qué sentía una atracción tan poderosa hacia él.Cualquier persona mínimamente racional habría reconocido que Brake Black no tenía el más mínimo interés real en ella. Él solo cumplía con su deber como esposo de conveniencia y, de paso, ayudaba a Hannah, su hija adoptiva. Quizás lo único que buscaba era perturbar a su pequeña familia y captar la atención de Nellie, su cuñada. Y si para lograrlo tenía que aprovecharse de una ingenua como ella, que ya tenía una hija a su cargo, adoptada o no, mejor aún. Brake Black era un depredador que habitaba un mundo de monstruos y abismos, donde mirar demasiado tiempo al abismo también permitía que el abismo te mirara a ti. Para preservar su bienestar físico y mental, Harper necesitaba deshacerse de él lo más rápido posible.Para enmascarar su creciente y repentino pánico, Harper desplegó una sonrisa despectiva y le lanzó una mirada desaf
Padme retomó el tema de la chaqueta con entusiasmo.—Bueno, veamos... ¿Puedo pasar por ahí y olerla también?Harper, con una sonrisa traviesa, se mordió el labio.—Oh, no lo creo. Si te la prestara, estoy segura de que te la llevarías contigo. Aunque, tengo que devolverla mañana, así que todavía tengo al menos doce horas para disfrutar de ella.Padme decidió llevar la conversación a un nivel más profundo.—Creo que la semana que viene deberías hablar de esto con tu terapeuta. ¿Por qué te da tanto miedo avanzar con un hombre atractivo con el que ya has tenido intimidad, limitándote solo a acariciar su chaqueta?De repente, Harper se puso a la defensiva, su espalda se tensó.—Ya te lo he explicado, es un antiguo enemigo de la familia, y yo...Padme no permitió que se escudara en excusas.—No me vengas con eso. Recuerdo perfectamente cómo dejaste a tu familia de lado cuando querías estar con Mark.Harper se sintió acorralada, pero Padme continuó con su argumento.—Tienes todo el derecho
Harper estaba a punto de decirle a Cecilia que el señor Black era el CEO de la empresa más importante de la ciudad en dónde ella había vivido con su ex novio, y que no podía decir algo así, cuando oyó un pitido en el teléfono.—Espera un momento, Harper —le interrumpió Cecilia con voz nerviosa—. Tengo otra llamada. Es del hospital.Harper sintió un escalofrío. Sabía que el padre de Cecilia estaba muy enfermo, y que cualquier noticia podía ser fatal.—Claro, Cecilia, atiende —le dijo con comprensión—. Yo me ocupo del señor Black.—Gracias, Harper, eres un cielo —le agradeció Cecilia antes de colgar.Harper colgó también y se dirigió al ordenador de Cecilia. Estaba imprimiendo el plan de marketing que debía entregarle al señor Black, cuando el intercomunicador sonó.—Cecilia, tienes una visita —anunció el guardia con voz grave—. Es el señor Black.Por un momento le faltó la respiración. Sintió aturdimiento, preocupación y una extraña diversión, todo al mismo tiempo.—Dile al señor Black
—Estás muy equivocada —afirmó Brake con voz firme—. Nellie y yo nunca tuvimos nada serio, solo fue un juego de adolescentes ilusos. Le deseo lo mejor, pero no tengo ningún interés en volver a verla.Dicho esto, dio un paso hacia Harper, acortando la distancia entre ellos. Ella sintió una oleada de calor que le subió por el cuello hasta las mejillas. Su perfume invadió sus sentidos, haciéndola olvidar por un momento dónde estaban.—Así que tendrás que buscar otra excusa para impedirme entrar en este edificio —continuó él con una sonrisa maliciosa—. Si es que realmente quieres alejarme de ti.Harper reaccionó y se alejó de él como si le hubiera quemado. Su corazón latía a mil por hora y su respiración se agitaba.—Usted es el problema —replicó ella con voz temblorosa—. Siempre está metiéndose en líos y arrastrándome a ellos.Brake soltó una carcajada divertida.—Eso era antes, cuando era un niño travieso. Ahora soy todo un hombre responsable.Harper lo miró con incredulidad. A pesar de
—¿Qué hacía exactamente?—repitió él con una sonrisa burlona—Pues trabajaba en lo que podía, querida esposa. No siempre tuve la suerte de tener una empresa exitosa y un apartamento de lujo. Hubo un tiempo en que tuve que luchar por sobrevivir.Harper sintió una punzada decuriosidad y de compasión. No sabíamucho sobre el pasado de Black, soloque había nacido en un barrio pobre yque había tenido una infancia difícil, todos esos datos los sabía sólo gracias a Nellie.Nellie le había contado que su madrehabía muerto cuando él era pequeño,y que su padre era un alcohólico quelo maltrataba. Black había tenido quetrabajar desde muy joven para mantenerse a sí mismo y a su hermana menor.—¿Qué tipo de trabajos hacía usted?—preguntó con voz suave, intentando no sonar indiscreta.Black se encogió de hombros, como si no le importara.—De todo un poco. Repartía periódicos, limpiaba coches, cortaba el césped, ayudaba en una tienda de comestibles... Pero el trabajo más duro que tuve fue el de