—Estás muy equivocada —afirmó Brake con voz firme—. Nellie y yo nunca tuvimos nada serio, solo fue un juego de adolescentes ilusos. Le deseo lo mejor, pero no tengo ningún interés en volver a verla.Dicho esto, dio un paso hacia Harper, acortando la distancia entre ellos. Ella sintió una oleada de calor que le subió por el cuello hasta las mejillas. Su perfume invadió sus sentidos, haciéndola olvidar por un momento dónde estaban.—Así que tendrás que buscar otra excusa para impedirme entrar en este edificio —continuó él con una sonrisa maliciosa—. Si es que realmente quieres alejarme de ti.Harper reaccionó y se alejó de él como si le hubiera quemado. Su corazón latía a mil por hora y su respiración se agitaba.—Usted es el problema —replicó ella con voz temblorosa—. Siempre está metiéndose en líos y arrastrándome a ellos.Brake soltó una carcajada divertida.—Eso era antes, cuando era un niño travieso. Ahora soy todo un hombre responsable.Harper lo miró con incredulidad. A pesar de
—¿Qué hacía exactamente?—repitió él con una sonrisa burlona—Pues trabajaba en lo que podía, querida esposa. No siempre tuve la suerte de tener una empresa exitosa y un apartamento de lujo. Hubo un tiempo en que tuve que luchar por sobrevivir.Harper sintió una punzada decuriosidad y de compasión. No sabíamucho sobre el pasado de Black, soloque había nacido en un barrio pobre yque había tenido una infancia difícil, todos esos datos los sabía sólo gracias a Nellie.Nellie le había contado que su madrehabía muerto cuando él era pequeño,y que su padre era un alcohólico quelo maltrataba. Black había tenido quetrabajar desde muy joven para mantenerse a sí mismo y a su hermana menor.—¿Qué tipo de trabajos hacía usted?—preguntó con voz suave, intentando no sonar indiscreta.Black se encogió de hombros, como si no le importara.—De todo un poco. Repartía periódicos, limpiaba coches, cortaba el césped, ayudaba en una tienda de comestibles... Pero el trabajo más duro que tuve fue el de
Harper se apoyó en la encimera de la cocina, con los brazos cruzados sobre el pecho. Desde fuera, parecía que ella tenía el control de todo. Pero nadie sabía que su pasado había sido una lucha constante por sobrevivir.—El matrimonio es una tontería y lo mismo va por tener pareja —dijo, evitando expresar lo que realmente sentía—. No sé cómo descubriste que mi madre es rica, pero yo no tengo nada. Y por favor, deja de llamarme «cariño».Él se acercó a ella, sin dejar de mirarla con intensidad. Era el CEO de una empresa multimillonaria, y estaba acostumbrado a conseguir lo que quería.—¿Qué te parece el apartamento? —preguntó ella, cambiando de tema e intentando despejar la tensión del ambiente.—Está muy bien —admitió él, mirando a su alrededor.El apartamento era amplio y lujoso, con una decoración moderna y elegante. Tenía unas vistas impresionantes de la ciudad, y estaba situado en el mismo edificio que el suyo.—Es demasiado grande para un hombre solo y sin hijos, ¿no crees? —insin
—Que bueno. Porque, y no te lo tomes como algo personal, no confío demasiado en tu capacidad para elegir un tipo cuerdo y correcto.Harper se indignó.—¿Qué quieres decir con eso? ¿Acaso crees que soy tonta?—No, no es eso. Es sólo que me preocupo por ti. Wendy es mi prima y me pidió que te cuidara cuando te mudaste aquí. Y yo quiero que seas feliz, Harper. Que encuentres a alguien que te quiera y te respete.Harper se ablandó un poco.—Gracias, Chris. Eres muy dulce. Pero no necesito que me cuides ni que me juzgues. Yo sé lo que hago.—Está bien, está bien. No te enfades. Sólo era un comentario.Chris le guiñó un ojo y le dio una palmadita en la mano.—Venga, vamos a tomar un café y me cuentas cómo va todo.Harper asintió y se levantó de su silla. Cogió su bolso y salió del cubículo con Chris. Mientras caminaban hacia la cafetería de la empresa, el móvil de Harper empezó a sonar. Lo sacó del bolso y vio el nombre de Black en la pantalla.Su corazón dio un salto.—¿Quién es? —preguntó
—Asegúrate de que Black se acuerda de ello —masculló Chris, y comenzó a dar pasos sin esperarla.—¿Y el café?Él no se molestó en voltearse a verla.—Otro día será, Harper.(...)—Vale, mira—comenzó Padme—, he lidiado con muchos clientes que tienen gustos horribles para decorar o incluso para elegir un cuadro. Pero lo peor es que nunca lo reconocen. Me contratan, y se pasan horas criticando las ideas que les propongo. Éste es el primer cliente que no tiene problema en aceptar que su gusto es pésimo.—Bueno, más bien diría que se enorgullece de su falta de criterio estético —se mofó Harper.Ambas estaban subiendo en el ascensor, hasta el piso donde habían quedado con Brake para ir al nuevo apartamento vendido.—¿Te he contado lo que me soltó elastic girl cuando le dije que me encargaría del apartamento de Black? —inquirió Padme.Harper se volvió asombrada.—¿Todavía mantienes el contacto con elastic girl?En el instituto, habían tenido una compañera a la que llamaban elastic girl, porq
Brake apretó la mano de Padme con seguridad y expresó:—Trataré de no ser un obstáculo.—Eh, tampoco hace falta que se limite a observar—le replicó ella con una mirada amigable—. Voy a tener en cuenta tanto sus gustos como sus disgustos. Incluso podríamos conservar el sofá de vaca, si le tiene mucho cariño.—Es muy confortable—Brake comentó con un dejo de melancolía en la voz—. Conservo muy buenos momentos de ese sofá.Harper frunció el ceño al escucharlo y soltó en tono bastante seco:—No hace falta que los compartas con nosotros.El muy imbécil arrogante le devolvió una sonrisa burlona que le crispó los nervios.—A falta de mobiliario—Padme captó la atención de ambos, intentando evitar una pelea— Esto tendrá que ser una reunión alrededor del mostrador de la cocina. Si se acerca por aquí, Brake, le mostraré algunas ideas que se me han ocurrido. Tengo una copia del diseño del piso, así que estoy al tanto de la disposición…Mientras Brake rodeaba el mostrador para juntarse con ella, Pad
Ambas mujeres se apresuraron a bajar la vista hacia el muestrario cuando Brake volvió. —¿Y bien? ¿Seguimos?Unos minutos más de discusión, luego, Brake se incorporó y miró el reloj con impaciencia.—Siento interrumpir este debate tan productivo, pero… ¿Les importaría si terminamos la reunión un poco antes? —preguntó a las dos mujeres que lo observaban con atención.—No hay problema —dijo Padme con una sonrisa profesional—. Ya tengo suficiente material para ponerme manos a la obra.—Gracias. —Brake se quitó la corbata y se desabotonó el primer botón de la camisa—. Tengo que ir a resolver unos asuntos urgentes con una gran empresa extranjera que no para de pedirme papeles y reuniones informales. —Cogió su maletín y sus llaves, y le guiñó un ojo a Padme—. La negociación está difícil, pero creo que estamos ante una oportunidad de oro.Harper asintió sin decir nada.—Que te vaya bien —dijo Harper—. ¿Te importa si Padme y yo nos quedamos un rato más?—Por supuesto que no.—Ya cerraré yo al
Harper no necesitaba que le advirtieran que se alejara de los inquilinos del edificio. Ya había tomado nota del consejo de Padme sobre Brake. Si alguna vez buscaba un hombre para olvidar sus penas, no sería uno que la manipulara o la engañara.Sería alguien que la hiciera sentir cómoda y segura. Y aunque Brake solo le sacaba unos años, le llevaba mucha ventaja en casi todo. Por ejemplo, en el sexo, había probado "más dulce que salado", como decía su tía, demasiadas veces.Pero al día siguiente de que Brake se instalara oficialmente en el edificio, Harper encontró sobre su escritorio un paquete envuelto en papel de regalo y adornado con un lazo rosa con brillos. Como no era ni su cumpleaños ni ninguna ocasión especial para recibir regalos, se quedó desconcertada. Zara la esperaba en la entrada del cubículo.—Acaba de llegar hace un momento —le dijo—, traído por uno de los tipos más guapos que he visto en mi vida. Ojos intensos, brazos fuertes, piel tostada... Un bombón, vamos.—Debe se