Harper había pasado los últimos años de su vida huyendo de su pasado, de su madre, de Mark, de todo lo que la había lastimado y traicionado. Pero ahora, después de tanto tiempo, sentía que era hora de enfrentar sus demonios y cerrar las heridas que aún sangraban.Wendy y Nellie, sus primas y únicas amigas en el mundo, le habían avisado a su madre que Harper había regresado a Dinamarca, el país donde había nacido y crecido. Pero también le habían dicho que necesitaba un espacio para sanar y recuperarse, y que no quería hablar con nadie por teléfono.Su madre, una mujer egocéntrica y caprichosa que siempre exigía ser el centro de todas las miradas, se sintió muy ofendida al enterarse de que Harper iba a ser tan esquiva. Su madre le pidió a Wendy que le dijera que cuando dejara de hacer tonterías de adolescente, le gustaría que la visitara.— ¿Le dijiste que estaba solicitando una orden de alejamiento? —Harper le preguntó a Wendy con voz temblorosa. Aún recordaba el terror que sentía cad
—Estás loca de remate.Harper le dio el último toque al peinado de su hija y cogió la mochila.—¿Loca de…?—Shhs—la castaña le tapó la boca a Hannah y se reprochó a sí misma. Había soltado un taco delante de su hija—. No repitas esa palabra, solo los mayores pueden usarla y en situaciones muy especiales—le lanzó una mirada de enfado a su prima—. Esta es una situación especial porque tu tía me está sacando de quicio.—Eres una contadora excelente. Ni siquiera tendrían que contratar a otros contadores, eres tan buena que haces el trabajo de dos o tres contadores más.Harper bufó.—Que sea buena con los números, que recuerde lo poco que hice en la universidad y que te ayude con los informes de contaduría que te tocan a ti, no significa que sea contadora. —Eres contadora.—No tengo un título que lo avala. El papel es lo importante…—Venga, Harper, tienes que hacerlo, no busques más excusas.—Wendy, ¿me estás pidiendo que me reúna con un primo tuyo que no es primo mío y con el que apenas
—Si se me da la gana puedo contratar a un caballo como contador.—¿Un caballo como contador? —bufó Harper—. Qué bonito, Chris. Me siento muy halagada.—Venga. Inténtalo. Será divertido —le dijo él con una sonrisa traviesa.— ¿Así que me quieres contratar para que Wendy pueda vigilarme?—En realidad, estaríamos tan liados que apenas nos veríamos las caras y Wendy tampoco tiene mucho tiempo para meter las narices en negocios ajenos.Esa propuesta le resultaba muy tentadora a Harper, que le gustaba mucho cómo sonaba eso de estar ocupada todo el tiempo. Ella quería trabajar, hacer algo de provecho en la vida, después de haber sido la esclava personal de Mark durante dos años.—Aprenderías un montón —la animó Chris, que parecía decidido a persuadirla como fuera—. Te encargarías de todo lo relacionado con el dinero: los seguros, la nómina, las facturas del mantenimiento. También negociarías los contratos de servicio, comprarías los suministros y el equipo, y trabajarías con un agente y una
Lo que no esperaba era encontrarse con el rostro más familiar y sorprendente que podía imaginar. El hombre que estaba sentado frente a ella no era otro que su esposo, el mismo al que ella había dejado atrás junto a su antigua vida de abusada por su exnovio, Mark.—¿Harper? —exclamó él con incredulidad y emoción—. ¿Eres tú?Harper se quedó paralizada, sin poder creer lo que veía. Su corazón se aceleró y su mente se llenó de preguntas. ¿Qué hacía él aquí? ¿Cómo era posible que fuera el CEO de PWC en Dinamarca? ¿Cómo la había encontrado? ¿Cómo había llegado hasta ella? ¿Qué significaba eso para ella?—¿Black? —balbuceó ella con voz temblorosa—. ¿Qué haces aquí?Black se levantó de la silla y rodeó el escritorio con rapidez. Se acercó a ella y la abrazó con fuerza, como si temiera que fuera una ilusión.—Harper, Dios mío, te he buscado por todas partes. No sabes cuánto me alegro de verte —le dijo con alivio y felicidad—. Te he echado tanto de menos. ¿Cómo es que estás aquí?Harper se qued
Brake permaneció en silencio, obediente y sin decir palabra.—¿No podemos conversar acerca de la alianza? ¿Del acuerdo entre PWC y…?El CEO frunció el ceño al instante, como si se hubiera cerrado en banda.—Después de meses, finalmente te tengo aquí, después de buscarte incansablemente. No voy a perder el tiempo hablando contigo sobre trabajo y definitivamente no permitiré que menciones algo tan insignificante.Harper soltó un suspiro profundo.Si Black lo afirmaba, entonces era inútil discutir o intentar hacerlo cambiar de opinión. No obstante, debía conseguir que firmase el convenio o de lo contrario Sheyla le convertiría la vida en un infierno al regresar a la empresa King of the Rent o más conocida como KTR con las manos vacías.La oficina es elegante pero con carencia de colores. Tal vez si coloca alguna pintura minimalista o adornos de colores suaves como el celeste o el verde monte…—¡Tito!La puerta de la oficina se abrió de golpe, haciendo que Harper se sobresaltara en su asi
No hubo respuesta.La castaña sostuvo la mirada intensa y penetrante del CEO. Durante un breve instante, se produjo una corriente eléctrica tan intensa que estuvo a punto de caerse de la silla. Su rostro se ruborizó y sintió cómo el calor se acumulaba en su interior, al mismo tiempo que comenzaba a temblar de nerviosismo.No había frío en la oficina, pero los temblores no dejaban de sacudirla. Nunca antes había sentido la necesidad de alejarse tanto de alguien tan rápidamente como de aquel hombre que, sin siquiera conocerla, afirmaba tener la capacidad de hacerla feliz y la miraba como si conociera todos sus pecados.—Gracias por aceptarme la reunión—Le castañearon los dientes—. Tengo que irme, estoy... Me ha encantado volver a verte. Si no estás interesado en discutir conmigo los términos del contrato tengo que ir y hablarlo con Sheyla yo…Buena suerte con todo. Harper se levantó rápidamente de su asiento, pero tuvo la mala suerte de que los papeles que tenía en su regazo se desparra
Las entrañas de Harper se convirtieron en una explosión nuclear mientras luchaba por entenderse a sí misma y por qué sentía una atracción tan poderosa hacia él.Cualquier persona mínimamente racional habría reconocido que Brake Black no tenía el más mínimo interés real en ella. Él solo cumplía con su deber como esposo de conveniencia y, de paso, ayudaba a Hannah, su hija adoptiva. Quizás lo único que buscaba era perturbar a su pequeña familia y captar la atención de Nellie, su cuñada. Y si para lograrlo tenía que aprovecharse de una ingenua como ella, que ya tenía una hija a su cargo, adoptada o no, mejor aún. Brake Black era un depredador que habitaba un mundo de monstruos y abismos, donde mirar demasiado tiempo al abismo también permitía que el abismo te mirara a ti. Para preservar su bienestar físico y mental, Harper necesitaba deshacerse de él lo más rápido posible.Para enmascarar su creciente y repentino pánico, Harper desplegó una sonrisa despectiva y le lanzó una mirada desaf
Padme retomó el tema de la chaqueta con entusiasmo.—Bueno, veamos... ¿Puedo pasar por ahí y olerla también?Harper, con una sonrisa traviesa, se mordió el labio.—Oh, no lo creo. Si te la prestara, estoy segura de que te la llevarías contigo. Aunque, tengo que devolverla mañana, así que todavía tengo al menos doce horas para disfrutar de ella.Padme decidió llevar la conversación a un nivel más profundo.—Creo que la semana que viene deberías hablar de esto con tu terapeuta. ¿Por qué te da tanto miedo avanzar con un hombre atractivo con el que ya has tenido intimidad, limitándote solo a acariciar su chaqueta?De repente, Harper se puso a la defensiva, su espalda se tensó.—Ya te lo he explicado, es un antiguo enemigo de la familia, y yo...Padme no permitió que se escudara en excusas.—No me vengas con eso. Recuerdo perfectamente cómo dejaste a tu familia de lado cuando querías estar con Mark.Harper se sintió acorralada, pero Padme continuó con su argumento.—Tienes todo el derecho