—Sí, aunque yo creo que B.B no es de esos hombres. Él nunca lastimaría a una mujer. De hecho, B.B tenía el problema opuesto..., siempre estaba queriendo salvar a alguien... —¿Síndrome o complejo de caballero andante?—Eso. Pero una vez realizado el rescate, él pensaba que tenía que irse con rapidez y ayudar a la siguiente persona. Iba por la vida así, saltando de una situación problemática a otra para ayudar a cuantas mujeres pudiera.Había escuchado de él unas cuantas veces, no conocía el nombre del hombre; Nellie siempre lo llamaba solamente B.B, quien sabe porque. No lo conocía, pero lo que sí conoce es que él tuvo un encontronazo con Wendy hace unos cuantos años. Todo porque este hombre estaba creando una empresa "innovadora", entonces arruinó el proyecto más grande que su prima tenía por aquella época para eliminar la competencia en el sector empresarial. Desde ese momento, Harper decidió odiarlo, independientemente de sus razones, tampoco le importó no conocerlo. Vió a su prima
Después de denunciar el abuso doméstico en Østerbro, Harper se enfrentaba a una larga espera de doce a trece semanas para que se resolviera su caso. Esa era la norma absurda que habían establecido los legisladores, creyendo que ese tiempo serviría para que las parejas en conflicto reconsideraran su situación y quizás se reconciliaran. No les importaba si había "abuso" entre ellas, algo que consideraban "normal" en cualquier relación, siempre y cuando no fuera demasiado grave. Harper se sentía indignada y frustrada por esa idea. Ella quería terminar con todo lo antes posible, una vez que había tomado la valiente decisión de dejar a su pareja abusiva. No necesitaba ningún período de reflexión que solo le causaría más dolor y miedo. Se sentía atrapada en un sistema injusto que no la protegía ni la escuchaba. Solo quería recuperar su libertad, su dignidad y obviamente proteger a su abejita.Durante esos tres meses y pico, Harper se dedicó a sanar sus heridas físicas y emocionales. Los mor
Camille negó con la cabeza. —No hay una cura para la psicopatía. Es un trastorno de personalidad que se forma desde la infancia y que se mantiene a lo largo de la vida. Lo único que se puede hacer es intentar controlar sus impulsos y evitar que hagan daño a los demás. Pero eso requiere de mucha voluntad y cooperación por parte del psicópata, algo que rara vez se da.—¿Por qué?La terapeuta se frotó los labios con los dedos, reflexiva. Se preguntaba cómo había sido la infancia de Mark, qué experiencias traumáticas o carencias afectivas habrían moldeado su personalidad narcisista.—No sé qué tipo de abusos o negligencias habrán provocado que se convirtiera en lo que es. Pero eso no cambia la realidad de que Mark es así. Los narcisistas son muy difíciles de tratar. Por su complejo de superioridad, no creen que tengan que cambiar nada. Piensan que son perfectos y que el problema son los demás—Camille sonrió con amargura, como si recordara algo muy desagradable. Tal vez algún caso anterior
Así que cuando Mark se animó a llamar a su casa y solicitó hablar con Harper, y ella consintió, Wendy no tuvo más opción que acatar su voluntad y entregarle el teléfono con resignación, sintiendo una mezcla de rabia e impotencia. No le gustaba que Mark se entrometiera en su vida, ni que Harper le diera tanta importancia. Pero sabía que no podía hacer nada al respecto, que era la decisión de Harper y que tenía que respetarla.El impacto de las palabras de Mark resonó en el corazón de Harper como una descarga eléctrica. Cada sílaba, cada solicitud, cada deseo que emanaba de su voz, se clavó en lo más profundo de su ser. Era un torrente de emociones encontradas que se entrelazaban en un caos abrumador.El nudo en el estómago de Harper se apretó con cada segundo que pasaba. Su mente se debatía en un torbellino de confusión y dolor. ¿Qué debía hacer ahora? ¿Cómo responder a esa petición tan inesperada? La imagen de su pequeña hija, con los ojos llenos de miedo y las marcas de los golpes qu
—Black, hermano, me tienes preocupado. Tienes que soltarla de una vez.Su abogado le habló con franqueza, pero Brake apenas le prestó atención.No podía soltarla, no podía olvidarla. Había dos motivos que se lo impedían: en primer lugar, seguían legalmente casados y no había tenido la oportunidad de explicarle adecuadamente a su esposa que él sería el hombre de su vida. Estaba dispuesto a brindarle todo, lujos, caprichos, y se esforzaría al máximo para satisfacerla a ella y a su hija.El CEO solo deseaba protegerla y amarla. Había soñado siempre con tener una familia y ahora que se le había presentado la oportunidad, no podía permitir que se esfumara frente a sus ojos. El destino no podía ser tan cruel con él.Sabía perfectamente que los papeles del matrimonio se habían firmado accidentalmente, pero había sentido una conexión innegable, una atracción mutua en el poco tiempo que habían pasado juntos. El hecho de que su matrimonio no fuera convencional no significaba que tuviera que ser
Wendy dirigió su mirada hacia Harper, mostrando una combinación de compasión y resentimiento. Su voz, aunque firme, revelaba un cansancio evidente.—Harper, he sido paciente y he aceptado tus decisiones…—comenzó Wendy, pero luego su tono se tornó más serio—. Pero ahora hay algo que necesito pedirte y es importante.Harper, intrigada, preguntó: —. ¿Qué es?—Sabes tan bien como yo que Mark no va a firmar el documento de alejamiento y ruptura de relación sin causar problemas, a menos que le demos una razón válida para quedarse tranquilo—explicó Wendy.Harper, sintiendo un ardor de rabia en su pecho al imaginar que Mark podría sacar provecho de haberla maltratado a ella y a su hija, replicó con determinación: —. ¿Quieres decir que tenemos que comprar su silencio? Bueno, dile que me han desheredado. No tengo…Wendy observó a Harper con una mezcla de preocupación y determinación. —Eres una Meyers. Y Mark, como abogado astuto, sabe cómo actuar con el máximo de dramatismo—expresó con cautela
Harper había pasado los últimos años de su vida huyendo de su pasado, de su madre, de Mark, de todo lo que la había lastimado y traicionado. Pero ahora, después de tanto tiempo, sentía que era hora de enfrentar sus demonios y cerrar las heridas que aún sangraban.Wendy y Nellie, sus primas y únicas amigas en el mundo, le habían avisado a su madre que Harper había regresado a Dinamarca, el país donde había nacido y crecido. Pero también le habían dicho que necesitaba un espacio para sanar y recuperarse, y que no quería hablar con nadie por teléfono.Su madre, una mujer egocéntrica y caprichosa que siempre exigía ser el centro de todas las miradas, se sintió muy ofendida al enterarse de que Harper iba a ser tan esquiva. Su madre le pidió a Wendy que le dijera que cuando dejara de hacer tonterías de adolescente, le gustaría que la visitara.— ¿Le dijiste que estaba solicitando una orden de alejamiento? —Harper le preguntó a Wendy con voz temblorosa. Aún recordaba el terror que sentía cad
—Estás loca de remate.Harper le dio el último toque al peinado de su hija y cogió la mochila.—¿Loca de…?—Shhs—la castaña le tapó la boca a Hannah y se reprochó a sí misma. Había soltado un taco delante de su hija—. No repitas esa palabra, solo los mayores pueden usarla y en situaciones muy especiales—le lanzó una mirada de enfado a su prima—. Esta es una situación especial porque tu tía me está sacando de quicio.—Eres una contadora excelente. Ni siquiera tendrían que contratar a otros contadores, eres tan buena que haces el trabajo de dos o tres contadores más.Harper bufó.—Que sea buena con los números, que recuerde lo poco que hice en la universidad y que te ayude con los informes de contaduría que te tocan a ti, no significa que sea contadora. —Eres contadora.—No tengo un título que lo avala. El papel es lo importante…—Venga, Harper, tienes que hacerlo, no busques más excusas.—Wendy, ¿me estás pidiendo que me reúna con un primo tuyo que no es primo mío y con el que apenas