—No puedo abordar un avión—Ella murmuró—. No podemos—Hablar se volvió cada vez más difícil—. No tengo ningún documento de respaldo conmigo. Ni de Hannah ni mío.—Señorita Meyers, este es un avión privado—La suya, la del hombre, era una mirada comprensiva y amable—. No necesitará un boleto y ni siquiera tendrá que pasar por ningún control de seguridad, por lo que ni siquiera necesitará identificarse. Vamos, vamos a…— tropezó al notar la hinchazón en la mejilla de la niña dormida y las heridas sangrantes en sus pies. Murmuró, "Dios", aturdido.Harper lo miró—. No hay hospitales. Nada de hospitales.En el banco, José se sentó a su lado. El hombre se quitó los calcetines y los mocasines, se los volvió a atar con los pies descalzos y luego se los puso cuidadosamente a ella. Harper observó todo el proceso.Él dijo: —Le daría los zapatos, pero probablemente no los soportaría. No se parará con su hija en brazos. ¿Me dejarás acompañarte al auto?Sacudiendo lentamente la cabeza, Harper negó. Es
—¡Maldición!Brake aventó el celular contra la pared mientras su abogado y mejor amigo lo miraba impasible desde el otro lado de su escritorio. Su mejor amigo ya estaba acostumbrado a los arrebatos de ira de Black por lo que suspiró cansado, mientras esperaba a que se tranquilizara.—¿Ya? ¿Mejor?—Cierra la jodida boca, Mesías—lo maldijo mientras se frotaba el rostro varias veces, totalmente frustrado—. ¿Cómo es posible que la mujer con la que estoy casado, mi esposa, haya desaparecido de la nada?—No es que haya desaparecido, quizás tal vez ande de paseo con su hija…Sí, Mesías estaba al tanto sobre el hecho de que la esposa de su mejor amigo tiene una hija bonita y que la misma es la compañera de clases del sobrino del CEO.—¿Qué tienes en la cabeza, idiota? ¿Cómo es que fuiste el mejor en tus clases de abogacía?Mesías bufó.—Tú no eres tan listo tampoco, solo lo pareces.Ignoró ese comentario —. Llevo días y días intentando contactarla, me bloqueó en las llamadas y justo cuando vo
—Wendy, detente—Ya había tenido suficiente violencia y voces enfurecidas por una noche, ahora necesita descansar para poder cuidar de su abejita—. No sé si Mark era consciente del daño que me estaba haciendo o a Hannah; para ser precisos creo que estaba intentando educarnos a ambas.—Dios Santo, la que se tiene que detener eres tú, Harper. ¿Cómo que educar? Él no tiene ni un solo derecho sobre ti que eres toda una mujer adulta en pleno derecho de todas sus facultades mentales y menos sobre una menor de edad, una infante. Piénsalo, ¿Él amaba a Hannah y por eso la estaba "educando"?Una punzada de dolor le atravesó el corazón.—No pero…—No digas una jodida palabra más. Un moretón del tamaño de una gotita de agua, bastaría para darme derecho a matarlo lenta y dolorosamente. Harper abrió la boca, pero Wendy la detuvo con una mirada inflexible.—No te atrevas.La castaña asintió lentamente. No iba a atreverse a discutir más con su prima, los daños estaban hechos, muy en el fondo se sentí
—¡Necesito ayuda aquí!—Wendy lanzó una mirada furiosa a los enfermeros que se quedaron paralizados ante la escena y que no se movieron a socorrerla—. Creo que está en shock—La mujer escuchó que su prima le explicaba a una enfermera cercana—. Se golpeó la cabeza, y apenas puede hablar. Y encima tiene vómitos. Ella es la madre de la niña que acaban de llevarse tus compañeros…—Tranquila, señora Meyers. La señora está en buenas manos. Su hija ya está siendo atendida, así que no tiene que angustiarse—La enfermera la condujo hasta una silla de ruedas.Harper se sintió como una marioneta en manos de los médicos. La sometieron a radiografías, la metieron en un escáner, la palparon en busca de huesos rotos y moratones, y luego la limpiaron, la vendaron y la drogaron. Entre cada paso, tuvo que esperar largas horas en camillas o sillas de ruedas. La noche se le hizo eterna.Al final, le diagnosticaron una costilla partida, pero por suerte su mandíbula estaba intacta, solo magullada. También tení
Harper se sentía como si viviera en un sueño. O más bien, en una pesadilla. Después de todo lo que había pasado con Mark, ya no sabía qué era real y qué no. ¿Podía confiar en sus propios sentimientos? ¿Podía distinguir la verdad de la mentira? ¿Podría volver a ser feliz algún día?Había dormido casi un día entero, con Nellie entrando de vez en cuando a ver cómo estaba. Al fin se levantó y fue al baño. Se miró al espejo y se asustó de su aspecto. Tenía un ojo morado, la mandíbula hinchada y el cuerpo lleno de magulladuras. Parecía una víctima de un accidente de tráfico. Lo único bueno era que tenía hambre, lo que suponía que aún tenía ganas de vivir.Se dirigió al salón, arrastrando los pies y sintiendo cada dolor en sus huesos. Allí estaba Wendy, sentada en una mesa de cristal. Wendy, su prima y mejor amiga desde la infancia y siempre iba impecablemente vestida y maquillada. Pero ahora llevaba una camiseta vieja y unos pantalones de chándal, y tenía unas ojeras que delataban su cansa
La castaña bajó la mirada y jugueteó con el borde de la taza. Recordar lo ocurrido le provocaba un nudo en el estómago.—Bueno, él... él me echó...no, nos echó a Hannah y a mí de casa. Creo que esperaba que nos quedáramos sentadas en la entrada del edificio hasta que decidiera dejarnos entrar o hasta que fuera la hora de que Hannah vaya a la escuela —explicó con voz temblorosa.Harper notó que Nellie se detenía por un instante antes de venir a la mesa para servir un poco más de café. Le sorprendió lo horrorizada que parecía estar la esposa de su prima. Nellie era una mujer rubia y delgada, con una sonrisa amable y unos modales dulces. Harper siempre había pensado que era muy afortunada por tener una pareja como Wendy.Nellie le dio una palmadita en el hombro a Harper y le dijo:—No te preocupes, cariño. Aquí estás a salvo. Nadie te va a hacer daño nunca más.Wendy cogió un vaso de agua con un movimiento tan brusco que por poco no lo volcó. Luego bebió unos tragos.—Mark te pegó y te p
Wendy ajustó el cinturón de seguridad a su hijo en la silla para bebés, y luego se giró hacia su mujer con una mirada pícara. Le robó un beso en los labios y le deslizó la mano por el cuello, haciéndole cosquillas. No fue un simple beso de despedida, sino el inicio de una promesa, porque se profundizó y se volvió cada vez más fogoso, hasta que ella le correspondió y le rodeó la cintura con el brazo. Wendy se alejó un poco y la miró a los ojos con complicidad, como si le estuviera diciendo algo sin palabras.Nellie esperó a que su esposa cerrara la puerta del baño para ducharse y le dijo a Harper: —Estaba muy angustiada por ti después de que te trajera a casa... Wendy te quiere con locura. Se le parte el alma de pensar que alguien pueda hacerte daño. Estuvo a punto de perder los papeles e ir a donde estabas viviendo antes y... hacer algo que no te conviene nada.Los colores saludables desaparecieron del rostro de Harper.—Si ella va a ver a Mark...—No, tranquila; no hará ninguna tonte
—Sí, aunque yo creo que B.B no es de esos hombres. Él nunca lastimaría a una mujer. De hecho, B.B tenía el problema opuesto..., siempre estaba queriendo salvar a alguien... —¿Síndrome o complejo de caballero andante?—Eso. Pero una vez realizado el rescate, él pensaba que tenía que irse con rapidez y ayudar a la siguiente persona. Iba por la vida así, saltando de una situación problemática a otra para ayudar a cuantas mujeres pudiera.Había escuchado de él unas cuantas veces, no conocía el nombre del hombre; Nellie siempre lo llamaba solamente B.B, quien sabe porque. No lo conocía, pero lo que sí conoce es que él tuvo un encontronazo con Wendy hace unos cuantos años. Todo porque este hombre estaba creando una empresa "innovadora", entonces arruinó el proyecto más grande que su prima tenía por aquella época para eliminar la competencia en el sector empresarial. Desde ese momento, Harper decidió odiarlo, independientemente de sus razones, tampoco le importó no conocerlo. Vió a su prima