"Todavía no mejoras mintiendo, cariño", él dice y lloriquea, sus ojos llorosos mientras corta la cebolla.

"Bueno, si vas a llorar por eso. Está bien, te colocaré después de la vista. Supongo que no es tan malo verte". Yo bromeo, poniendo los ojos en blanco exageradamente. Él echa la cabeza hacia atrás y se ríe mientras lloriquea.

"¡Mis malditos ojos!". Me inclino hacia él y seco las lágrimas que caen por su rostro. Él deja un rápido beso en mi nariz y yo lo miro con picardía. Pasamos el resto de la hora y media bailando alrededor de la cocina al son de varias canciones, dándonos comida el uno al otro y tocándonos coquetamente mientras nos cruzamos.

Actualmente, Cole me estaba persiguiendo alrededor de la cocina con una langosta que encontró en el refrigerador. “¡Cole, no lo hagas! ¡Te juro por dios que te haré daño!", grito corriendo por la isla mientras él me persigue.

“Oh, vamos, este pequeño también necesita amor. Es adorable, mira". Él sonríe y lo sacude.

"¡Detente!", grito y