Rafael despertó y aún la noticia del bebé era algo sumamente increíble. Tantos diagnósticos en donde se le dijo que intentar tener un hijo era algo inútil, pues no podría hacerlo debido a todo lo que tuvo que pasar, sin embargo ahí estaba ese bebé imponiéndose como solo alguien con los genes de su esposa podría hacerlo. Ella llegó como un huracán a su vida y no se le vio intención de alejarse, algo que de nuevo agradeció porque al parecer era el objetivo de ellos dos. Poner a prueba esos "jamás" que le dijeron y él repitió hasta que ellos llegaron.Sonrió al ver a Zoé totalmente dormida. Ahora podía entender porqué las náuseas matinales eran lo único que podía ver al despertar, por ello se aseguró de pedir algo que al menos las aminorara. En el desayuno la vio aún más hermosa de lo que antes se fijó. Como si sus rasgos se hubieran potencializado a su máximo esplendor. Bella de cada parte de su cuerpo. Zoé sonrió cuando lo descubrió observándola. Pero su felicidad también consistió
Rafael llegó esa tarde, pero se encontró con que Zoé no se encontraba en la casa, ella le avisó que estaría con sus padres, a quienes les daría la noticia.Por lo cual su esposo acordó que podría llevarlos a un restaurante para estar con ella. __ No creo que se pueda. Mi papá tiene molestias y ya sabes lo que eso significa. - le dijo Zoé mirando a su padre estar muy cansado, le dolía verlo así, pero sabía que lo único que podía hacer era acompañarlo. __ Está bien. Tengo una reunión, me avisas si ocurre algo contigo y el bebé o con Santiago. - le dijo mirando su reloj. __ No creí escuchar un "el bebé" - sonrió ella con la sensación tan emotiva de oírlo. - Me gusta. Me gusta esto, Rafael.__ Nuestro hijo, Zoé. Grábalo bien en tu cabeza porque si antes no te dejaría ir, hoy menos. - suspiró frente al auto. __ Eso sonó a amenaza. - jugó ella.__ Eres mi mujer ¿no? - Zoé asintió. - ¿Te gusta serlo? __ Me gusta. - exclamó.__ ¿Te asusta? - consultó.__ Ahora no. __ ¿Seguirás queriendo
Los recuerdos de como una persecución en auto se dió años atrás regreso a la mente de Alejandro, mientras escuchaba los alegatos de una Amanda totalmente decidida a quitarle "estorbos" que Rafael no necesitaba en su vida. Justo lo mismo estaba sucediendo en ese momento donde los autos pasaban a su lado a una rapidez que no era más que a causa de la velocidad que ellos llevaban. __ ¡No la dejes escapar! - determinó su tía en el vehículo, mientras este amarró su cinturón unos centímetros antes de la herida para evitar desagrarse como se notaba lo haría si no se detenía a revisarse al menos. El dolor era atroz, no podía ni siquiera pensar en como sacaría la bala, porque no había salido y Amanda en lugar de preocuparse por lo que pasaba con él, pareció demasiado enfocada en que Zoé se les escapara.Por su lado Zoé solo sostuvo el cinturón que la rodeó en todo el viaje, en tanto Héctor pisó el acelerador hasta el fondo tratando de quitárselos de encima en la autopista a la que entraron.
El auto se detuvo frente al lugar citado, los hombres que se encargaban de la seguridad de su jefe bajaron primero, antes que la figura del hombre que con una llamada de su esposa en el teléfono pusiera los pies en el suelo. Colgó la llamada y miró al sitio, un casino donde esté mantenía asegurado que sus pertenencias estaban resguardadas. Más que todo porque confió en el hombre que tenía a cargo de estas. __ Me sorprendió que necesites algo de mí, Rafael. - exclamó. - Si mal no recuerdo dijiste que no volverías a este... negocio. __ Porque no lo iba a hacer. - planteó su socio de negocios. - Al menos era lo planeado antes que alguien que no lo comprendió llegara. El rencor fue algo imposible de disimular, tampoco era que Rafael tuviera esmero en ocultarlo. Lo único que deseó fue quitar contrincantes de su vista, antes que lograran hacer mucho más daño. __ Tecnología para rastrear por medio de dispositivos móviles y cámaras públicas. - mostró el mafioso, algo que también había co
Alejandro vió a través de la ventana, manteniendo la cortina en su mano. Asomar la cara afuera del edificio fue algo que no se atrevió a hacer, todo le pareció lleno de peligro, el único lugar seguro fue ese apartamento, uno en donde no podían deducir que él se encontraba. Por lo cual la oscuridad y la soledad que el lugar le brindó era suficiente para sentarse a comer sin pensar en que en cualquier momento llegarían por él. Cada ruido que el ambiente creó, a él lo tensó, porque en definitiva estaba huyendo y seguir como si no existiera un peligro era muy iluso de su parte. Ignorante se vería si no tuviera en su mente las palabras de su primo cuando entrenaron juntos, un idiota no era para no darse cuenta que esas palabras de que una vendetta terminaría cuando la presa cayera, eran reales y no solo un juego para quien las dijo.Se justificó con que nadie podía quitarle lo que era suyo y a Samantha la veía como tal, hasta que Rafael se presentó ante ella y todo el enfoque cambió a é
Rafael no era de tomar jamás las cosas a la ligera, le dió una rápida mirada a lo que había en el bote de basura, caminó con el tambo de combustible, el cual vertió sobre esta, lanzando el cerillo encendido que le dió paso a la llama gigante que se extendió. Se recostó en el capó de su auto y bañó sus manos con agua para quitar los pocos rastros que aún quedaban. Miró el teléfono y marcó el número que contestó casi de inmediato. __ Necesito que limpies algo por mí. - dijo y la otra persona no necesitó de más detalles para comprender de qué se trataba. Lo que se le hizo extraño fue que se Rafael lo contactara de nuevo, era muy conocido que este se había hecho a un lado en ese mundo, pero al parecer los rumores de su regreso sí eran ciertos. No por algún deseo que nació de él, pero se convenció que la mejor manera de mantener a su hija y al pequeño que aún estaba en el vientre de su madre a salvo, tenía que dejar claro lo que sucedería con aquellos que lo intentaran. Cuando la llama
Con los días cada cambio se fue aceptando sin mayor contratiempo. Nadie volvió a refutar sobre lo podían o no permitirse, porque de algún modo, aquel que creció entre reglas, iba a cumplir con ellas. Zoé estaba más que feliz de ver a Rafael y a Sammy felices por tener a un pequeño que aún ni se notaba, pero que la pequeña niña ya presumía por todos lados. Incluso Dave, se unió a la caravana de sonrisas que no disimuló la felicidad que había en ese lugar. __ Y estabas segura que se iba a calmar con los días - preguntó Rafael con diversión.__ Sí, la verdad me vi muy ingenua con pensar de esa forma, sabiendo que tiene tus genes. - se rió Zoé dándole un poco de la gelatina que preparó para los pequeños. A Rafael no le gustó jamás algo dulce, no eran sus favoritos, pero en ese momento no se atrevió a llevarle la contraria, ni lo recordó al estar en un momento junto a ellos.__ Que bueno que lo recuerdas. Porque ese que tienes ahí, también es mío. - señaló su estómago al tiempo que se l
Para Zoé aún no tenía sentido el que le hayan dado a Sammy a una persona solo porque se identificara como su abuela. Ni siquiera llamaron a Rafael o a Theo para avisarles que la niña se iría con Amanda.El enojo habló por si solo, reclamando el descuido tan grande que tuvieron, porque lo catalogó como tal. No podía creer que fueran tan irresponsables y se los hizo saber.__ No pensamos que la niña podía estar en...__ ¡¿Como demonios se les ocurre dejar ir a mi hija con alguien no autorizado por Theo O'kelly o por mí?! - el rugido de Rafael se dejó escuchar en la oficina al solo entrar. La puerta se estrelló con furia, logrando que la pobre maestra diera un respingo debido al susto. Zoé sintió lo mismo que Rafael, le había tomado demasiado cariño a Sammy como para no temer que la mujer que la entregó a ella, le hiciera daño a la niña. __ Señor Santamarina, lo lamento mucho. Pero como le explicaba a su...__ No me interesa una explicación, quiero a mi hija. - rugió con enojo. - Quier