Afectar a alguien tenía diversidad de consecuencias, no todas favorables para todos, Max entendió porqué querían exponerlo a ese sitio de nuevo, pues Mike Russell tenía un recuerdo que siempre le gustó rememorar. Ofelia era la mujer por la que hubiese abandonado esa vida, lo pensó, pero esta lo abandonó de un día a otro. No era alguien de rogar claramente, pero sí rencoroso. Cuando la vio con el esposo de su compañera de trabajo, supo la razón del porqué lo descartó a él inmediatamente.El rencor creció en él y aquello en lo que era experto salió a relucir al querer hacerle pagar por quitarle lo que sabía suyo. La mejor forma de hacerlo era arrebatarle la mujer que se veía cuidaba como a nadie. En cuanto amenazó a Ofelia de hacerlo, en lugar de verse aterrorizada, le propuso el negocio más lucrativo que había escuchado, además de volver a tenerla, sellando el acuerdo con ellos dos pasando la noche juntos. Dos meses más tarde Amira, quien pretendía pasar una tarde noche tranquilament
Mike Russell supo que algo andaba mal porque ahí nada fallaba jamás y que las luces lo dejaran sin poder ver que era lo que sucedía en realidad, lo hizo trastabillar lleno de enojo, tomando desprevenida a Emma, quién solo sintió el tirón en su cabello, del cual se aterró y quiso soltarse cuando la arrastraron a la salida. Gritos, confusión y mucho descontrol fue todo lo que se escuchó en el fondo, siendo atropellados por los hombres que usaron mira térmica para facilitar el movimiento entre tanta gente, dando de baja a aquellos que veía sospechosos. Ximena corrió a la jaula, pero esta ya se encontraba vacía, por lo que tuvo que girar a todos lados, fijándose en el grupo de hombres que corrieron a un mismo sitio. __ Mi mujer es la prioridad. - dispuso Max con rifle en mano, evitando ver a otro sitio que no fuera los sujetos que fueron de un lado a otro, derribándolos con un tiro certero. Fue a Emma a quien buscó en todo momento. No dejó que alguien llegara a tocarlo, porque no iba
Emma no sintió que fue levantada a la fuerza por Mike, el cual la tomó de la barbilla y la obligó a ver el sitio de donde las astillas más pequeñas seguían volando. Le fue imposible creerlo. Su voz se negó a salir, su estómago se hundió y en su garganta miles de clavos se incrustaron con el terror de pensar que pudo haberlo perdido. Las columnas comenzaron a moverse, causando el ruido que dejó su sangre vuelta hielo. Respirar dolía. Moverse le resultó una tarea difícil y en aquel instante todo se volvió tan doloroso que no supo como mantenerse de pie. Los escombros comenzaron a caer unos tras otros, enterrando el paso que no pudo verse más. __ ¿Y así ves a Maximiliano Turner como alguien invencible? - soltó Russell riendo para que no dejara de ver lo que él sintió como una victoria indiscutible contra su enemigo. - Mira. Emma dejó que una lágrima rodara por su mejilla. __ Míralo. Nadie podría contra mí. - sus dedos se enredaron en su cabello aprovechando que estaba vulnerable. -
Emma le sostuvo el rostro a Max, quien perdía color al derramar más sangre de la que ella intentó detener. __ No me hagas esto, mi amor. - suplicó con las manos inestables. - Por favor, despierta. Viniste por mí, no me puedes dejar. Con solo la idea de perderlo, su corazón estaba a punto de colapsar. La forma en que llegó a su vida fue la más inusual, pero su partida no sería esa. Estaba aterrorizada, pero también decidida a no perderlo. Ese dolor en su estómago se volvió una punzada extraña que la hizo respirar por la boca. No era tiempo de pensar en ella. __ Tenemos que llevarlo a un hospital. - le dijo a Samir, quien supo que moverlo de ese sitio sería muy difícil. - Podemos cargarlo con...Un estruendoso sonido puso a temblar las paredes y antes que pudieran reaccionar un vehículo arrasó con un muro que agrietó las paredes hasta donde ellos se encontraban. Emma cuidó que nada cayera sobre Max, poniéndose a la defensiva cuando dos hombres bajaron de dicho vehículo. __ ¿Cuánta
Un atardecer siempre había sido la mejor forma en que Max despejó su mente, se sintió aliviado cuando el tormento llegaba, la solución era esa. Pero en ese instante la brisa fresca, esa soledad no sabía a tranquilidad. Algo lo detenía y esa sensación en su pecho no se fue con masajear esa zona. __ Te necesito. - escuchó esa dulce voz pegada a su frente, el aroma que llegó a su nariz lo hizo querer más, pero no había nada a su lado. No quería abandonar ese estado de paz, solo que había algo que le robó la respiración. __ Por favor, solo vuelve conmigo. - volvió a escuchar y la tibieza de un beso en su mejilla lo hizo buscar de donde salió, sin encontrar el origen de ese ser escondido que le siguió diciendo cuánto lo amaba. Esas palabras eran demasiado para él. Jamás las había escuchado con esa intensidad, no las sintió con esa fuerza que le alzó su existencia con solo recibirlas. Emma miró a Max en esa cama, donde le reiteraron su estado. Podía no sobrevivir esa noche, cosa que la
Podían existir demasiadas cosas que a Emma le dolían. Desde pequeña al parecer estaba destinada a pasar de dolor en dolor, cada uno golpeando mucho más fuerte que el anterior.Su madre siempre le dijo que lo que no mataba, fuerzas le iba a dar, pero justo en ese momento no se sentía fuerte. Todo se estaba derrumbando, nada logró calmarla, nada podía darle sosiego. Su mano en su vientre le hizo sollozar mucho más fuerte. Su hijo no podía quedarse sin conocer al hombre tan maravilloso que la hizo volver a sonreír, porque se adueñó de tanto de ella que se llevaría todo si...Los brazos de Iván no le dieron el reconfortante calor que los de Maximiliano sí. Ese vacío no sería llenado con nada. Rafael y Logan solo guardaron silencio, esperando junto a ellos. No había nada que decir en un momento tan tenso como ese. Logan conoció a su amigo desde la secundaria y aún cuando era tan reservado, siempre buscó de su compañía como él la suya, con Rafael aún al perder contacto, estuvo con ellos.
Librar una batalla en la niñez fue el detonante más grande que alguien como Max pudo tener. Ver cosas que nadie a su edad deseó, solo le sumó peso a sus tormentos. Para que años después la misma pesadilla quisiera volver, era suficiente para que esté deseara poner a Emma en una caja con una cúpula de titanio, que nadie la dañara. Sobre todo por la forma en que esta demostraba cuan importante era para ella. La vió esmerarse en él, todas esas horas. No querer dejarlo solo e irse solo cuando esos molestos malestares de su debilidad llegaban.Sí habían muchas cosas para detestar a alguien como ella en su vida, las mismas sostenían su deseo de tenerla consigo. Pero había algo, un no sé qué en su mirada..No sabía descifrar de qué se trataba, solo sintió que era lo suficientemente fuerte como para aue ella se viese mucho más hermosa ante sus ojos. La vió llegando con flores para su habitación como cada mañana y esa sonrisa iluminando su rostro fue aún más difícil de dejar de observar. Su
Emma tuvo muchos escenarios como respuesta a su confesión a Max. Los repasó una y otra vez en su cabeza, pues sabía la decisión de este por no tener hijos, ni en un futuro cercano ni lejano. Se había cerrado a la posibilidad totalmente. Entendía sus razones, comprendía el porqué de haber tomado su decisión, por lo que respetó ese deseo y agradeció que se lo dijera prácticamente desde el inicio, solo que ella no esperó que eso sucediera. De hecho también había decidido no hacerlo. Pues quería a Max como jamás quiso a nadie y le gustaba eso que añadía a su vida, negándose a dejarlo atrás. Sin embargo hizo una promesa de que aceptaría cualquier cosa y ese silencio le dió la respuesta que pensó obtendría. Se tragó el nudo en su garganta, aunque el resquemor molesto que amenazó con no dejarla respirar normalmente, no la dejó hablar. Aclaró su garganta y escondió sus manos temblorosas. __ Entiendo por qué no quieres tener bebés, Max. - comenzó. - Si te lo dije fue porqué el derecho a sa