Capítulo 5.

Mi relación con el señor Conrrad se ha vuelto un poco… Extraña los últimos días.

Desde que lo besé en el desayuno la anterior mañana, él y yo somos constantemente vigilados por los niños, quienes aparentemente esperan sin cesar que los dos nos besamos o hagamos cosas de “esposos.”

Esto me avergüenza mucho, pero no puedo evitar acercarme a mi jefe para besarlo o tomar su mano cuando los niños nos observan, se que es incomodo para él, aunque no me lo dice, así que los dos intentamos continuar con la mentira de la mejor forma que podemos.

Sin embargo últimamente se ha vuelto un poco… Extraño…

El señor Conrrad llega del trabajo, y como cualquier “esposa amorosa”, yo me acerco a él en la entrada del apartamento, y sin ninguna advertencia lo abrazo por los hombros y le doy un beso en los labios, mientras que desde la sala siento los ojos de los niños observándonos fijamente.

Usualmente el señor Conrrad actúa con vergüenza, besándome de esa forma por un par de segundos, antes de apartarme y
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