Creo que puedo volver a respirar con normalidad cuando bajamos del avión privado de William Conrrad y regresamos a Nueva York, el ambiente frio a pesar del verano y el típico ruido del tráfico alrededor del aeropuerto me hacen sentir en casa, sintiéndome realmente tranquila al poder estar ahí.Como era de esperarse los niños obtuvieron un resfriado, así que después de asegurarme de que sus chaquetas para el frio estuvieran bien abrochadas, los ayudo a ambos a subir al coche que estaba conduciendo Roy, el guardaespaldas principal del señor Conrrad.Terminando de subir a los niños, pienso en regresar al avión para traer mi equipaje de mano, pero cuando me giro para volver, me encuentro de frente con el señor Conrrad, que estaba trayendo consigo mi cartera y mi equipaje de mano, luciendo bastante pasivo y amable.—Olvidaste esto en el avión —dice William, extendiéndome mi bolso.—Gracias, pero no lo olvidé, iba a ir por mi bolso en un segundo —respondo recibiendo mi bolso con cuidado de
Me siento tan confundida por lo que está ocurriendo, que no puedo evitar que William me bese y arrincone mi cuerpo contra una de las paredes del pasillo, tocándome y besándome de una forma apasionada.—E… Espera, para un momento —le pido entre jadeos, poniendo mis manos en su pecho para poner un poco de distancia entre nosotros—. No estoy comprendiendo lo que quieres…—¿Qué es lo que no comprendes?—Dices que quieres ir en serio conmigo, que te gusto y todo eso, ¿Pero no quieres una relación? ¿Cómo puedes ir en serio conmigo si no me quieres como tu pareja? ¿Qué quieres de mi entonces?—Qué te parece… ¿Ser amigos? —pregunta él con una sonrisa algo tímida.Es obvio que con sus palabras me siento más confundida, ya que bajando la mirada observo sus manos en mis caderas, muy cerca de mi trasero, con su cuerpo tan cerca del mío y besándome de esa forma apasionada.—¿Estás hablando en serio? —cuestiono comenzando a sentirme molesta— ¿De verdad crees que esto puede ser llamado amistad?—No
Adrian Conrrad, el hermano menor de mi jefe, es uno de los abogados que trabajan para las empresas Conrrad. Al inicio cuando lo conocí no sabía a lo que se dedicaba o porque venía tanto a ver a su hermano, pero ahora que lo se me siento… Molesta.—No es nada grave, te lo aseguro —dice Adrian, poniendo todos los documentos de la demanda frente a mí—, si todo sigue de esta forma lo resolveremos antes de que te des cuenta.Por lo consternada que me siento no respondo, y solamente tomo los documentos frente a mí, comenzando a leerlos de forma silenciosa.No soy una experta en leyes, en realidad esta es la primera vez que tengo un problema con la justicia o algo así, por lo que no comprendo mucho de lo que estoy leyendo.—En pocas palabras Nathan Hill te está acusando de estafa, asegura que te dio dinero y que tú nunca se lo devolviste —me explica Adrian viendo mi rostro de confusión.—¿Qué? Pero él nunca me dio dinero. Bueno, me dejaba dormir en su casa y pagaba parte de mi comida, pero d
A pesar de que William intentó evitarlo, al iniciar una nueva semana yo fui la primera en salir del Pent-House de camino al juzgado de Manhattan, decidida a terminar con este asunto de una vez por todas.Usando la ropa más formal que tengo, y preparada para tener un juicio confuso y complicado, llego al juzgado por mi cuenta en un taxi, siendo perseguida todo el tiempo por el coche del señor Conrrad conducido por Roy.—Te lo repito Summer, no es necesario que te tortures haciendo esto —dice William acercándose a mi cuando me bajo del coche.—Está pasando el límite, señor Conrrad, no olvide que solo es mi jefe... —le recuerdo sintiéndome furiosa.Este fue el punto de no retorno para mí, pude soportar que William sea indeciso respecto a sus sentimientos hacia mí, ya que tiene un pasado complicado y está lidiando con la muerte de la mujer que amó.Pero lo que no soporto son las mentiras, y mucho menos que me menosprecien. William creía que yo no iba a poder “soportarlo”, por toda la carg
Mi relación con Kimberly Hill siempre estuvo destinada al fracaso.Nathan viene de una familia poderosa y rica, no tanto como la familia Conrrad, pero tan adinerada como para comprarle un departamento en Nueva York y pagarle todos sus gastos sin mayores complicaciones.Viniendo de una familia como esa, era obvio que los Hill tendrían ciertos “prejuicios” sobre las personas con un nivel socioeconómico inferior al de ellos, y ahí es donde entro yo… Ya que para los Hill siempre fui la pobre y estúpida chica que se aprovechó de Nathan para vivir gratis de su dinero.Y de todos los Hill, la señora Kimberly era la que más me “odiaba”, ya que al ser Nathan un hijo único era el consentido de su madre, y ella siempre decía que yo le estaba echando a perder la vida a su hijo…Como sea, hay motivos por los que nunca me ha agradado estar cerca o toparme con la familia Hill, son personas realmente desagradables, son como esa típica imagen de la familia rica sin elegancia, son personas funestas.Es
Casi a media tarde llegamos a casa, donde nos encontramos con los niños, quienes estaban disfrutando de sus últimos días de vacaciones de verano jugando sin parar y siendo cuidados por los demás empleados del Pent-house, que ya habían vuelto a sus labores de trabajo tras unas merecidas vacaciones.—Mami, tardaron mucho —se queja Lily, acercándose a mí para abrazarme.—Si cariño, tardamos un poco más de lo esperado en el centro comercial —respondo intercambiando miradas nerviosas con William a mi lado.Como es obvio no le dijimos a los niños que estábamos yendo a un juzgado esa mañana, fingimos que estábamos yendo de compras, ya que si les decíamos que estábamos yendo a otro lado ellos podrían haber querido venir con nosotros.Pero debido a que tuvimos que hacer un trámite más largo por haber pedido la orden de restricción contra Nathan, así que tardamos un poco más de lo previsto en regresar a casa.Así que intentando tranquilizar y contentar a los niños, William y yo nos quedamos con
Después de unas confesiones de amor que resultaron ser tan emotivas, estando uno en los brazos del otro, William y yo ya nos contenemos, acercándonos para besarnos de forma apasionada.Intentando no despertar a los niños, ya que ellos tienen un sueño extremadamente frágil, él y yo entramos en su habitación sin romper el beso apasionado que nos damos, William cierra la puerta con una de sus manos, y luego los dos caemos en su lujosa y suave cama de dos plazas en el centro del cuarto.—Vaya señor Conrrad, que cama más suave tiene… —digo en un susurro sonriendo de forma divertida.—Si te gusta tanto deberías considerar venir a dormir conmigo todas las noches, yo voy a preciar mucho tu compañía, señorita Suarez —responde él de la misma forma juguetona, volviendo a reír.Estando en su cama los dos volvemos a abrazarnos y besarnos como si no tuviéramos necesidad de respirar, en serio no nos separamos por minutos enteros, mientras nos acariciamos y seguimos tocando nuestros cuerpos de esa fo
Sonrío cuando escucho los pasos rápidos y fuertes de mis dos pequeños detrás de mí, mientras ellos corretean por la cocina y juegan entre risas.—Con cuidado, no quiero que se lastimen —les pido a ambos, intentando sonar severa, pero a la vez sin poder evitar sonreír al verlos a ambos tan felices.Después de la tormenta viene la calma, y creo que, por primera vez en toda mi vida, eso es lo que estoy sintiendo sin lugar a dudas.William ya ha vuelto al trabajo, como cada día los niños y yo le preparamos el desayuno y comemos todos juntos antes de que él se vaya, para luego pasar juntos todos los días y divertirnos sin parar por horas.Los niños están disfrutando de sus últimos días sin responsabilidades, ya que dentro de dos semanas deberán regresar a la escuela terminando sus vacaciones de verano. Y hablando exclusivamente de Dave, todos en el departamento nos estamos preparando silenciosamente, ya que él pronto tendrá su cumpleaños de 6 años.Yo por mi parte nunca antes me había sent