Abro los ojos al escuchar las risas de mis dos pequeños niños, los cuales corren hacia la cama y se abalanzan sobre mí, haciéndome despertarme algo molesta pero también divertida por sus travesuras.—¡Mami despierta! —pide mi pequeña Lily, con la evidente emoción en su voz.—¡Hoy es el día mamá! —celebra David a mi otro lado— ¡Hoy es el gran día!—Sí, lo se… Lo se… —respondo apenas despertando, sintiéndome cansada y tratando de volver a cubrirme con las frazadas de la cama para volver a dormir.Seguimos en este paraíso, continuando con nuestras vacaciones. Ya hemos pasado cinco días en esta lujosa isla llena de todas las comodidades imaginables, al inicio me sentía un poco preocupada, ya que temía que los niños quisieran hacer cosas riesgosas como nadar o subirse a las “atracciones” extremas de la isla.Sin embargo, creo que ambos se han estado portando bien, probablemente porque William les dijo algo sin que yo lo supiera, o porque estaban madurando. Pero todo este tiempo solo fueron
—¡Lily! ¡David! —grito desesperada, corriendo alrededor de toda la piscina.Mi corazón late con mucha fuerza, mientras miro dentro de la piscina desesperada, intentando encontrar a mi hija entre la inmensa masa de gente que hay ahí dentro.Lily es pequeña, es más bajita que el resto de las niñas de su edad, así que fácilmente podría haber sido empujada al interior de la piscina y pisoteada o algo así. De solo considerar esa idea siento que mi corazón sufre como nunca, no puedo creer o permitir que algo como eso ocurre, de solo pensarlo siento que voy a derrumbarme, no puedo creer que esto esté ocurriendo en verdad.William por su parte entra en la piscina, revisando entre los niños y demás personas que hay en el agua, pero no encuentra nada al parecer, pidiendo ayuda de los empleados del hotel que estaban a nuestro alrededor.Miro a todos lados sintiéndome desesperada, sin saber qué cosa puedo hacer, sigo mirando en la piscina, esperando que Dave y Lily aparezcan de un segundo al otro
Es obvio que con sus palabras el señor Conrrad insultó a ese hombre prepotente, quien se fuerza a sí mismo a forzar una sonrisa, mientras le lanza una mirada asesina al señor Conrrad.—¿Monstruos? ¿A quién estas llamando monstruo? Creí que el único monstruo entre nosotros eres tu —dice el tal “Burton”, dirigiéndose al señor Conrrad.Siempre creí que el señor Conrrad era un hombre fino y muy diferente a todos los demás, con sus trajes elegantes y su carácter amable. Pero cuando comienza a hablar con ese hombre llamado “Burton”, observo como comienza a enfadarse de verdad, y soltando a los niños se pone de pie para encarar a ese hombre de forma amenazante. Al final de cuentas, parece que los hombres siempre terminan siendo hombres…—¿Entonces vas a negarlo? ¿Por qué no les preguntas a tus “angelitos”? —cuestiona el señor Conrrad, acercándose aún más a Burton— ¿No fueron ellos los que trajeron a mis hijos a este sitio tan peligroso?Al ver el peligro, los demás padres presentes toman a s
Creo que puedo volver a respirar con normalidad cuando bajamos del avión privado de William Conrrad y regresamos a Nueva York, el ambiente frio a pesar del verano y el típico ruido del tráfico alrededor del aeropuerto me hacen sentir en casa, sintiéndome realmente tranquila al poder estar ahí.Como era de esperarse los niños obtuvieron un resfriado, así que después de asegurarme de que sus chaquetas para el frio estuvieran bien abrochadas, los ayudo a ambos a subir al coche que estaba conduciendo Roy, el guardaespaldas principal del señor Conrrad.Terminando de subir a los niños, pienso en regresar al avión para traer mi equipaje de mano, pero cuando me giro para volver, me encuentro de frente con el señor Conrrad, que estaba trayendo consigo mi cartera y mi equipaje de mano, luciendo bastante pasivo y amable.—Olvidaste esto en el avión —dice William, extendiéndome mi bolso.—Gracias, pero no lo olvidé, iba a ir por mi bolso en un segundo —respondo recibiendo mi bolso con cuidado de
Me siento tan confundida por lo que está ocurriendo, que no puedo evitar que William me bese y arrincone mi cuerpo contra una de las paredes del pasillo, tocándome y besándome de una forma apasionada.—E… Espera, para un momento —le pido entre jadeos, poniendo mis manos en su pecho para poner un poco de distancia entre nosotros—. No estoy comprendiendo lo que quieres…—¿Qué es lo que no comprendes?—Dices que quieres ir en serio conmigo, que te gusto y todo eso, ¿Pero no quieres una relación? ¿Cómo puedes ir en serio conmigo si no me quieres como tu pareja? ¿Qué quieres de mi entonces?—Qué te parece… ¿Ser amigos? —pregunta él con una sonrisa algo tímida.Es obvio que con sus palabras me siento más confundida, ya que bajando la mirada observo sus manos en mis caderas, muy cerca de mi trasero, con su cuerpo tan cerca del mío y besándome de esa forma apasionada.—¿Estás hablando en serio? —cuestiono comenzando a sentirme molesta— ¿De verdad crees que esto puede ser llamado amistad?—No
Adrian Conrrad, el hermano menor de mi jefe, es uno de los abogados que trabajan para las empresas Conrrad. Al inicio cuando lo conocí no sabía a lo que se dedicaba o porque venía tanto a ver a su hermano, pero ahora que lo se me siento… Molesta.—No es nada grave, te lo aseguro —dice Adrian, poniendo todos los documentos de la demanda frente a mí—, si todo sigue de esta forma lo resolveremos antes de que te des cuenta.Por lo consternada que me siento no respondo, y solamente tomo los documentos frente a mí, comenzando a leerlos de forma silenciosa.No soy una experta en leyes, en realidad esta es la primera vez que tengo un problema con la justicia o algo así, por lo que no comprendo mucho de lo que estoy leyendo.—En pocas palabras Nathan Hill te está acusando de estafa, asegura que te dio dinero y que tú nunca se lo devolviste —me explica Adrian viendo mi rostro de confusión.—¿Qué? Pero él nunca me dio dinero. Bueno, me dejaba dormir en su casa y pagaba parte de mi comida, pero d
A pesar de que William intentó evitarlo, al iniciar una nueva semana yo fui la primera en salir del Pent-House de camino al juzgado de Manhattan, decidida a terminar con este asunto de una vez por todas.Usando la ropa más formal que tengo, y preparada para tener un juicio confuso y complicado, llego al juzgado por mi cuenta en un taxi, siendo perseguida todo el tiempo por el coche del señor Conrrad conducido por Roy.—Te lo repito Summer, no es necesario que te tortures haciendo esto —dice William acercándose a mi cuando me bajo del coche.—Está pasando el límite, señor Conrrad, no olvide que solo es mi jefe... —le recuerdo sintiéndome furiosa.Este fue el punto de no retorno para mí, pude soportar que William sea indeciso respecto a sus sentimientos hacia mí, ya que tiene un pasado complicado y está lidiando con la muerte de la mujer que amó.Pero lo que no soporto son las mentiras, y mucho menos que me menosprecien. William creía que yo no iba a poder “soportarlo”, por toda la carg
Mi relación con Kimberly Hill siempre estuvo destinada al fracaso.Nathan viene de una familia poderosa y rica, no tanto como la familia Conrrad, pero tan adinerada como para comprarle un departamento en Nueva York y pagarle todos sus gastos sin mayores complicaciones.Viniendo de una familia como esa, era obvio que los Hill tendrían ciertos “prejuicios” sobre las personas con un nivel socioeconómico inferior al de ellos, y ahí es donde entro yo… Ya que para los Hill siempre fui la pobre y estúpida chica que se aprovechó de Nathan para vivir gratis de su dinero.Y de todos los Hill, la señora Kimberly era la que más me “odiaba”, ya que al ser Nathan un hijo único era el consentido de su madre, y ella siempre decía que yo le estaba echando a perder la vida a su hijo…Como sea, hay motivos por los que nunca me ha agradado estar cerca o toparme con la familia Hill, son personas realmente desagradables, son como esa típica imagen de la familia rica sin elegancia, son personas funestas.Es