Capítulo 59

Narra Robert

El viaje de regreso se hizo aun más largo, pero esta vez era diferente porque la compañía de Ainoa era reconfortante. Aquel cubículo que para ella era terrible de compartir conmigo, se convirtió en un espacio agradable. Fueron las treinta y una horas más divertidas, me reí mucho con ella, charlamos de que le gustaba mucho leer novelas cuando era más pequeña; por eso le di el libro de mi padre, era justo que terminara de leerlo y luego me contara que tal era. No es que no me guste leer, solo que no me queda tiempo, el espacio que me queda es el que uso para dormir.

Llegando a casa, mamá nos llamó y le contamos un poco de lo que hicimos, no fue duradera la llamada porque llegamos a las ocho de la noche, con el cuerpo cansado y con hambre, la comida del avión se nos quedó en los talones.

—Me voy a bañar, me siento muy agotada —dice Ainoa estirando su cuerpo.

—Te ves de mal color, eres como un vaso de leche.

—Estoy cansada, es eso.

Ainoa entra al baño y yo voy a la cocina par
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