Narra AinoaHace días que me sentido llena de mucho enojo, el hombre por andar estresado me ha querido menos preciar a cada rato. Estoy cansada de que me quiera tratar así por lo que no pude aguantar ni una más.Decidida a irme y hacer de mi vida lo que quiera, voy a la habitación para empacar mis cosas, no me interesa que estoy lo haya comprado él, pero me lo merezco por tener que soportar tanto.—¡Ainoa!No contesto y sigo empacando mis cosas.—¡Ainoa!El hombre se detiene frente a mi puerta y no pienso abrir, dejo que hable y grite lo que quiera. Dejo mi bolso listo y me dispongo a cambiar mi ropa. No tengo donde ir, pero ya veré como resuelvo.—¿No piensa abrir? No me moveré de aquí hasta que me escuche.Ignoro al hombre que no ha parado de gritar y me quito mi blusa y pantalón, estoy toda sucia por esforzarme haciendo la cena de ese hijo de p***.Busco que ponerme y escucho al hombre una vez más.—¿No piensa abrir?—¡No! No quiero verlo, me iré de esta maldita casa —contesto saca
Narra Robert—Felicidades, Robert. Tu padre siempre dijo que serías un hombre exitoso. Esto demuestra tus capacidades.—Muchas gracias, de verdad que me da mucho ánimo escuchar sus palabras.—¡Socio! Una más conseguida, espero que podamos seguir trabajando en un futuro —dice Nikolay con una sonrisa.Le doy la mano porque reconozco lo bueno que es, no me agrada pero no puedo ignorar sus capacidades. Hasta es bueno para coquetear, ya lo noté.—Señor Robert, podría regalarnos una foto al lado de su esposa —menciona una de las reporteras en compañía de su fotografo,—Claro que sí.Ainoa está a unos metros de mí, camino hasta ella y la tomo de la mano, ella me mira con molestia pero en una sonrisa congelada, le pido que cambie su expresión.—Sonrie, mi cielo —le digo cerca de su oreja.Ella sonrie y rodeo su cintura con mis manos, para la siguiente foto le doy un beso en su mejilla y en la otra nos miramos a los ojos.—Hacen una hermosa pareja.—Muchas gracias.Hasta ahora todo con la aper
Narra AinoaMe preocupé un poco durante la noche, no es que me moría por eso, solo que no es habitual que el señor Robert diga ya regreso y no lo haga, me quedé en la sala por un rato. Estuve en la cocina el otro, luego me rendí y dejé de imaginarme cosas, me acosté, pero tuve mis oídos alerta por si escuchaba algo.No sé cuánto tiempo pasó, me dormí por un largo rato hasta que escuchar la puerta me despertó. Escuche pasos en la sala, me alarmé un poco porque creí que ya Robert no regresaría esta noche; pero al asomarme, lo vi subir sus escaleras con normalidad. ¿Dónde estaría? Ni se preocupó por comer. Regreso a mi cama, no tengo por qué preguntar lo que no me interesa.A las cinco de la mañana, suena la alarma y una vez más me despierto. Ya tenía las maletas listas para el viaje, Robert parece que ya está despierto porque escucho movimientos en la cocina. Me baño y me cambio por algo cómodo, porque el culo se me dormirá por muchas horas.—Buen día, señor.—Ainoa, ya iba a tocar su p
Narra RobertEl viaje se hizo tan extenso que lo sentí como de una semana, en la hora veintiocho, sentía que ya no quería ir a ningún lado, debí insistirle a mamá para no venir o por lo menos que cambiara el lugar.Cuando ya estoy por entrar en un ataque, escucho la voz de Dios, donde avisan que estamos por aterrizar y que nos preparemos para ello.—Por fin, ya me estorbaba la silla y todo lo que está en este cubículo.Ainoa es una mujer que cuando quiere es insoportable, ¿Qué le pasó a la mujer que no hablaba y que era tímida?Llegando al aeropuerto, abordamos una avioneta que nos llevaría directo a la isla, por lo menos la imagen hacía que esos cincuenta minutos de viaje, valieran la pena. Por algo se le conoce como la perla del pacifico.El repetitivo movimiento de Ainoa me hace mirar como su rodilla tiembla, parece que está nerviosa; es lo mismo que hacía el día de la boda.—Viajó treinta y una horas, ¿y siente miedo por solo cincuenta minutos? No le pasará nada, relájese.Pongo m
Narra AinoaLa ultima vez que sentí las mariposas volar en mi estómago y en mi pecho por un beso, fue hace muchos años; no es adecuado comparar, pero creí que eso que un día sentí a causa del amor que le tenia a Romeo, nunca nadie lo podría despertar.Cierro mis ojos a medida que los labios de Robert se mueven, agarra mi cintura con fuerza y me pega a su cuerpo, otra vez estoy entre el señor Harrison y la pared. La lengua del hombre entra a mi boca y siento como se pasea por mi boca, nuestras cabezas bailan una especie de vals que tiene un ritmo suave. Llevo mis manos alrededor de su cuello y mis dedos se enredan en su cabello. Seguimos besándonos hasta que el aire se nos agota y para no morir por ahogamiento, nos despegamos.Abrir los ojos luego de algo así, es muy extraño, ver a la otra persona y no saber qué hace o la razón de sus actos.—¿Qué hace? —pregunto sintiéndome pequeñita ante él.—Es que… es que no dejabas de hablar y pensé que… yo…Robert mira mis labios cada vez que res
Narra RobertComo hombre es normal ser un poco territoriales, más cuando la imagen de alguien conocido como yo está en juego. Me molesta que alguien puede acercarse a una persona que está conmigo, Ainoa no está conmigo; bueno, si lo está. Es mi esposa a final de cuentas.El beso, el segundo beso que le doy por impulso, son ganas inexplicables por hacer algo que quieres, pero que sabes que no puedes. Es segunda vez que la veo de esa manera tan… Es confuso, no creí que me gustaran sus labios y el olor que tiene. Fue tan excitante tomarla con fuerza por la cintura y besarla con suavidad que no quise soltarla; luego llega este tipito, creyendo que puede acercarse a la rubia más llamativa, tuve que marcar mi espacio, mostrar con quien estaba.Mas tarde escucharla en la habitación, fue el toque que faltaba, no soy el hombre duro que todos imaginan, tengo mi lado sensible que es la familia. Tuve algo en el corazón por su historia.La noche en confianza con alguien que conoce mi vida, a quien
Narra RobertEl viaje de regreso se hizo aun más largo, pero esta vez era diferente porque la compañía de Ainoa era reconfortante. Aquel cubículo que para ella era terrible de compartir conmigo, se convirtió en un espacio agradable. Fueron las treinta y una horas más divertidas, me reí mucho con ella, charlamos de que le gustaba mucho leer novelas cuando era más pequeña; por eso le di el libro de mi padre, era justo que terminara de leerlo y luego me contara que tal era. No es que no me guste leer, solo que no me queda tiempo, el espacio que me queda es el que uso para dormir.Llegando a casa, mamá nos llamó y le contamos un poco de lo que hicimos, no fue duradera la llamada porque llegamos a las ocho de la noche, con el cuerpo cansado y con hambre, la comida del avión se nos quedó en los talones.—Me voy a bañar, me siento muy agotada —dice Ainoa estirando su cuerpo.—Te ves de mal color, eres como un vaso de leche.—Estoy cansada, es eso.Ainoa entra al baño y yo voy a la cocina par
Narra VerónicaTantos días sola me hicieron pensar mucho, eso de ver a Robert y hacer el amor con él fue maravilloso, pero tener luego que irse con aquella mujer por tantos días, me hace pensar en muchas cosas. Sé que no es real su compromiso, que no hay amor entre ellos, pero puede surgir. Una mujer que tiene rasgos físicos agradables —no puedo negar que es muy atractiva. Robert es un hombre hermoso, sexy y muy llamativo.—Cariño, ¿Qué quieres para comer? —pregunta Nikolay.—No quiero nada, no tengo hambre.Nikolay se sienta a mi lado e intenta abrazarme, me hago a un lado para tener mi espacio y el seguía pegándose a mí.—¡Basta! ¿no ves que quiero mi espacio? Estas invadiéndome déjame sola un momento.Mi esposo me mira asombrado, se pone de pie y se va a la habitación.—Cariño, espera.Me siento mal por eso, pero no estoy de ánimos para soportar a nadie, he de pensar que esa mujer Ainoa está con Robert en la forma que me niego a creer.Subo a la habitación y Nikolay está acostado e