Narra AinoaMis pies dolían demasiado, ya quería que todos se fueran. La tarde cayó y la noche ya estaba cono nosotros. Los familiares más cercanos eran los que faltaban por marcharse, los amigos y socios de Robert se marcharon al final de su discurso.A las 10:00pm. La última que faltaba por irse, era la madre de Robert. Ella muy amable se encarga de que todo quedara ordenado, estuvo al pie de los del grupo de logística; fue lo mejor porque yo no tenía alientos para nada.—Fue un momento especial, estar con la familia me hizo tener fuerzas, bienvenida a mi familia; mi nueva hija Ainoa —dice la mujer dándonos un abrazo.—Gracias madre, por todo. Por favor, te encargas de escoger las fotos —menciona Robert.—Claro, le ayudaré a tu esposa en eso.La mujer se va y por fin estamos solos, me quito los tacones y me tiro en el sillón levantando mis piernas.—Doy dos pasos más y me desborono.Cierro los ojos y ya siento como el vestido me fastidia, hasta siento que me pica el c***—Voy a dorm
Narra RobertDormí todo el día, necesitaba mantenerme energético porque volvería a la aerolínea. Esto de estar al tanto de las dos al tiempo es agobiante, escogeré a alguien capacitado para ayudarme con la nueva.La mañana siguiente, voy a la oficina principal que pertenecía a mi padre, ya he escuchado que muchos supieron lo de mi boda, pero no se ha confirmado nada. No hay noticias, no hay fotos en redes, ni nada que me compromete a mí o la identidad de Ainoa. Si hubo un fotógrafo para encargarse de evidencias de las nupcias, pero nada con el propósito de divulgarlo en algún medio.Entro a la oficina y la recorro, hago lo que hacía mi padre por las mañanas, paso por su biblioteca personal y me sorprende todos los libros que ha leído. En cada hay muchos más.Sigo caminando y me detengo frente al cuadro colorido, ha tenido muchos cuadros y de forma anual los cambia, no sé por qué aun tiene este. Me cruzo de brazos y lo observo, me enfoco en el rostro de la mujer y…—Ese rostro es el de
Narra RobertLograr una meta de mi padre, se siente mejor que una propia. Para agilizar y poder iniciar con el funcionamiento del lugar, le dije a Nikolay para que fuera mi socio; el hombre con solo ver mi propuesta aceptó. Él sabe que mis negocios son fructíferos, que tendrá sus ganancias aseguras, es un dinero bien invertido.Estuve por fuera de casa muchos días, fue un mes lleno de tanto trabajo que solo veía a Ainoa por las mañanas y en las noches. Casi siempre la veía hacer sus funciones de empleada y nunca hablábamos.Mi madre algunos días iba a casa para hacerle compañía a mi esposa, ella empezaba a disgustarse por mi distanciamiento con ella, pero al tiempo comprendía mi trabajo.En este tiempo logramos sacar todo adelante, había asuntos legales que resolver y papeleos de rutina que cumplir. Peter estuvo allí como siempre, solo nos queda ultimar detalles de infraestructura y esperar la inauguración. Ya tenemos una fecha para esto y será el día del cumpleaños de mi padre, o sea
Narra AinoaHace días que me sentido llena de mucho enojo, el hombre por andar estresado me ha querido menos preciar a cada rato. Estoy cansada de que me quiera tratar así por lo que no pude aguantar ni una más.Decidida a irme y hacer de mi vida lo que quiera, voy a la habitación para empacar mis cosas, no me interesa que estoy lo haya comprado él, pero me lo merezco por tener que soportar tanto.—¡Ainoa!No contesto y sigo empacando mis cosas.—¡Ainoa!El hombre se detiene frente a mi puerta y no pienso abrir, dejo que hable y grite lo que quiera. Dejo mi bolso listo y me dispongo a cambiar mi ropa. No tengo donde ir, pero ya veré como resuelvo.—¿No piensa abrir? No me moveré de aquí hasta que me escuche.Ignoro al hombre que no ha parado de gritar y me quito mi blusa y pantalón, estoy toda sucia por esforzarme haciendo la cena de ese hijo de p***.Busco que ponerme y escucho al hombre una vez más.—¿No piensa abrir?—¡No! No quiero verlo, me iré de esta maldita casa —contesto saca
Narra Robert—Felicidades, Robert. Tu padre siempre dijo que serías un hombre exitoso. Esto demuestra tus capacidades.—Muchas gracias, de verdad que me da mucho ánimo escuchar sus palabras.—¡Socio! Una más conseguida, espero que podamos seguir trabajando en un futuro —dice Nikolay con una sonrisa.Le doy la mano porque reconozco lo bueno que es, no me agrada pero no puedo ignorar sus capacidades. Hasta es bueno para coquetear, ya lo noté.—Señor Robert, podría regalarnos una foto al lado de su esposa —menciona una de las reporteras en compañía de su fotografo,—Claro que sí.Ainoa está a unos metros de mí, camino hasta ella y la tomo de la mano, ella me mira con molestia pero en una sonrisa congelada, le pido que cambie su expresión.—Sonrie, mi cielo —le digo cerca de su oreja.Ella sonrie y rodeo su cintura con mis manos, para la siguiente foto le doy un beso en su mejilla y en la otra nos miramos a los ojos.—Hacen una hermosa pareja.—Muchas gracias.Hasta ahora todo con la aper
Narra AinoaMe preocupé un poco durante la noche, no es que me moría por eso, solo que no es habitual que el señor Robert diga ya regreso y no lo haga, me quedé en la sala por un rato. Estuve en la cocina el otro, luego me rendí y dejé de imaginarme cosas, me acosté, pero tuve mis oídos alerta por si escuchaba algo.No sé cuánto tiempo pasó, me dormí por un largo rato hasta que escuchar la puerta me despertó. Escuche pasos en la sala, me alarmé un poco porque creí que ya Robert no regresaría esta noche; pero al asomarme, lo vi subir sus escaleras con normalidad. ¿Dónde estaría? Ni se preocupó por comer. Regreso a mi cama, no tengo por qué preguntar lo que no me interesa.A las cinco de la mañana, suena la alarma y una vez más me despierto. Ya tenía las maletas listas para el viaje, Robert parece que ya está despierto porque escucho movimientos en la cocina. Me baño y me cambio por algo cómodo, porque el culo se me dormirá por muchas horas.—Buen día, señor.—Ainoa, ya iba a tocar su p
Narra RobertEl viaje se hizo tan extenso que lo sentí como de una semana, en la hora veintiocho, sentía que ya no quería ir a ningún lado, debí insistirle a mamá para no venir o por lo menos que cambiara el lugar.Cuando ya estoy por entrar en un ataque, escucho la voz de Dios, donde avisan que estamos por aterrizar y que nos preparemos para ello.—Por fin, ya me estorbaba la silla y todo lo que está en este cubículo.Ainoa es una mujer que cuando quiere es insoportable, ¿Qué le pasó a la mujer que no hablaba y que era tímida?Llegando al aeropuerto, abordamos una avioneta que nos llevaría directo a la isla, por lo menos la imagen hacía que esos cincuenta minutos de viaje, valieran la pena. Por algo se le conoce como la perla del pacifico.El repetitivo movimiento de Ainoa me hace mirar como su rodilla tiembla, parece que está nerviosa; es lo mismo que hacía el día de la boda.—Viajó treinta y una horas, ¿y siente miedo por solo cincuenta minutos? No le pasará nada, relájese.Pongo m
Narra AinoaLa ultima vez que sentí las mariposas volar en mi estómago y en mi pecho por un beso, fue hace muchos años; no es adecuado comparar, pero creí que eso que un día sentí a causa del amor que le tenia a Romeo, nunca nadie lo podría despertar.Cierro mis ojos a medida que los labios de Robert se mueven, agarra mi cintura con fuerza y me pega a su cuerpo, otra vez estoy entre el señor Harrison y la pared. La lengua del hombre entra a mi boca y siento como se pasea por mi boca, nuestras cabezas bailan una especie de vals que tiene un ritmo suave. Llevo mis manos alrededor de su cuello y mis dedos se enredan en su cabello. Seguimos besándonos hasta que el aire se nos agota y para no morir por ahogamiento, nos despegamos.Abrir los ojos luego de algo así, es muy extraño, ver a la otra persona y no saber qué hace o la razón de sus actos.—¿Qué hace? —pregunto sintiéndome pequeñita ante él.—Es que… es que no dejabas de hablar y pensé que… yo…Robert mira mis labios cada vez que res